miércoles, 11 de junio de 2014

Crisi-Cosas

Suelen llamarme rarita y yo, en verdad no me lo considero. Me tengo por una persona de lo más corriente, nada especial que llame la atención, nada que sobresalga del resto, ninguna aptitud excepcional, ningún don fantástico, así que a falta de cosas maravillosas que me definan he decidido hoy hacer un auto debate mental con aquellas pequeñas manías que son muy mías. De hecho, después de enumerar algunas de mis rarezas me doy cuenta que todas tratan en esencia de posponer o alargar la situación satisfactoria. Dicho así suena súper raro, un pocomuydemasiado Freudiano, pero es mucho más simple que todo eso. Me gusta quitarme la ropa y aguantar el frio para que mi pijama se caliente 5 minutos en el radiador antes de ponérmelo, llegar a casa muerta de sed y esperar a beber agua hasta después de hacer pis, me gusta dejar lo mejor para el final. La cereza es lo último que sale de mi plato y me da tanta satisfacción verla ahí esperándome durante toda la comida que me recreo enormemente viéndola, teniéndola ahí y sabiendo que al final, será mía. En tema de seducción me pasa lo mismo, alargar el momento, acrecentar el deseo. Si alguna vez caigo antes en la tentación me fastidia haber perdido lo que más me gusta, el durante, el crearme expectativas, el imaginarme mentalmente cómo será mi objeto de deseo, sea hombre, donut, zapatos, beso  o viaje. Me inculcaron desde muy joven que primero va el deber y después el placer y eso se traducía en que primero hacía los deberes y después merendaba, primero ordenaba la habitación  o estudiaba y después salía a jugar. Así que ya desde pequeñita aprendí que lo que se hace desear  es lo bueno. Ahora, 20 años después a menudo juego o descanso y no ordeno mi piso ni antes ni después y a menudo también he corroborado que aquello que no todo lo que se da rápido  tiene que ser menos bueno o por el contrario cosas muy deseadas se han convertido al final  en un fraude (esas son algunas de las bondades o desgracias de la mayoría de edad). La palabra ESPERA, me mata; el ENTREGA EN UN MES me crispa los nervios y el conocer que hay algo pero no poder saber,  provoca que todas mis neuronas se concentren precisamente en eso que no puedo saber o tener. Lo quiero aquí y ahora. Es un rollo amor-odio especial. La paciencia me mata pero me encanta. Me mantiene alerta, viva. De mis otras rarezas tipo dormir cogida a la almohada (porque así mis posibles raptores no podrán llevarme puesto que la almohada debe pesar 20 toneladas por lo menos), lavarme los dientes en la ducha, tocar algo de madera al meterme en la cama o en su defecto tocarme la cabeza, ponerme antes las botas que la falda o el vestido, saborear el tacto de cualquier superficie o tela suave que se cruce en mi vista, escribir palabras en mi dedo índice con el pulgar de la misma mano, distribuir perfectamente mi menú del fast food de turno en un orden y posición concreto, escribir una palabra que defina mi día justo antes de dormir y correr a escribir mis sueños al levantarme, pasarme el rato removiendo la comida en el fuego sin dejarla reposar o chafar la carne en la sartén al estilo boxeo Cassius Clay vs Sonny Liston, emocionarme cuando  cojo por azar la misma cantidad de pinzas de la ropa como piezas por tender quedan y emocionarme muchísimo más cuando por casualidad la pinza que toca es del mismo color que la prenda a sujetar, no terminar de escuchar ninguna canción y pasar a la siguiente una vez ha pasado su punto fuerte, besar el sobre cerrado de una carta un segundo antes de echarlo al buzón, cerrar los ojos y apretar las manos mientras pienso en un deseo…. De todas estas, no diré mucho, puesto que no las tengo ni por rarezas ni por poco comunes. Así que aquí me quedo, ni tan rara, ni tan poco usual, ni tan especial. Única, eso sí, como todos, simplemente siendo yo, disfrutando sencillamente y sin pretensiones  de mis Crisi-cosas.

En clave de ...

Si alguna vez he comentado que la memoria olfativa es la más potente que existe, debo puntualizar ahora que la memoria musical le va muy a la par. El poder de una canción es tan grande que torna mi mundo del revés en el transcurso de dos compases. Mis mejores momentos tienen siempre banda sonora y ese hecho se convierte en magia en el momento en que una melodía se convierte en lugar, tiempo y sobre todo en persona. Yo soy mucho de identificar canciones con personas o con momentos y me cuesta mucho cambiar el recuerdo de una canción. Si una canción me recuerda algo que no me gusta no podré conseguir cambiar mi opinión respecto a ese tema. Una vez lo intenté, un ex novio mío adoraba una canción y además le recordaba a un antigua amiguita (de las no bienvenidas) suya porqué se llamaba igual que el titulo de la dichosa canción. A mi me traía de cabeza pensar que cuando la escuchábamos en el coche o donde fuera, él, indudablemente se estaba acordando de ella. Pues tanto fue así, que decidí cambiarle el recuerdo de su canción. Organicé un momento muy especial al son de la cancioncita y os aseguro que desde ese momento él cuando la oye, se acuerda de mí y no de ella. El problema es que yo, lo que es yo, sigo acordándome de toda la historia, así que el montaje no me valió la pena para nada. Desde entonces decidí que cada canción pertenece a quien pertenece y que a mí, me fastidiaría bastante que cualquier tipa intentara robarme mi canción y mi momento, así que si esa canción no es mía, lo siento Cris, deberé conformarme con otro tema del disco. Debéis saber que todos y cada uno de vosotros tenéis una canción que me recuerda a vosotros y sería un gran honor para mí tener una canción mía en vosotros. No seáis vergonzosos, ¿Cuál me habéis adjudicado? Soy de las que escuchan la letra y le ponen significado. No concibo hacer un video de una boda poniendo de banda sonora una canción sobre rupturas por muy acorde que quede el ritmo. Soy muy estricta en eso y para mis creaciones audiovisuales me doy mucho la autotabarra hasta que consigo LA CANCIÓN, si, en mayúsculas. Aparte de eso y en general, me gusta mucho la música, mi música, que verdaderamente no es ni la más cool del momento, ni la más conocida, ni tampoco la más de culto y me gusta bailar. Diosssss cómo me gusta bailar y cantar a gritos mientras lo hago. Podría decir que es una de las cosas que más me hacen disfrutar en la vida. Y lo bailo (a mi manera) todo, me da igual rock que pop, pachanga que pasodoble. Tengo mis preferidos y también tengo mis "me siento en la silla y paso de esta porque no me gusta". Ahí es cuando aprovecho para ir al baño y aunque odie a muerte temas estilo "Follow the leader" (de Soca Boys del 2000), después de 4 horas adorando canción tras canción, se agradece una mala para poder escaparme a hacer pis. Porqué, os aseguro que si me gusta la música, a mi vejiga le toca esperar. Últimamente (hace unos 15 años) le he cogido buen gusto a bailar salsa. Salsa, merengue y bachata y si se tercia, una buena rueda de casino cubana. Pero Ay de mí! Estos bailes con pareja conllevan una dificultad añadida, encontrar una pareja. No tengo pareja de baile  así que voy haciendo turismo de canción en canción. En mis buenos tiempos, entraba en una discoteca, miraba la pista, echaba un vistazo detenidamente y entonces decía para mis adentros, al final de la noche, ese y aquel y el otro, me habrán sacado a bailar y os aseguro que no miraba si era guapo o feo, joven o viejo, tan solo me fijaba en si bailaba bien. Si por mala suerte del destino me sacaba alguien con el que no lograba compenetrarme….rayos, truenos y malísima leche estar perdiendo una canción tremenda con alguien que nada de nada. Nunca he dejado a nadie a mitad de canción pero en cuanto terminaba, adiós amiguito; No más bailes conmigo. Si pretendía repetir, lo siento, no hay hueco para la compasión. El No es rotundo, amable, pero sin condiciones. Lo sé, soy muy nazi en esto. No puedo evitarlo. Si por el contrario alguna alma gemela en ritmo se cruzaba en mi camino, qué mejor placer que buscarnos con la mirada y correr a agarrarnos como pareja de baile al segundo de empezar a sonar las notas de la siguiente canción. Ay Papi, formamos un buen equipo juntos! Al terminar los dos besos de rigor y un muchas gracias, el placer ha sido mío. No lo dudes, te buscaré en la siguiente bachata. Y, sorprendentemente, con lo que a mí me gusta a veces mandar, cuando bailo, disfruto mucho dejándome llevar por el chico, no me gusta bailar en pareja con chicas y que ella o yo haga el papel de chico. Para bailar, quiero un hombre, de verdad, de los que manejan, a la antigua usanza, estilo Patrick Swayze, Gene Kelly, Travolta, Chayanne y que además lo haga tan bien que parezca que no manda, que desde fuera parezca que es facilísimo y te haga sentir como que estas flotando, más o menos  como la reina….del mambo, claro está.

lunes, 2 de junio de 2014

Momentos de cielo azul

La gente suele decir que no te das cuenta de lo afortunado que eres hasta que es tarde, que no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes, y yo, en este momento de mi vida, qué le voy a hacer, estoy en una de esas épocas en las que a pesar de las nubes, veo el sol brillar más y más cada día ¿Sabéis cuando a veces os dais cuenta que por un segundo sois completamente felices? Dura apenas un instante pero en ese momento tenéis la certeza que poseéis todo lo que necesitáis en la vida. Pues me encanta poder decir que este es mi instante ahora y que quiero más de esa sensación. No os dejéis engañar por mi discurso de persona ejemplar en los mundos de Yupi, ni lo soy, ni lo seré, ni quiero serlo, no he olvidado los otros apartados de mí, no aparqué mis ideas de malamadre, ni mis deseos de juventud, delgadez y juerga eterna, no abandonaré mis inverosímiles cien mil proyectos venideros; De hecho me da igual sol que lluvia, aquí o allí, con mucho o con poco, todo eso me va a épocas. Rebuscadas idas y venidas de mi mente inquieta, con h o sin ella. Pero todo eso ya lo tengo. Yo de lo que quiero más es de aquella sensación que os contaba antes y para ello simplemente releí mis propias ideas y conseguí averiguar qué me hace dormir a pierna suelta y qué me hace llorar de emoción, escudriñé el porqué mis ansías por volver a casa después del trabajo me posan una sonrisa en los labios cada día y porqué el despertar siendo 4 a bordo le sienta de fábula a mí sueño de familia numerosa. Encontré mi elixir de felicidad, aquello que me da la vida sin quitármela, mi bienestar en esencia….mis increíbles, mi bunch. Yo quiero a Jontxiki buscando un pedacito de mi piel fresquita, a Naiuski paseando su carrito con el casco de la bici puesto exclamando mamá y quiero seguir riéndome a carcajadas mientras Josu me relata cómo ser una buena amazona india. Quiero dejarme embaucar por los "mami t'estimo molt"de él, por los abrazos de mejilla contra mejilla de ella y por lo bien que se está en casa charlando entre susurros con una tarta de manzana de cuchara, mientras  truena a través del cristal y los peques duermen. Así que no lo dudéis, sed felices, no os atreváis a perder el tiempo en no serlo, reíd, disfrutad, bailad bajo la lluvia, adormeceos al sol, comprad un espejo y reflejad vuestra familia en él…lo mejor de la vida, ya lo tenéis! Bienvenidos a mi momento de cielo azul.

Mar de amor

Tal vez él no la llegó a conocer o tal vez si, a su modo, en un astral inteligible por todos, en ese espacio sin tiempo, ni edad, ni lugar, donde todo es posible, donde las almas predestinadas se encuentran, a pesar de las jugarretas del destino, a pesar de las trastadas de la vida. Y allí él la ha visto y la ha cogido en sus brazos, acariñando sus hermosos rizos rubios. Y ella, risueña lo mira ensimismada con sus ojos, inmensos y azules, como el MAR. Y en ese momento eterno, ellos han ganado la batalla  y han decidido encontrarse de ese modo exacto, a salvo de todas las miradas. Quizás él decidió adelantar su partida cuatro días para verse así y mecerse, juntos en su MAR de amor, en su espacio íntimo donde se unirán por siempre jamás como abuelo y nieta en un vínculo precioso que nadie más, desde fuera, nunca podrá ni tan siquiera imaginar.   Él sabe que su esencia perdurará en todos ellos, en V y su pequeño, en N, en el pequeño J y ahora sin duda, en M que llega cargada de cariño aún sin haber llegado, y se va tranquilo, en paz, sabiendo que su camino no termina sólo porqué algunos no podamos ver ya sus pasos y él, decidido, embarca hacia nuevos mundos… …con un hasta pronto en los labios.