miércoles, 11 de junio de 2014

En clave de ...

Si alguna vez he comentado que la memoria olfativa es la más potente que existe, debo puntualizar ahora que la memoria musical le va muy a la par. El poder de una canción es tan grande que torna mi mundo del revés en el transcurso de dos compases. Mis mejores momentos tienen siempre banda sonora y ese hecho se convierte en magia en el momento en que una melodía se convierte en lugar, tiempo y sobre todo en persona. Yo soy mucho de identificar canciones con personas o con momentos y me cuesta mucho cambiar el recuerdo de una canción. Si una canción me recuerda algo que no me gusta no podré conseguir cambiar mi opinión respecto a ese tema. Una vez lo intenté, un ex novio mío adoraba una canción y además le recordaba a un antigua amiguita (de las no bienvenidas) suya porqué se llamaba igual que el titulo de la dichosa canción. A mi me traía de cabeza pensar que cuando la escuchábamos en el coche o donde fuera, él, indudablemente se estaba acordando de ella. Pues tanto fue así, que decidí cambiarle el recuerdo de su canción. Organicé un momento muy especial al son de la cancioncita y os aseguro que desde ese momento él cuando la oye, se acuerda de mí y no de ella. El problema es que yo, lo que es yo, sigo acordándome de toda la historia, así que el montaje no me valió la pena para nada. Desde entonces decidí que cada canción pertenece a quien pertenece y que a mí, me fastidiaría bastante que cualquier tipa intentara robarme mi canción y mi momento, así que si esa canción no es mía, lo siento Cris, deberé conformarme con otro tema del disco. Debéis saber que todos y cada uno de vosotros tenéis una canción que me recuerda a vosotros y sería un gran honor para mí tener una canción mía en vosotros. No seáis vergonzosos, ¿Cuál me habéis adjudicado? Soy de las que escuchan la letra y le ponen significado. No concibo hacer un video de una boda poniendo de banda sonora una canción sobre rupturas por muy acorde que quede el ritmo. Soy muy estricta en eso y para mis creaciones audiovisuales me doy mucho la autotabarra hasta que consigo LA CANCIÓN, si, en mayúsculas. Aparte de eso y en general, me gusta mucho la música, mi música, que verdaderamente no es ni la más cool del momento, ni la más conocida, ni tampoco la más de culto y me gusta bailar. Diosssss cómo me gusta bailar y cantar a gritos mientras lo hago. Podría decir que es una de las cosas que más me hacen disfrutar en la vida. Y lo bailo (a mi manera) todo, me da igual rock que pop, pachanga que pasodoble. Tengo mis preferidos y también tengo mis "me siento en la silla y paso de esta porque no me gusta". Ahí es cuando aprovecho para ir al baño y aunque odie a muerte temas estilo "Follow the leader" (de Soca Boys del 2000), después de 4 horas adorando canción tras canción, se agradece una mala para poder escaparme a hacer pis. Porqué, os aseguro que si me gusta la música, a mi vejiga le toca esperar. Últimamente (hace unos 15 años) le he cogido buen gusto a bailar salsa. Salsa, merengue y bachata y si se tercia, una buena rueda de casino cubana. Pero Ay de mí! Estos bailes con pareja conllevan una dificultad añadida, encontrar una pareja. No tengo pareja de baile  así que voy haciendo turismo de canción en canción. En mis buenos tiempos, entraba en una discoteca, miraba la pista, echaba un vistazo detenidamente y entonces decía para mis adentros, al final de la noche, ese y aquel y el otro, me habrán sacado a bailar y os aseguro que no miraba si era guapo o feo, joven o viejo, tan solo me fijaba en si bailaba bien. Si por mala suerte del destino me sacaba alguien con el que no lograba compenetrarme….rayos, truenos y malísima leche estar perdiendo una canción tremenda con alguien que nada de nada. Nunca he dejado a nadie a mitad de canción pero en cuanto terminaba, adiós amiguito; No más bailes conmigo. Si pretendía repetir, lo siento, no hay hueco para la compasión. El No es rotundo, amable, pero sin condiciones. Lo sé, soy muy nazi en esto. No puedo evitarlo. Si por el contrario alguna alma gemela en ritmo se cruzaba en mi camino, qué mejor placer que buscarnos con la mirada y correr a agarrarnos como pareja de baile al segundo de empezar a sonar las notas de la siguiente canción. Ay Papi, formamos un buen equipo juntos! Al terminar los dos besos de rigor y un muchas gracias, el placer ha sido mío. No lo dudes, te buscaré en la siguiente bachata. Y, sorprendentemente, con lo que a mí me gusta a veces mandar, cuando bailo, disfruto mucho dejándome llevar por el chico, no me gusta bailar en pareja con chicas y que ella o yo haga el papel de chico. Para bailar, quiero un hombre, de verdad, de los que manejan, a la antigua usanza, estilo Patrick Swayze, Gene Kelly, Travolta, Chayanne y que además lo haga tan bien que parezca que no manda, que desde fuera parezca que es facilísimo y te haga sentir como que estas flotando, más o menos  como la reina….del mambo, claro está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario