En mi anterior columna os hablaba de lo genial que me parece la valentía o el coraje como cualidad en una persona, pues acabo de descubrir un superpoder todavía mejor: la constancia.
Si lo paras a pensar el coraje que tanto me maravilla es más rollo pim pam fuego, un arrebato de valentía que se hace en un momento dado, pero lo de la constancia es más gota a gota, por eso en mi opinión cuesta más. Por eso tenemos el caso de la hormiga y la cigarra o el caso de la gota malaya, por qué esa constancia es lo que realmente erosiona la piedra, en el caso malayo, la cabeza.
Pero esperad, ¿es constancia o perseverancia?
Lo que he encontrado ha sido que la constancia implicaría llevar a cabo todo lo que necesitamos para lograr nuestras metas, por ejemplo: ser constantes en correr 30 minutos al día para lograr correr una maratón o escribir una columna de este blog cada mes para que tenga una periodicidad adecuada (y no cuando a mi me de la gana)
La perseverancia incluye hacer todo lo que sea posible para no desfallecer en la misión de cumplir nuestros objetivos aunque incluya adaptaciones en el proceder del plan inicial. Como por ejemplo sentarse a escribir aunque no se me ocurra nada o salir a correr aunque esté lloviendo.
Pero, si salgo a correr pete quien pete o me pongo a escribir tanto si me apetece como si no, ¿no sería precisamente no modificar mi plan inicial? No lo acabo de entender así que me quedo con mi propia adaptación : constancia va a ser llevar a cabo lo que necesito para lograr mi meta y perseverancia será hacer todo lo que me sea posible en no desfallecer en ser constante.
Así que ni corta ni perezosa a mi 2023 le he pedido PERSETANCIA.
Yo necesito persetancia para todo, para educar a mis hijos lo primero, porque dar una indicación es muy fácil, pero dar la misma indicación 40284 veces es más complicado, persetancia para crear momentos de hygge en mi casa, porque que tu hogar esté bonito y con una vela perfumada y con una luz agradable no se hace solo, también necesito ser persetante para asentar unos hábitos de vida saludables, unas rutinas de orden y limpieza adecuadas y sobretodo para darme cuenta lo bonita que es mi vida cuando me paro a mirarla de lejos.
Y puede sonar raro porqué lo primero que me ha surgido escribir ha sido mirarla de cerca pero es que yo creo que se ve mejor cuando pones cierta distancia , como dice siempre Agustí, el director del máster en emergencias que hice: “ que el árbol no te impida ver el bosque”. Yo veo a diario en mi vida algún árbol caído, otro grande y frondoso, otro moribundo, otro con raíces traicioneras y otro con ramas formando bonitas formas. Si hoy veo un árbol viejo y desnutrido no significa que el bosque entero sea así y lo mismo si veo un árbol precioso y brillante, no significa que todo el bosque sea de cuento de hadas (por eso me quité de instagram y facebook, porque soy de las que se cree que los bosques ajenos son de purpurina y unicornios). Yo me he dado cuenta de esto viendo mis álbumes de fotos. Desde que nació Jon, en 2010 hago un álbum de fotos familiares en papel por año. Cuando veo los 12 meses de recuerdos juntos, me maravillo de qué pedazo de bosque tengo en mi vida, es como todos los bosques de todas las películas bonitas juntos.
Y ahí es cuando decido, Cristina, se persetante en fortalecer esto que tienes, que no es fácil.
Así que allá voy a ponerme al tema: una de las cosas que desbaratan un poco mi vida son mis idas y venidas mentales, mis ideas, mis sueños…que yo pensaba que no hacían daño a nadie, hasta que mi marido me comentó que se sentía bastante saturado de que hoy quisiera comprarme un chalet en Cuarte de Huerva, mañana quisiera estudiar criminología para entrar en el FBI, pasado abrir un refugio para sin techo, el mes que viene querer ser la más fit del mundo y al de 2 meses pensar que ser fat tampoco está tan mal.
Cuando me lo comentó un día en medio de una discusión pensé que no tenía ni idea de la diversión asegurada diaria con la que convive, pero cuando luego nuestro amigo David me insinuó que empatizaba con él y mi madre ha asentido con la cabeza cuando se lo he contado hoy he pensado, calla, calla, vaya a ser que la que va en contra dirección sea yo.
Por suerte, he pensado, mi padre nunca me aconsejará que deje de soñar y no me he equivocado, así, tal cual : Nunca dejes de soñar hija mía (sabía que no me defraudaría).
Os pondré un ejemplo : el espejo de mi baño justo el 20 de febrero de 2021 me regaló una premonición triste pero preciosa a la vez; por aquel entonces teníamos una amiga que por circunstancias de la vida estaba muy enferma a la que tuvieron que sedar. Llevaba sedada unos días y esperábamos el desenlace final. Ese día no hacía frío y no puse el calefactor para ducharme, al salir de la ducha se había empañado todo el espejo y pasé la mano para limpiarlo. La forma como lo hice me recordó un arcoiris y de pronto gotas de agua empezaron a caer desde él, la sucesión de ideas que me sobrevinieron fue instantánea…..un arcoiris, que bonito - gotas, un arcoiris que llora - es Paqui - Paqui ha muerto. Fui corriendo a contárselo a mi marido que todavía dormía y nos pusimos a desayunar. En medio del zumo y la tostada recibimos una llamada de Andrés, Paqui había fallecido.
A partir de ese día ese mismo espejo me recibe con una sonrisa de vaho plasmada en él cuando salgo de la ducha y yo se que no es más que el rastro que deja el aire del calefactor que justo al caer en esa dirección hace esa forma. Lo más normal sería tomarlo de ese modo, pero a mi me hace más ilusión tomarlo como que el espejo y Paqui me sonríen para que tenga un buen día cada mañana.
¿Y qué culpa tengo yo de alegrarme con estas sugestiones? Que culpa tengo yo si resulta que vivir en Cristina en el país de las maravillas es inherente a mi naturaleza?
Así que a pesar de los ánimos de mi padre y de mis impulsos naturales, decido convertirme en la srta seny. En mi lengua materna hay un refrán que dice “menys rauxa i més seny”, que sería algo así como menos arrebato y más cordura (que no es sólo el tejido de la ropa de moto), que me va como anillo al dedo.
El arrebato está genial pero no puede regir mi vida porque sólo se me ocurren dos opciones para explicar ese camino, o me he equivocado estrepitosamente al escoger el modelo social en el que estoy viviendo o estoy más loca que unas maracas.
Vale, dame persetancia oh señor, para ser cuerda. No quiero ser una maraca andante.
Y aquí estoy yo con super cordura, a tope de seny, y buscando desesperadamente pastillas para no soñar, con toneladas de persetancia teórica, con mis propósitos firmes y segura de mi misma y enmedio de tanto fulgor de año nuevo me siento envuelta en una especie de tristeza que no me explico.
¿Será porqué estoy post vacacional? ¿será que los peques llevan una racha de ponermelo difícil? ¿Será porqué he empezado una alimentación saludable y mi mente lo nota? ¿ Será que me siento prisionera de mi misma con tanto encorsetamiento mental? ¿Será que me ha apenado mucho darme cuenta que mi compañero de vida se sentía mal a costa de mis mundos de Yupi? ¿ Pudiera ser, quizás que echo en falta algo? Y yo no se que es ni qué será que hasta le he pedido al médico que me suba la dosis de mi escitalopram querido.
¿No será pues que, yo que tanto he criticado los encefalogramas planos estoy en vías de convertirme en uno de ellos? ¿No será que debo incluir la persetancia precisamente para no dejar nunca de soñar? Y recuerdo aquella canción de Sabina ... .si lo que quieres es vivir cien años, haz músculos de cinco a seis y ponte gomina que no te despeine el vientecillo de la libertad … vacúnate contra el azar, deja pasar la tentación…
¿A qué va a ser eso? demasiada cordura hace la vida de un desalado que aporta calma al corazón pero tal vez hace que pierda la razón (apúntate esa Sabina) y es que de hecho ¿aquel refrán era más cordura y menos arrebato o al revés? ¿Igual es más arrebato y menos cordura? Os parecerá que me lo hago venir bien para hilar esta columna pero os juro con el corazón en la mano que no soy capaz de recordar en qué sentido iba.
Pues qué le vamos a hacer,no me queda otra.
Qué le den al refrán.
Yo voy a seguir con mi persetancia y mis sueños eso sí, sin perder la cordura (en exceso) y sin abrumar a los que me acompañan con mis ensoñaciones fantásticas, pero no por obligación sino porqué yo quiero y porqué mi vida tal cual está y los que me rodean se merecen que los cuide.
No tengo duda que no hay mejor modo de cuidarlos que no perdiendo ni mi esencia, ni mi persetancia, ni mis sueños. Os aseguro que no seré yo quien le dé la espalda a la sonrisa diaria de mi espejo.