viernes, 22 de noviembre de 2013

Queridos 35...


Queridos 35
Ahora que habéis llegado quisiera daros una cálida bienvenida. No voy a engañaros, no me hacía mucha gracia este momento, os imaginaba… no sé, diferentes, ni mejor ni peor, tan solo es que os  veía un glamour especial que no tenéis  en vosotros mismos; sinceramente, sin ánimo de ofender, pensé que tardaríais mucho más en llegar. Me pasó el tiempo rápido, pero estáis aquí  y dado que la alternativa es mala malísima, prefiero que os quedéis.
Tal vez es que idealicé demasiado  cómo debería haber sido mi vida llegados a este punto y no todo se ha cumplido como organizó mi mente. Algunas cosas siguen en mi tintero, consciente de que no se cumplirán, pasó su tren, prescribieron…se me quedó por el camino un Erasmus, un cruzar el desierto en una trail, viví sola y después en pareja, pero me salté el vivir con amigos, estudié lo que me apetecía pero no del todo lo que siempre había soñado, no empecé de cero en ningún país nórdico y tampoco me casé con un extranjero como fantaseaba durante mis veranos en “La Siesta”. No llegué a mis 35 con un cuerpo de revista, ni sabiendo hacer un axel sobre el hielo, no me sobra el dinero para comprarme todo lo que quiero tener, no conseguí amar el deporte por sí mismo y sigo pensando que a pesar de mis ansías por ser bombera, Dios sólo me ha dado las ideas y se ha olvidado del cuerpo y del valor, pero también sé que no se me han ido esos dichosos pájaros de la cabeza, ni las ganas, ni el desparpajo, ni el no poder sujetarme el ritmo cuando escucho una canción, ni la intención de hacer mil proyectos que tal vez caducaron en su día pero que re-adaptados a mi situación actual pueden dar mucho de sí.
Pero, curiosamente, además de todos los “no he hecho” hay una larga lista de SI he hecho, una lista magnifica, en construcción constante.
Hasta que habéis llegado he aprendido que no todo es blanco o negro, que hay una gama extensísima de gris (que yo aún ando buscando) y que de hecho, el gris en si mismo ya es un color precioso.
Me he fascinado descubriendo en mi misma ideas que eran totalmente opuestas hace 10 años, y me fascina todavía más descubrir ideas, que eran totalmente opuestas hace 1 mes…
He apostado y he perdido unas pocas veces pero sin duda, he ganado muchas más.
He conocido los 1000 sentimientos que puede sentir un alma pero no me canso de explorar los otros 1000 (como poco) que le quedan por sentir a la mía.
A mis 35…
Veo todo lo que me falta por aprender y aprendo que el tiempo vuela y que debo volar con él.
Sé qué es lo importante en la vida pero no por ello dejo de disfrutar de lo superficial.
He hecho siempre lo que debía hasta que decidí hacer lo que quería
He dado demasiadas explicaciones, me he escondido detrás de excusas falsas, me he autolimitado con mis miedos y prejuicios; ¿Y de que ha servido? Sólo para gastar palabras y energías, para rizar el rizo…siendo que a mí, siempre me ha gustado el pelo muy liso.
Me permito placeres, me dejo llevar y cuando me salto el guión no me importa demasiado porque decidí que el guión lo escribiría yo misma.
He aprendido que la flexibilidad es un arma de poder mental ilimitado y a pesar de ello, cuando descoloco de vez en cuando los botes del armario de la cocina, me sigue fastidiando no tardar ni medio segundo en volver atrás y reordenarlos de nuevo.
A  mis 35…
He descubierto que la adrenalina me nutre en todo momento, que odio los encefalogramas planos y que el día que no se agolpen millones de ideas y proyectos en mis listas de cosas por hacer, habré dejado de ser yo.
He conocido el deseo, el odio, la rabia, la dulzura, la amistad y el amor más puro e incondicional que se pueda imaginar nunca y reconozco, que en un arrebato de egoísmo, he decidido rodearme sólo de aquellas personas que me aporten bienestar.
He descubierto que es más importante ser bella por dentro, pero que intentar serlo también por fuera da seguridad, poder y actitud para construir un buen interior.
He estrenado muchas Cristinas nuevas…la madre, la amiga, la esposa, la hija, la enfermera, la nieta, la cuñada, la con h, la buena, la mala.
He entendido que hay cosas que son intocables y no habría planeta en el universo para que el osado que se atreviera a hacer algo a mis ángeles pudiera esconderse de mí. Lo sé, acabo de dar mucho miedo, y lo admito. En el punto anterior os permito añadir, la macarra.
A mis 35…
Sigue apasionándome el momento en que a pesar de estar enfadada y de intentar resistirme, una carcajada irrumpe con fuerza arrolladora y acabo sin remedio riéndome sin parar.
Me sigo emocionando  cuando me dicen que bailo como una colombiana, con un donut, con un piropo espontaneo de algún que otro canalla salao, con una mirada, con una película, con un bien hilado Haiku, con el tacto suave de una manta.
Me sorprende cómo para mi hace apenas 15 años una mujer de 35 era una vieja y me sonrío al pensar que esta vieja que hoy los cumple es tal vez en su interior sólo una muchacha de 15.
Me perdono algunos de mis errores y me reprocho algunos otros, culpándome menos por lo que hice y muchísimo más por lo que dejé de hacer.
Y si, a mis 35…
Tal vez no haya vivido lo que tenía programado, y tal vez, sólo tal vez, lo que haya vivido haya sido mucho mejor pero el hecho es que VIVIR, he vivido. Y lo digo así, en mayúsculas, a bocajarro y mi valoración de estos años no puede ser mejor porqué aunque suene a tópico, lo bueno me ha hecho feliz y lo malo, no me ha hecho más fuerte pero al menos, pues ya pasó.
Y como decía al principio, queridos 35, ahora que ya os tengo, estoy segura que vosotros no me aportareis ni confianza, ni encanto, ni felicidad. Todo eso, amigos, ¡os lo aportaré yo!