viernes, 25 de abril de 2014

Quema...

No podía parar de reírme viendo a Neus salir del baño y ponerse a gritar y a saltar como una loca, en bragas, al ver el trapo incendiado encima de su cafetera. Marci !!! Aiutami !! Quema !!!!!! Y Marcello se levanta de la cama, todavía con los ojos pegados y sin mediar palabra, sale al comedor, coge el trapo con sus deditos y lo mete debajo del grifo. Da media vuelta y se vuelve a la cama. Y mi amiga Neus se queda con cara de tonta, repito, en bragas (para enfatizar la situación) y con sus preciosos rizos desechos por el sobresalto… ¿Y cómo se iba a quedar sino? Pues igual que yo y que la mayoría de gente que conozco. Y es que la templanza de Keanu Reeves en Speed o el control de mi compañera Mati en una urgencia vital no los tiene cualquiera. Estas personas están hechas de otra pasta; a lo que yo me pregunto: ¿de qué pasta estoy hecha yo? (Una vez me dijeron que de chocolate, pero no nos vayamos por ramas dulces) Cuando voy en el metro me gusta imaginar cómo reaccionaría cada persona si pasara algo rollo pánico en el túnel. El cachas de enfrente se moriría de miedo, la adolescente del fondo diría que la vida es una mierda y que no le importa morir, la madre con el niño lloraría desesperada por su hijo, el madurito atractivo se sentaría intentando asimilar la situación y la pareja de ancianitos se cogerían de la mano a esperar el desenlace. Pero, ¿y el héroe?  ¿Quién va a manejar la situación? ¿Quién nos sacará a la superficie? He asignado comportamiento a todos los de mi alrededor, entonces, ¿me toca a mi ese papel? (y lo digo en mayúsculas y con la cara envuelta en pánico) Me gusta pensar que yo soy de las que haría de McGiver y solucionaría el tema pero me temo que sería de las lloronas de "vamos a morir" "vamos a morir", de esas típicas que yo misma abofetearía al son de  "calla tu bocaza pedazo de histérica". ¿Pero, cómo lo voy a saber si por suerte nunca me he encontrado en una situación similar? ¿Cómo pone uno a prueba sus nervios? ¿Existen tests de personalidad a tal efecto? Tipo: Test de confirmación de que eres una plasta que nadie querría a su lado en una emergencia o rollo contigo al fin del mundo (Es que probé con el de la Super Pop pero no me acabó de convencer). ¿El arte de mantener la calma es el mismo en una catástrofe que en una pelea? En una pelea o diría más bien en una discusión, suelo perder la compostura, me enfado tanto que me tiembla todo y no consigo articularme. Por poner un ejemplo en una trifulca que tuve hace unos años (unos 12 por ser exactos) una madrugada post fiesta, después de esperar largo rato un taxi ,un par de tíos me quisieron robar mi turno y, me indigné tanto que me hervía la sangre. Ante sus agravios solo me salió gritarles, así con los labios fruncidos, a moflete lleno, y mirada fulminante…_"Y tú, tú?, Túuuu lo que eres es una PUTA"!  Le dije puta a un hombre. (Qué ridiculez, llamarle prostituta (con la dignidad que me merecen) a esos, que no llegaban ni a bacterias) Debo reconocer mal que me pese que SI soy la histérica de la película. Esa que cuando al final muere todos piensan, menos mal, ¡qué pesada! A  alguien le tenía que  tocar ese papel ¿no? Eso sí, dentro de mi actuación, los cataclismos mejor vivirlos en solitario; si me pasara una desgracia de ese calibre preferiría estar sola porque me da la sensación que la carga de mantenerme con vida en solitario sería mucho más fácil de llevar que intentar mantener a salvo a amigos o familiares. No lo digo por mi propio beneficio, sino al revés, me preocuparía tanto por los míos que seguramente perdería la poca eficacia que tengo. Doble sufrimiento, doble pánico, doble tristeza,…un fastidio Soy de las que se plantean dudas ante reacciones de kamikaze a sabiendas tipo Gene Hackman cuando por dar una vuelta de tuerca a la escotilla en Aventura del Poseidon  cae a una muerte segura o cuando Di Caprio en Titanic, se baja de la tabla para que no se hunda…tanto altruismo me rebosa, no sé, no lo veo claro. Leo, cariño, ¿no crees que hubierais cabido los dos en la tablita de marras? Así que Marci, mi superman, mi  Obi-Wan, no te vayas muy lejos o mejor aún, dame un poquito de tu sangre,…fría por favor.

miércoles, 2 de abril de 2014

Yo creo...

-¿Tú crees en Dios? - le pregunté espontáneamente. - Soy agnóstico, ¿y tú? Y entonces fue como….Upps! ¿Cómo explico yo ahora en pocas palabras, en que creo yo?   Porqué creer, lo que es creer, yo creo. De hecho tengo una teoría tan mía que nunca sé cómo expresarla a la gente cuando el tema sale un poco en serio. Me defino como espirita, aunque no lo soy ni en esencia ni en la práctica. ¿Y qué es el espiritismo para mí? Si me pongo teórica, sigo los libros de Allan Kardec y tuve la suerte de frecuentar durante un breve tiempo, un grupo en el que se hablaba y se debatía sobre el tema, con gente muy sabia sobre lo que adoctrina dicho autor, pero os lo voy a contar a mi estilo. Tal vez mañana me repudien los puristas o entendidos del tema pero, ¿¡qué le voy a hacer!? Yo lo siento así, por lo tanto, que así sea.   Mi espiritismo radica en:   1º. Creer que hay un Dios. ¿Qué Dios? para mí el cristiano, aunque en confianza os diré que igual que nosotros nos vestimos diferente para cada ocasión, mi Dios, se viste y llama diferente para cada cultura, pero que en esencia es el mismo. Lo mismo pienso del concepto propio de creer en algo, al final en todas las culturas y religiones del mundo, el creer, sirve para lo mismo. A mí me funciona para no entrar en pánico al pensar en los que se fueron y en los que nos iremos. Me da igual si es falso o no, a mi me sirve.   2º Este Dios, mi Dios, existe pero no lo identifico con ningún símbolo (en mi interior hay un claro discernimiento entre alabar una escultura de bella policromía y todo su entorno como tradición familiar centenaria y mi creencia religiosa). Por si hubiera atisbo de duda, no relaciono mi creencia tampoco con la iglesia católica ni con ninguna otra sin por ello menospreciarlas. Según lo dicho entonces, mi Dios, no es un hombre (podría ser también una mujer), pero tampoco, es más como un ente energético indefinido, como una luz que lo invade todo. ¿Y a que se dedica mi buen Dios? Pues en verdad, no lo sé. A estar simplemente. No lo veo como creador del universo, soy más de la Big Bang Theory…;), pero vaya, indistintamente, me da un poco igual. Dado que suficientes problemas me ocasiona a menudo el saber a dónde voy, como para meterme en berenjenales de saber de dónde vengo. Mi interés retrospectivo podría decirse que termina en la generación de mis tatarabuelos. Quizás algún día me lance a hilar mi árbol genealógico, sería interesante descubrir si provengo de una Cleopatra, una Florence Nightingale, una Marilyn Monroe o tal vez una Karen Blixen (eso, ciertamente explicaría  muchas cosas!)   3º No aspiro a que ese ente omnipotente vaya a entretenerse en mis cosas, creo que con inspirar a un alto porcentaje de humanidad ya debe tener trabajo suficiente. De mi, de mis cosillas se ocupan los míos, los muy míos que ya partieron, en mi caso, mis abuelos. Estoy segura que la cosa del cuidar y del amor no debe acabar en vida, ¿no? O ¿acaso te mueres y dejas de querer a los que se quedan? Para mí es un no rotundo. No soy muy de elevar plegarias pero cuando en momentos de fatalidad necesito una ayudita extra, que me echen un cable o mucho más a menudo, cuando necesito una dosis de cariño adicional, se lo pido a ellos. No imagino a nadie mejor para escucharme y cuidarme desde lo alto.   4º La gran pregunta sería: ¿Qué pasa cuando nos morimos? Pues para mí lo típico, el cuerpo como tal de destruye y nuestra esencia, nuestra alma perdura. Pon agua en un vaso; ¿qué es? Pues eso, agua en un vaso. Rompe el vaso. El vaso se ha destruido pero el agua sigue siendo agua. Fácil. Yo creo en la reencarnación, es decir, nacemos, vivimos, se supone que aprendemos y cuando terminamos las lecciones que de hecho nos habíamos planificado nosotros mismos estando desencarnados (es decir, por ahí arriba por decirlo de modo banal, entre existencia terrenal y existencia terrenal) pues nos morimos. Si suspendemos alguna lección, en nuestra siguiente existencia la llevaremos pendiente. Hay muchos modos de aprender las lecciones, superando limitaciones, ayudando al prójimo, actuando según nuestras propias convicciones, afrontando las desgracias que se nos vayan presentando, cayéndonos y levantándonos de nuevo. Infinitos modos. A cada cual los suyos específicos, únicos e intransferibles. Cuando lleguemos a hacer el examen perfecto nos quedaremos desencarnados en una zona de confort dedicándonos a fines más elevados que no se todavía de qué van debido a que creo que todavía me falta mucho para el cum laude. Por favor, no malinterpretéis el tono coloquial y despreocupado de este escrito. Este tema me lo tomo muy en serio. No podría ser de otro modo, siendo que es mi futuro y el de los míos. De hecho, el de todos. El cómo asumo yo este viaje por la vida y la muerte es algo  más complicado que todo esto. No creo en absolutismos (cosa que simplificaría el tema). El cómo afectarán las consecuencias de mis actos, el discernir entre el bien y el mal es algo que desde que tengo hijos me preocupa más que antes, por ellos y por mí. A raíz de esto, últimamente me he hecho consciente que ese hecho hace que salga en mí una actitud que no acaba de gustarme pero que no estoy preparada actualmente para modificar. Se supone que tener hijos te hace ser mejor persona (por todo ese rollo de dar ejemplo y blablablá). Pues a mí en un aspecto concreto me ha hecho ser peor y me di cuenta hace poco cuando un amigo mío me explicaba la enfermedad renal de su esposa. Soy de las que ayudan. Si alguien necesita algo, intento conseguirlo. Si alguien conocido (y no necesariamente de mi núcleo más íntimo) necesita un riñón, mi tendencia natural hubiera sido iniciar trámites para dárselo. Digo hubiera sido. Ahora ya no. Ahora me lo reservo, no para mi, sino por si alguno de mis hijos pudiera necesitarlo en un futuro. Sé que no es una actitud sana, ni bondadosa en el sentido estricto de la palabra. A mi misma me suena a egoísta y a altamente paranoica, pero es así. Esto a mi parecer, me hace menos buena, menos altruista y me quita del tirón, fijo uno o dos puntos de la nota final de mi examen de esta existencia. Lo acepto, copiar, hacerse chuletas o no estudiar lo suficiente tiene sus consecuencias. Yo asumo las mías, por tanto, como dije anteriormente todo vuelve. Si en esta vida has sido despistado, tal vez en la siguiente logres encontrarte a ti mismo. Siempre me ha parecido bueno ver las cosas desde las dos caras de la moneda, ya sabéis la típica ley de causa-efecto, por eso cuidado, si promulgas la tiranía, te veo esclavizado en la siguiente. Por suerte o por desgracia creo que la vida pone siempre a cada uno en su lugar y no creo que haya modo de  cambiar las reglas del tablero. 6º Como en cualquier teoría, lógicamente me han aparecido hilos sueltos, dudas, como por ejemplo como bien se cuestionaba Ethan Hawke en Antes del amanecer cuando decía que si hace 10 mil años había unos pocos miles de personas en el mundo, por tanto los mismos miles de almas y actualmente hay 7000 millones de personas, basándonos en la teoría de la reencarnación en la que no nos destruimos como tal sino que vamos reciclándonos, ¿de dónde han surgido estas almas extras? ¿Estaban reservadas en la nada? ¿Se van creando almas en función de la demanda? ¿El juego se centra sólo en nuestro planeta o también en otros? Eso explicaría mi creencia de por qué es tan difícil, raro y fuera de lo común encontrar gente como Dios manda (nunca mejor dicho) en la Tierra. Claro, a los buenos les ha tocado vivir en Naboo.   ¿Entran en la partida también insectos y animales o estamos en diferente rango? En base a esto ¿sería posible que la bruja del 5º C próximamente fuera una garrapata? Y por mi propia regla de tres, ¿sería posible entonces, que yo misma, que coexisto con cualidades altas y bajas sin conseguir decantar la balanza del todo a lo bondadoso el 100% de mi tiempo, estuviera en grave peligro de volver convertida en bichito? ¿Vamos siempre hacia mejor o podemos retroceder?   Por tanto, en función de mi propia mini-guía espiritual y en resumen, concluyo: Creo firmemente que aquel lugar de allá arriba ha de ser bueno y lo creo porqué allí esta mi gente y ellos, como los vuestros, son muy buena gente, por lo que no pueden estar en un mal sitio, y lo sé porqué esas cosquillitas tan gustosas a mi alrededor en mis horas bajas no pueden ser otra cosa que mi abuela haciéndome una trenza, a su modo, en el pelo, y es que interactuar, ellos interactúan; sólo debemos ser capaces de encontrar por que vía lo hacen con cada uno de nosotros, la mía es a través de los sueños, de cosquillitas, de olores y corrientes frías repentinas, de intuiciones. Hay mil. Encontrad la vuestra. Así que todo aquello tiene que ser sin duda mejor que esto, más tranquilo, más relajado, más de domingo al sol con el trabajo hecho, y perdonadme la expresión , será entonces la Ostia porqué a mí esto de aquí ya me parece fantástico, con lo que imaginaos aquello! Voy a portarme como me sale de dentro, no voy a descarriarme en exceso pero tampoco voy a forzar una falsa bondad, y si en consecuencia de esto me toca ser oruga en mi próxima vida, no desfalleceré, porqué al final indudablemente y cómo decía el gran Máximo Décimo Meridio : " Alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra". Venganza, a él. Yo, con llegar a mariposa me doy por aprobada.