Mi ascensor es de aquellos en los que el malo malísimo de la película me atraparía sin duda. Tarda tanto desde que le doy al botón hasta que se cierran las puertas que me da tiempo a imaginar todas las escenas ascensorísticas de Hollywood, Bollywood, Sundance y Cinemad. Es lento, que le voy a hacer. Para mi ser lento no es una cualidad, lo confieso. Me gustan las cosas rápidas, trabajar rápido y ser rápido mentalmente son cosas que aprecio, por lo que la moda del Movimiento Slow me cuesta un poco. Incluso estando de vacaciones, el otro día mi Jontxiki de apenas 4 años me sorprendió preguntándome el porqué de ponerle la crema solar, en la playa, tan rápido. Fue como… llegar a la playa, descargar, toallas, sombrilla, nevera, quitarnos la ropa, y venga…ritmo, ritmo, Jon ven que te pongo protector solar, y se lo echo a chorro, y masajeo rápido, enérgicamente, espalda, piernas, nuca…y media vuelta, con garbo. Tórax, cara, brazos….y venga amorcito, corriendo a jugar… Buffffffff, me acabo de cansar yo misma sólo al contarlo. Frena Cris, frena !!!!!! Pero Cris no sabe frenar. Suelo notarlo mucho durante las comidas, el fin de semana sobre todo, acostumbrada a comer de lunes a viernes a mil por hora en el trabajo, cuando llega el domingo mantengo el ritmo y tengo que hacer un esfuerzo mental enorme para parar y darme cuenta que tengo tiempo, nadie me encorre, no tengo porqué devorar a la velocidad del rayo. Y sabéis lo mejor del caso, que lo consigo por fuera, consigo pararme y fingir que he disminuido el ritmo, a pesar que por dentro mi velocidad vital siga siendo de multa. Mi mente va a 1000 por hora y os prometo que desearía saber el truco para frenarla…meditación, betabloqs, marihuana, un baño caliente… nada suele hacerme el efecto deseado. Y qué le vamos a hacer, lo slow no se arraiga en mí, pero os dejo ahora, me voy rauda como la luz, que tengo una olla en la cocina, a fuego,…..lento, cómo no.
jueves, 14 de agosto de 2014
Fast and furious...
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