jueves, 27 de diciembre de 2018

Lista, libre y mirando afuera.

Dime si la vida te saca a bailar, dime si la vida te saca de quicio….
Dime cómo se supone que debería sentirme ahora que me han encontrado mis 40; Podéis constatar que mi columna sobre este cumpleaños llega 2 meses tarde; estaba intentando escurrir el bulto y ver si me levantaba otra vez con 20 pero no ha habido modo, me llegó el turno , no hay más. Y debo decir que tras la depresión  inicial y que a pesar que cuando vi al camarero acercarse con un 40 en el pastel por un instante fugaz pensé, fíjate quien es la desgraciada que cumple 40 y resultaba que era yo; días después mi compañera Paz me hizo caer en la cuenta que la única desgraciada es la que no los cumple. Y qué razón tiene con esa afirmación, así que debo reconocer que me siento muy agradecida por cumplirlos y doy gracias, sin duda, a todos estos 40 años y a lo que me ha tocado vivir en ellos.
Los festejos estuvieron inmejorables, comí con mis padres en un sitio precioso, mi marido me preparó una fiesta sorpresa en mediano comité con mis amigos más cercanos, tuve comida familiar con mis suegros y cuñados, tuve cena y juerga de sábado noche-amanecer  con algunas amigas, mis hijos me regalaron unos preciosos dibujos y tuve un regalo muy especial para mí que nunca  hubiera esperado (ha desbancado a los patines de hielo o sea que imaginad), que fue la publicación en papel de precisamente este blog que escribo, con una elección de titulo, foto de portada y dedicatoria que ni yo misma, que lo he parido, hubiera podido hacer mejor. Así que gracias, gracias y gracias porque aparte de todo esto que obviamente fue genial, el verdadero regalo de mis 40 fueron todas las personas que forman parte de mis días, que sois sin duda lo mejor  de estar en esta disparatada aventura que se llama vida.
Así que socialmente me va genial, de aspecto físico  con mis pajarracas de siempre reagudizadas con una sensación fatalítica de no encontrar mi propio estilo en lo que a moda se refiere y ¿por dentro? ¿Cambiaran  mis ralladuras mentales ahora que soy una mujer madura? A largo plazo no puedo ni imaginármelo ,porque reconozco que soy más impredecible que una veleta en medio de un huracán, estudiemos pues mis sensaciones inmediatas…
Cuando era adolescente mi amiga Irene siempre decía : “el tiempo pasa, huye de nuestras manos y sin darnos cuenta nos hacemos mayores. Algún día deberás elegir entre celda o libertad, aquello que has sido siempre o todo lo que te queda por descubrir”.
Yo sin duda siempre elegía y siempre elegiré la libertad y todo lo nuevo que me quede por descubrir porque el sentimiento de curiosidad me es innato pero ahora, a mis 40, reconozco y aunque me sorprende estar diciendo esto, debo decir que tampoco quiero dejar de ser lo que he sido siempre. Y a pesar de que cada día me levanto con la intención de querer ser distinta y con la sensación de no ser quien quiero ser, si me paro en seco y consigo frenar las revoluciones de mi cerebro, me doy cuenta que soy y tengo todo lo que necesito.
Este último año se me ha pasado más rápido que cualquier otro en mi vida, siento como si fuera ayer mi carta a la cristina de 10 años cuando cumplí los 39 y de repente como en las pelis me he despertado esta mañana con un año más.
¿Y sabéis que? que igual que el año anterior y que el anterior  del anterior, incluso me atrevo a profetizar que igual que el siguiente y al otro, no he llegado ni lo fantástica que hubiera querido, ni lo glamurosa, ni lo lista, ni lo constante, ni lo autosuficiente ni nada de nada de lo que llevo repitiendo demasiadas veces ya. Pero lo importante es que he llegado y lo he hecho siendo consciente, no de las cosas nuevas que no quiero perderme en la vida (que también), sino de las cosas vintage (que no viejas) que precisamente no quiero dejar de tener en ella.  Así que no va a ser un cumple de años nuevos, década nueva, vida nueva. No quiero una vida nueva. Quiero, simplemente mantener mi vida de siempre; con más risas, más curiosidad, más experiencias al fin y al cabo, pero también más conocimiento, más valentía y por supuesto más agradecimiento por todo lo que tengo y he tenido siempre (y obviamente no me refiero a bienes materiales). Quiero tener más de esto y de infinitas sensaciones que ya todos los que me habréis felicitado conocéis porque lleváis 40 años oyéndomelo decir. Y menos, pues de lo típico, de malos rollos, broncas, y todas estas cosas que diría cualquiera. Pero si pudiera pedir desde la sinceridad más absoluta y con la inmensa sabiduría que me han otorgado mis 4 décadas de  primaveras, creo que de lo único que necesito menos de verdad, son de EXPECTATIVAS, que en definitiva son las que me hacen estar crónicamente insatisfecha. Y es que todo el mundo sabe que llegados a mi edad una debe tener un estilo propio y fabuloso, debe saber que quiere ser de mayor y haberse hecho experta en ello, debe aceptarse a sí misma como es y olvidarse de cómo le gustaría ser si fuera la protagonista de su propia película. Más aceptar, más asimilar y menos tornados y montañas rusas. Ya sabéis, más de lo mismo en mi pero quizás a menos revoluciones. Y ya estoy viendo que esto va de mal en peor, pidiendo menos revoluciones, no me extrañaría que mañana dijera ….pues yo prefiero salir al mediodía a tomar unos vinitos con la calma en lugar de salir a bailar y ahí ya, adiós, muerte por vejez infinita.
Pero claro, oigan señores es que a mí también me apetecen los vinitos al mediodía así que ¿por qué prescindir de ellos?...y es que empiezo a estar un poco cansada de mi eterna disertación entre elegir zona de confort vs aventura. ¿Son en efecto esos dos caminos tan  obligatoriamente excluyentes el uno del otro? Encontré hace poco una breve reseña que exponía…las cebras, ¿son blancas con rallas negras o son negras con rallas blancas?; basándonos en este razonamiento podría decir de mi misma ¿soy una buena persona que hace cosas mal hechas o soy una mala persona que hace cosas bien hechas? ¿Soy feliz con momentos tristes o triste con momentos felices? ¿Soy calma con instantes de locura o soy loca con instantes de paz? De ahí entiendo que no soy ni una cosa ni otra, sino que las partes hacen un todo y entonces pienso que yo que tanto odio el termino mediocridad y resulta que va a ser  ahí justamente donde tal vez resida la verdadera sabiduría, en aceptarse siendo mediocre, en no necesitar ser un crack de nada y enfatizo la palabra aceptar o asimilar como sinónimo de asumir, recalcando que no es para nada lo mismo que resignarse;
Es decir, este verano les regalamos a nuestros hijos por sus cumpleaños un viaje para ir los 4 a hacer surf a la playa Salvaje de Sopelana, o en mi caso, debo reconocer a intentar no morir en el intento. Pues bien, las sensaciones fueron fantásticas. Cabalgar ,lo que se dice cabalgar las olas, no fue, pero si fue sentir la velocidad tumbada en la tabla, notar la sal, el viento, el placer infinito de una libertad absoluta al sentirme empujada por la marea. Vi a aquellos surfistas expertos, los oí hablar, relacionarse y al volver a casa me empapé de “Le llaman Bodhy”, de la Surfhouse de la Barceloneta y de abundantes Surfinfluencers de instagram y constaté claramente que ni a mí ni a mi familia nos va la inmersión total en algo. No tenemos ganas, voluntad o constancia para salir cada fin de semana en busca de las mejores olas o de controlar la meteo para organizarnos la vida y el ocio en función de ella. No nos va. En contraposición soy más de pica flores, un día un poco de surf y al siguiente un poco de sofá, al otro tal vez algo de cine y al siguiente un tanto de pastelitos caseros. Dibujar, patinar, bailar salsa, aprender idiomas, editar videos, hacer álbumes, escribir, mil cosas a la vez. Pero no he encontrado nada que me guste o me apasione tanto en esta vida como para dedicarme a eso en cuerpo y alma en cuestión de ocio, por lo que obviamente con esta actitud mi versión estilo supercrack de lo que sea queda descartada. Y lo cierto es que llevo clasificando esta actitud como negativa durante 40 años pero tal vez  esa actitud sea la habitual en el 95% de las personas humanas aunque yo me ofusque en ver sólo al fantástico 5% restante. Y es que seguramente lo que yo siento como ser especial tal vez no lo sea y no estoy destinada a sentirme (que no a serlo) experta o especial en algo. Como aquella vez por ejemplo que andaba yo misma preguntándome en voz alta qué habría sido yo en alguna vida anterior….; mi marido que me oyó la pregunta contestó a la par que yo, los dos al mismo tiempo, los dos con la misma entonación…la diferencia es que yo me preguntaba si habría sido el descubridor de la Antártida y él se preguntó si yo habría sido una ladilla. Tras mi cabreo inicial, nuestras risas posteriores  y mi siguiente piensa lo que quieras porqué tal vez SI fui el descubridor de la Antártida, me quedé pensando que seguramente tenía razón él. Lo normal  es ser ladilla por lo que sabed pues que por estadística os toca en ese cupo de 95% de normalidad, así que: Hola compañeros ladillas. A John Rymill y su descubrimiento les toca el otro 5% de fantásticos. Si alguno habéis caído en este 5%, hola también amigos fantásticos!
Así que en resumen, todo este rollo es para hacerme entender a mi misma que no hace falta ser súper crack, ni dar la vida por  conseguir una perfección innecesaria. Así que menos disertar, menos querer ser y más simplemente ser, ni mediocre, ni crack, ni blanca con topos negros ni al revés porque sólo con tener topos ya me va a valer. Así que virgencita, virgencita que me quede como estoy y de antojo extra para inaugurar estos 40 sólo deseo, como dice la canción: tener  suerte y que a la mañana siguiente, el espejo  me devuelve el reflejo de una tía valiente y convencerme que no miente. O sea que para afuera telarañas que con eso y algún apaño mental más creo que me va  gustar esto de tener 40 porque es de sobras ya conocido que a día de hoy con 4 décadas eres cuarentañera  y para nada cuarentona.
Leí una vez que la niñez es un estado de consciencia que termina el día en que un muro es percibido como un obstáculo y no como una oportunidad y no sé si es que la vida pasa tan deprisa que a veces el alma no tiene tiempo de envejecer o es que quiero aferrarme a mi personal síndrome de Peter Pan pero yo no me resigno a dejar de ponerle a la vida la misma cara que un niño en una tienda de chuches (aunque ya he aprendido que no puedo comérmelas todas). Por todo esto y más estoy segura que siempre la vida me seguirá sacando a bailar.
Así que aquí estoy: Lista, libre y mirando afuera…!a volar otros 40!


miércoles, 26 de septiembre de 2018

Cristina con B de bombera.

A veces las cosas no son como uno quiere, sabéis de sobra porque lo he repetido hasta la saciedad que estoy muy agradecida de cómo me ha tratado la vida, no puedo quejarme en ningún sentido porque verdaderamente tengo todo lo necesario y más. Pero eso no quita que cuando uno pone mucha ilusión en algo (y yo especialmente, que cuando me ilusiono pongo la vida entera) y no se puede cumplir, pues es un disgusto grande. Para inmortalizar mi hazaña estaba escribiendo una cronología de lo que iba a ser el mayor y mas magnifico cambio laboral y de estilo de vida en mis 39 años de existencia. Este cambio iba a descubrirme la persona que siempre había querido ser en la esfera física, mental, emocional y actitudinal, iba a conseguir un objetivo que ha rondado en mi desde que recuerdo e iba a resultar durísimo a la par que fantástico, no tanto por la consecución final en si sino también por el trayecto, y ya sabéis que a mí los trayectos me apasionan. Este proyecto como valor añadido ha destapado muchas actitudes ajenas que me han hecho darme cuenta de cómo, cuando, porqué y sobretodo de quien y quienes, de quien siempre y quien nunca y de sus caras amables, egoístas, desinteresadas, interesadas, verdaderas, leales, envidiosas e incrédulas. Actitudes que nunca creí ver en otros y que tampoco creí ver en mí; de la misma forma que he visto unas ganas en mí  que ni yo sabía que tenía y que, por desgracia, no han sido suficientes para llegar a quien quiero ser.
Pero para empezar por el principio debo empezar de verdad por el principio.
Día 0 - 23 de noviembre de 1978: Nace Cris hace 39 años. Mi vocación desde que tengo uso de razón es la medicina. Si me dicen que nací con un fonendo bajo el brazo me lo creo.
Día 5475 – 1993, 15 años: Los bomberos me parecen absolutamente valientes. Ya ha llegado a mi vida “El coloso en llamas” y la magnífica “Llamaradas”. ¿Y si yo…? ¿Tal vez podría…..? Con mi cuerpo….NO, imposible. Me encuentro entonces en  plena adolescencia estudiando BUP en el Milà i Fontanals.
Día 6570 - 1996, 18 años: Es el momento de decidir mi futuro. Decido entrar en enfermería.
Día 8030 – 2000,22 años: Frecuency, policías, enfermeras y bomberos. Lo más. ¿Y si al terminar la carrera yo….? ¿Tal vez podría probar…? Con mi cuerpo, mi falta de forma física……NO, imposible. Sigo estudiando mi carrera de enfermería, trabajando de azafata en la Pedrera y en la tienda de ropa ZOE.
Día 8760 -2002, 24 años: Termino la carrera de enfermería y empiezo a trabajar en el equipo de atención primaria Drassanes, en Raval Sud. Durante 3 años todas las mañanas dedico 2 horas a realizar extracciones de sangre en el laboratorio de la primera planta de mi edificio, frente al parque de bomberos de Drassanes. Cada día mirando por la ventana y viendo el ir y venir de los habitantes del parque. Me reafirmo, los bomberos me parecen absolutamente valientes y vocacionales. Como me gustaría… ¿Y si yo…?...con mi cuerpo, mi falta de forma física, el carnet de camión,….NO, imposible.
Día 10950 – 2008,30 años: Viaje a NYC. Visitamos la zona cero en las torres gemelas. Justo al lado, un parque de bomberos, una exposición fotográfica conmemorativa. Trabajo bomberil en estado puro, caras, fotografías, almas de bombero al desnudo. En este momento de mi vida he conseguido un interinaje de enfermera en el centro de atención primaria Gòtic, todo bien, todo en orden, voy haciendo con mis ciclos de querer ser enfermera alternados con los de querer cambiar de vida. Esa soy yo, pero como me gustaría…. ¿Y si yo…?... con mi cuerpo, mi falta de forma física, el carnet de camión, el fuego,….. NO, imposible.
Día 12775 -2013,35 años: Pierdo mi plaza de interina en atención primaria, un mes en el paro y de nuevo otro interinaje en un sitio nuevo, vida muy cómoda, muy fácil pero no acabo de ser feliz. (Horóscopo del día;  cristinaconh .blogspot.com.es)… ¿Y si…? ¿Tal vez pudiera intentar un cambio de vida…? ¿Y si me decidiera a….? con mi cuerpo, mi falta de forma física, el carnet de camión, el fuego, las alturas,……NO, imposible.
Día 13140 – Septiembre de 2014, 36 años: (Más rápido, más alto, más fuerte; cristinaconh.blogspot.com.es) Me reto a mi misma a mejorar físicamente, me voy dando cuenta que mi cuerpo necesita un cambio de actitud.
Día 13750 - Enero 2017,38 años. (Aquí y ahora; www.cristinaconh.blogspot.com.es) Decido darme un respiro mental y vivir tranquila de ideas trastornadoras.
Día 13870 – mayo 2017, 38 años: Me pregunto a mí misma, que desearía hacer en la vida si yo fuera libre……. (Ni más ni menos yo;  www.cristinaconh.blogspot.com.es ) y mi respuesta sigue siendo la misma: preparar las pruebas para bomberos…. ¿Y si realmente yo pudiera….? ¿Y si….? …con mi cuerpo, mi falta de forma física, el carnet de camión, el fuego, las alturas, los psicotécnicos,….NO, imposible.
Día 13900 – junio 2017, 38años: Empiezo a ir al gimnasio porque quiero estar flaca para el verano, tener forma humana. Durante el entreno hablo con Sergio, uno de mis entrenadores, bueno Sergio yo estoy aquí para ser flaca pero ¿sabes cuál es mi verdadero sueño desde bien pequeñita? Ser bombera! A lo que Sergio me contesta – “¿y a qué esperas?;….jajajá, qué más quisiera yo, pero con mi cuerpo, mi falta de forma física, el carnet de camión, el fuego, las alturas, los psicotécnicos, dos hijos,……NO, imposible.
Y Sergio me mira con cara de no me cuentes rollos y me repite: ¿Y a qué esperas?
BBBBBOOOOOOOMMMMMM!!!!!!! ¿Y si realmente…? Y si yo intentara….?
Busco las convocatorias, me informo, recabo datos, forestales, GEM, GRAE, Gene, BCN….ASBE, asociación de sanitarios bomberos, contacto con Diego de su sede en Zaragoza y me remite a David, bombero sanitario de Barcelona.
Día 13930 - sábado 15 de julio de 2017, 38años. David me manda un mail explicándome un poco como funciona todo y las posibilidades que tengo o podría tener. Me invita a visitarlo en su parque de bomberos, hoy justamente está de guardia y después volverá a estarlo el siguiente miércoles 19 de julio. Vaya, hoy no puedo, estoy de camino para cenar con unos amigos en Bcn. Será pues el miércoles próximo.
Ceno con mis amigos, vamos a un sitio diferente, rompemos nuestra tradición centenaria y en lugar del Cargolet y del Conan vamos a un italiano y otro bar de copas en Floridablanca con no se qué. Estoy con mi mojito y escucho de repente sirenas, mucho ruido y muchas luces y dirijo mi mirada hacia la ventana y me encuentro con un camión de bomberos enfrente de mí. Y salgo a la calle y empiezo a atar cabos…David está de guardia, y esta calle pertenece por zona de actuación a su parque, así que David tiene que ser uno de estos bomberos que están trabajando ahora mismo aquí. Los miro desde lejos para no interferir en su trabajo, veo también a una chica bombera entre ellos, me encanta verlos trabajar. Los que me conocéis no dudareis ni un segundo en saber que, esta fabulosa casualidad de contactar con David, leer su mail, cenar en un sitio diferente y que se presenten los bomberos justo en este momento de mi vida, para mí fue una revelación del destino obviamente.
Día 13934- miércoles 19 julio de 2017, 38 años. Voy al parque. Me recibe David, le cuento mi fantástica casualidad y efectivamente él estaba allí. Me cuenta todo, los pormenores, los pormayores, los problemas, las dudas, los obstáculos…pero también la vocación, la ilusión, el espíritu de sacrificio. No puedo decir más que cosas bonitas sobre este desconocido que tanto y tanto me ha animado y apoyado y lo mejor de todo, es que sigue haciéndolo a día de hoy, de tal manera que no es que pueda definirlo como amigo mío porque no nos conocemos tanto pero si decir que le tengo un cariño especial.
David tiene que marcharse a un servicio y conozco a Luichi, conozco a Alicia, la bombera de la otra noche y a muchos más. Luichi, referente de formación me enseña todo el parque, los vehículos, la cámara de infrarrojos, las herramientas, los uniformes, los cascos, las botellas de aire comprimido… todo, sin excepción. Buen rollismo y amabilidad en estado puro.
Salgo encantada, cómo no! Quiero ser bombera. Pero….  con mi cuerpo, mi falta de forma física, el carnet de camión, el fuego, las alturas, los psicotécnicos, dos hijos, un marido……no sé como lo haré, como me lo organizaré ni en qué año conseguiré estar preparada para presentarme a las pruebas, pero al menos lo voy a intentar. Porque llegados a este punto, en el que voy tardísimo, pasada ya de edad, de circunstancias, de kilos, de miedos  y limitaciones, pasada de todo excepto de ganas, me parece más fracaso no intentarlo, que intentarlo y no conseguirlo.
Día 13964 – Agosto 2017, 38 años: Lo verbalizo a mi familia, reacciones de diversos carices, cara de esta está loca, caras de adelante el mundo es de los valientes, medio ánimos ,medio reproches ,que si desatenderé a mis hijos y a mi casa, que si soy consciente de lo duro que es etc. Algunos se lanzan a apoyarme más rápido que otros y también algunos ven más pegas y obstáculos que otros. Lo que ellos no saben es que los únicos obstáculos que a mí me preocupan son los míos propios, así que sigo adelante.
Tengo dos vías claras para entrar.
La primera que sería la más lógica por la vía de sanitaria. Requisitos imprescindibles: certificar 3 años mínimos de experiencia en un servicio especializado de urgencias y lamentablemente mis guardias en el CUAP no computan. Son urgencias, pero parece ser que la coletilla de atención primaria no mola tanto aunque me vengan IAM, AVC, quemaduras y mil servicios urgentes más. Primera traba. Me pongo a buscar alternativas y llamo a todas las puertas de todos los hospitales que conozco. El resultado de esas llamadas es absolutamente positivo pero a la vez devastador. Siento que estoy muriendo de éxito. Os cuento: en todos los sitios me ofrecieron contratos largos, interinajes incluso, el problema , los horarios y que no me aseguraban que el servicio de inicio fueran urgencias; es decir que pensándolo fríamente pasaría  de un horario de lunes a viernes a 2 min de casa trabajando con facilidad absoluta para la conciliación familiar en el que hago guardias extras de noche y fin de semana en el CUAP para generar dinero y experiencia, a un horario de noches turno malo, pringo todos los fines de semana, es decir, actividades con mi familia borradas de un plumazo. Difícil elección ahora que he llegado hasta aquí. Me siento, lo pienso, lo medito, y decido que no puedo perder la cabeza y lanzarme a una vida tan sacrificada que va a repercutir en toda nuestra logística familiar. Por no mencionar si resulta que me paso los tres años en urgencias, cosa que repito no me aseguran que entre el primer año en ese servicio directamente, para que luego al tribunal de turno le dé por pedir 4 años en lugar de 3. Demasiado cuento de la lechera para mi gusto. Por esta vía dependo de demasiados factores externos que no controlo yo.
Segunda vía, ser bombera de escala básica y de nuevo toda la lista de limitaciones pero esta vez resulta que comparada con la otra opción, estas limitaciones dependen de mi y sólo de mi. Mucho más difícil, más duro, ámbitos que no conozco, pero yo misma como único obstáculo. Me empieza a gustar este camino. Pero aixxx, topamos con algunos firmes detractores en que yo sea bombera  de las de punta de lanza….porque teóricamente lo que yo soy y debo ser es enfermera. Convencer, debatir y discutir con los que me importan para defender mi opción. Muy duro, la verdad. Nunca había tenido que dar tantas explicaciones, me siento como si les estuviera proponiendo una locura del tipo lo dejo todo y me voy de gogó a Ibiza. Tal vez eso lo hubieran entendido o aceptado mejor, quien sabe.
Día 14235 – noviembre 2017, 39 años. Cristinaconh.blogspot.com - Treinta y todos. Cumplo los 39 envuelta en todo este momento de cambio, muy liada pero encantada con el rumbo que está adquiriendo mi vida.
Día 14295 – enero 2018, 39 años: Mi marido me expone que quiere un cambio en su vida y que se ha dejado contagiar por mi entusiasmo. Quiero ser bombero, me dice. Así a bocajarro, sin anestesia ni nada. Para mi resulta un duro golpe que hace que salgan todas mis peores bajezas…que si me has robado mi sueño, que si la bombera de la familia soy yo, que si yo iba antes, etc. pero pasado el shock inicial, pues que voy a hacer sino apoyarle. Y él que normalmente es de los que se lo piensan todas 100 veces, se apunta al carnet de camión, a la academia de bomberos, a los cursos de psicotécnicos y pim pam, se mete de lleno.
Y se mete tan metido que obviamente necesita una logística de apoyo brutal por mi parte, por parte de mis padres, por parte de la canguro y casi diría yo que por parte de nuestros hijos de 5 y 7 años. Como era de esperar todo el mundo le apoya, ánimo que tú puedes, muy buena decisión, sí señor, pues adelante bombero! Y yo, que nunca he creído en la discriminación por género, me siento triste, celosa a rabiar y muy discriminada. Siento un agravio comparativo brutal porque nadie se pregunta si será capaz de subir por la cuerda o si le dará miedo estar en punta de lanza. Nadie le dice a él que va a desatender ni su casa, ni a sus hijos. Claro que no, porque ahí voy a estar yo, para atender y llegar, adonde él por su nuevo proyecto, no pueda llegar. Igual que hubiera sucedido al contrario. Igual, que sucederá cuando él termine con su andadura y sea mi turno de caminar a por ello. Igual, sin duda.
Este proceso lleva a nervios, a cansancio, a intentar encajar un puzle de 10.000 piezas y yo cada vez  siento que me ha pasado delante, me ha relegado a ser su apoyo y yo que era el principal componente de la historia ahora soy un mero espectador de lo que debía ser mi sueño, porque en cierto modo es como si en mi interior hubiera barajado las oportunidades de ambos ,hubiera sopesado la realidad y hubiera decidido que él tiene más capacidades de conseguirlo que yo y por tanto su iniciativa debe pasar en primer lugar. Me siento como si yo misma hubiera hecho una selección natural primitiva. Los fuertes y con posibilidades al principio, los débiles después.
Sé que su intención nunca fue esa pero yo me sentí  así. Cosa que ha provocado broncas, malos entendidos, rabietas  y reproches mutuos. No me enorgullezco de este sentimiento pero como no estoy aquí para venderme a nadie, no puedo hacer otra cosa que plasmar la realidad y la realidad de cómo soy, es esa para lo bueno y para lo malo. Con todo este alegato no estoy diciendo que mi familia y mi marido no me hayan apoyado desde el principio. De hecho yo estaba decidida a hacerlo con o sin su apoyo puesto que es una decisión sobre mi vida laboral y mi vida es mía, pero yo no soy de hacer las cosas a modo unilateral y no me gustaba la idea de llevar todo esto sin su convencimiento de que estaba en el camino correcto. Ellos me apoyaban pero con sus matices y yo quería un apoyo 100%, sin resquemores porque sabía que sólo así podría conseguir lo inconseguible. En ese tramo del camino, la cosa quedó ya muy hablada y entendida y pactamos que cuando él acabara su proceso, iniciaría yo el mío, puesto que mi familia no podía soportar dos procesos de tal envergadura a la vez.
Día 14415- mayo de 2018, 39 años: Mientras espero mi turno y voy estudiando un máster de emergencias al que me he matriculado, me presento a una convocatoria de plazas para el servicio sanitario del GEM, del cuerpo de bomberos Forestales de la Gene. Muy poco tiempo para prepararme pero lo voy a intentar. Proceso corto de un mes, por sorpresa y sin esperarlo lo más mínimo. No me puedo creer que cumpla todos los requisitos. Ahí voy, me lanzo de lleno y las últimas dos semanas mi casa se paraliza de su proceso para ayudar en el mío. Apoyo absoluto por parte de mis padres y de mi marido en lo que se refiere a niños y casa para que todo mi tiempo fuera del trabajo lo pueda dedicar a esta convocatoria.
1º paso: aprobar el examen teórico. Lo apruebo.
2º paso: quedar entre los 30 mejores como requisito para pasar a la siguiente fase. Quedo.
3º paso: prueba física Course Navette, por mi edad, 6 palieres. Pues no llego, en 4 muero. Yo había hecho un pacto muy intimo con mi abuela, le pedí allá donde estuviera que si no estaba previsto que aprobara el físico, me suspendieran el teórico, puesto que no quería pasar por la vergüenza de presentarme a unas pruebas físicas que no era capaz de superar. Lloro un mar, me defraudo y me recompongo. (No pidas la luna; www.cristinaconh.blogspot.com.es)

¿Qué tenia yo que aprender de esa derrota? ¿Qué me estaba indicando mi abuela con ese trato no cumplido? Todavía no lo sé.

El tema es que meterme en este proyecto me ha aportado mucha sabiduría y mucha energía, pero paradójicamente ahora que estoy fuera  me hace sentir un cierto alivio que no sé, como asimilar, supongo que simplemente es cansancio. Junto a ese alivio ha venido también cierta desidia, desanimo, pereza y la confirmación de que mi espíritu de sacrificio no es comparable al de esos hombres y mujeres que consiguen entrar en el cuerpo de bomberos. Yo  estoy fuera, y es lo que hay de momento. Lo que me depare mi futuro, lo tendré que empezar a escribir a partir de este momento, con paso firme y buena letra y que Maktub decida.

A todos mis amigos bomberos, a todos aquellos bomberos que no conozco, a David Ropero, a Luichi, a Edgard, a Alicia, a Josep, a Ricard, a mis profes bomberos del máster, a Víctor Gené.


A Josu, mi marido, sea cual sea el resultado final de tu convocatoria.

Para todos vosotros, mi más profunda admiración.





lunes, 25 de junio de 2018

El pez que escaló una montaña

No paro de dar vueltas y vueltas a mi vida, me introspecciono, busco motivaciones, me miro, me remiro, me pongo boca arriba, boca abajo, miro al cielo y después saqueo mis infiernos, me escudriño desde todos los puntos de vista posibles y siempre llego a la misma conclusión. La conclusión es que no la hay. No me sirve para nada esta profunda disertación de mi misma más que para pillar un colocón de tres pares de narices, marearme, auto atosigarme y acabar harta de mi persona.
Y es que cuando mi marido e incluso mis padres me preguntan el porqué de mi insatisfacción constante, no puedo dar otra respuesta más que : “no lo sé”. Y cuando me profundizo un poco más y encuentro las palabras, son siempre las mismas: Quiero convertirme en el tipo de persona que quiero ser y no soy.
Las mil y una veces que le digo a mi marido que necesito un cambio de vida y le empiezo a relatar las cosas que querría hacer en mi nueva vida y según yo no puedo hacer ahora, me doy cuenta que en verdad, la mayoría de las veces, no me limita el hacerlas mi situación actual sino mi prejuicismo actual.
Así que he pensado en definir  todas las cualidades que quisiera tener yo como mi persona ideal y lo primero que me ha venido a la mente ha sido la primera estrofa de una canción de Mary Poppins.....la niñera que buscamos , la queremos sin verrugas, con mejillas sonrosadas, muy alegre y confiada....

Así que allá voy, la Cristina que yo busco...

1. No vivirá constantemente enfadada ni se quejará todo el rato.
2. Hablará con dulzura
3. Será flaca
4. Cuando haga algo lo intentará hacer el máximo de bien posible
5. Sabrá conducir todo lo conducible sin ningún tipo de nerviosismo
6. Superará su fobia a los pájaros
7. Hará deporte de modo constante y por gusto
8. Mejorará en todos sus hobbies para convertirse en experta en algo (bailar, idiomas, dibujar, editar videos, fotografiar, patinar sobre hielo, escribir, coser, cocinar)
9. Mantendrá la calma y no se ofuscará ante ninguna adversidad, buscando soluciones prácticas
10. No resaltará sólo sus cosas malas y sabrá verse con bueno ojos
11. No será posesiva, celosa ni envidiosa
Once cosillas de nada (por no extralimitarme)que generarán una versión mejorada de mi misma. Bienvenidos a la nueva y renovada Cris 4.0.
Facilísimo, vamos. En definitiva la Cristina que busco es en esencia  esa que nombro siempre de vamos a lo que sea, o la que decide prepararse para acceder al cuerpo de bomberos y de hecho le falta todo lo que hay que tener (físico, teórico, práctico y mental). Todo menos la motivación.
Y es que yo vivo de mi motivación; loca, infantil e incongruente, tal vez, pero me maravilla levantarme una mañana como la de hoy y pensar: Hoy va a ser un día fantástico, saldrá todo redondo porque me he puesto unos calcetines de mi hija de unicornios  y lo he  conjuntado con una camiseta multicolor. ¡Nada puede fallar hoy con un arcoíris por atuendo!

Y a pesar de todo este rollo optimista, que se me olvida a los pocos segundos de pensarlo, cuando me paro a releer  mis auto peticiones me doy cuenta que esta lista me agota, me parece penoso y ostentos a la par, ineficaz e irreal. Una mierda pinchada en un palo en verdad. Lo cierto es que esta Cristina que propongo no es la Cris que conozco. Pero, ¿cómo asimilo ciertas actitudes que quiero conseguir  sin convertirme en una versión tan diferente de mi que deje de ser yo? ¿No creéis que es un poco cutre por mi parte desear ser alguien tan distinto a lo que soy? Es decir, ¿si las cualidades y actitudes que quiero tener, distan tanto y me alejan tanto de lo que soy, no será como hacerme la cirugía estética del alma? ¿Me reconocerá alguien si cambio tanto?
Es muy deprimente releer un diario de cuando era adolescente y constatar que mis inquietudes respecto a quien soy no han cambiado nada. Me enfurece ser capaz de recrear en mi mente la persona que quiero ser y no conseguir ir a por ello de manera práctica. Veo a gente a mi alrededor que visualizan lo que quieren y van a por ello y encima me dicen que lo han hecho gracias a mi porque se han dejado contagiar por mi entusiasmo. Tócate los cojones y perdonad mi expresión pero es que no he encontrado otro modo más claro de verbalizar lo que siento. Va a resultar que soy una musa de la motivación. Muy bonita definición ciertamente pero aunque me encanta la idea de servir de  inspiración para algo bueno, me desencanta no poder inspirarme a mí misma. ¿Tal vez no nací para ser jugadora sino para ser entrenadora? Y digo yo, ¿no deberíamos poder decidir si queremos jugar, entrenar, o mirar desde el banquillo? ¿Poder definir cuáles queremos que sean nuestras metas en la vida? Y si no está en mis manos llegar a esa meta debería buscar o mejorar mis capacidades para conseguirla pero mi duda es.....si a un pez le pides que escale una montaña por mucho que mejore o busque le será imposible. No está en su ser la consecución de ese objetivo. Así pues, ¿de ahí extrapolamos que hay metas que son verdaderamente inalcanzables? ¿Estoy yo encandilada por una de ellas? ¿Soy yo un pez y mi proyecto una montaña? Porque yo de inicio soy muy de...quiero hacer una ruta en trail por el desierto, ¿que necesito? Vale  ¿Que me falta? vale; pues me falta la moto, el carnet, el tiempo y el dinero,...casi lo tengo.
Hace unos días, diría que, a modo de consejo  una compañera de trabajo me  dijo, déjate de gilipolleces y asume que tienes 40 años y que ya se te ha pasado el momento de hacer ciertas cosas. Mirad, estoy en un momento ciertamente en que si quieres volar te acusan de no tener edad para ello, si quieres recogimiento te acusan de proyectar actitud de señora mayor. Y yo por mi parte nunca he sido más consciente de mis limitaciones por tema de logística y nunca he tenido que esforzarme tanto en asumir que ciertas cosas no van a ser. Estoy haciendo prácticas en urgencias del hospital de Bellvitge, en el modulo B donde está situado el box de emergencias. Justamente el sábado coincidí con dos enfermeros que se presentaron a las pruebas del servicio sanitario de bomberos forestales igual que yo, a diferencia que ellos si aprobaron las físicas y pasaron a la siguiente fase. Esa mañana de sábado lo pasé en grande en el hospital, primero cuando trajeron a un paciente en helicóptero y resulta que conocía al médico, segundo cuando vi la actuación de todos los profesionales para estabilizar al paciente, después cuando lo llevaron al TAC y más tarde cuando lo subieron a la REA. Hice un seguimiento en primera fila, de super lujo con inmejorables explicaciones del proceso. Me encantó y he pasado todo el fin de semana haciendo mi puzle mental para encajar cada pieza. Si renuncio a esto pero cojo aquello, tendré un contrato tal y veré a los niños en este turno, trabajaré en este otro y computaré tantos años de experiencia para blablablabalabaaaa. La muestra es que el domingo después de haber doblado toda la semana en urgencias de Bellvitge y en mi trabajo normal, los niños, la casa, la verbena de Sant Joan hasta las 4 de la madrugada bailando, el despertar a las 9 de la mañana al grito de -“Mamaaaaa hoy es mi santo, donde está mi regalo!”, mi padre al verme al mediodía sin peinar, en pijama y todavía con el rímel corrido me dice....Titi (así me llama a veces mi padre), estas guapísima hoy, tienes una luz y un brillo especial en la cara...
Lo sé, papa. Es que ayer en el hospital fui muy feliz. Como diría mi marido, no hay más preguntas señoría.

Mi alegato es claro y fácil. No tengo futuro en este nuevo mundo en el que quiero entrar pero a pesar de todo eso, no puedo evitar soñar con pertenecer a él. Todavía no me duele tanto el proceso como para olvidar mi meta, todavía no estoy preparada para asumir el duelo de decidir que ya basta de ese anhelo, todavía no quiero decir mi última palabra ni mi punto y final porque la musa que inspira al resto aun tiene trabajo consigo misma y mientras haya calcetines de unicornios en mi cajón todavía creeré en que pueden dar alas a esos pececitos que sueñan con escalar montañas.

miércoles, 13 de junio de 2018

Bambú

Hace dos días por la noche, se suicidó en el pueblo donde vivo un chaval de 15 años. No lo conozco ni sé nada de él ni de su vida ni de qué pudo llevarlo a realizar ese último acto.
Como siempre, cuando me entero de alguna noticia que me impacta personalmente surgen en mi mente infinidad de pensamientos atolondrados  y a menudo contradictorios. Estoy segura que ya lo he debatido en profundidad en columnas antiguas; Mi primera reacción tras el shock es querer ir a recogerme a casa y abrazarme a mis dos pequeños, pero tras unos minutos me acecha un sentimiento de necesidad imperiosa de vivir todo lo que pueda ofrecerme la vida, experimentar nuevas sensaciones o recuperar antiguas, sonreír más y quejarme menos, mojarme cuando llueve y cerrar los ojos mirando al sol, un torbellino de ganas de ser aquella de la que os hablaba el otro día, la de ¿vamos a lo que sea? Vamos!
Pero el tema es que no me sale ser así, porque una tiene una vida, la que he elegido, que no me permite darme ciertos caprichos y ahí es cuando surge el problema, que me siento atrapada y encerrada , seguramente en mi cuerpo, o lo que es peor, en mi propia mente. Y a pesar de que al revisar mi lista de cosas conseguidas y de experiencias vividas puedo hacer check en muchísimas, no entiendo de donde y porque me sale esta sensación de insatisfacción constante.
Y ahí es cuando le mando un audio a mi amiga Sonia, explicándole como me siento. Os contaré, sobre Sonia, que a pesar de conocernos desde hace casi 20 años, no nos hemos descubierto hasta hace uno. Y además el descubrimiento ha sido por entregas a causa de la distancia, puesto que ella vive en Zaragoza, así que sólo nos vemos cuando coincidimos en el pueblo con alguna excusa, por suerte, casi siempre festiva. En todas con una abrumadora conexión de no tener ni que hablar, de acabar la una la frase de la otra y de sentirnos unidas por sentimientos comunes que al fin y al cabo me  ayudan a comprender que mi sentir no es de esas enfermedades raras y únicas en el mundo, sino que ya somos dos, y eso amigos, cambia mucho la percepción del asunto, porque si te dan la mano no te caes tan fácilmente y bailar, beber ,reír y llorar entre dos es infinitamente mejor sin duda.
Pues a lo que iba, que le mandé un audio contándole mis ambivalencias mentales y ella me regaló un concepto que me maravilló.
Cris, hay que ser bambú.
Firmes clavadas en el suelo para ciertas cosas como son los pilares de nuestra vida y aferrarnos a ellos, pero a la vez, debemos aprender a dejar mecernos por el viento y ser flexibles con nosotras mismas y nuestras necesidades.
Sin excusas, sin autolimitaciones, dejando ondear nuestro pelo suelto, dejando volar nuestra imaginación, escribiendo el guión a nuestra manera.
Y Dios como me gustan a mí estas definiciones que me cambian la vida y lo veo tan claro en ese momento que siento como si siempre hubiera estado ciega, pero luego cuando lo tengo que poner en práctica,....no me sale. Me inundan las dudas, mecerme si, ¿pero hasta donde debo permitirme mecerme? ¿Y si me mezo demasiado no se romperán mis pilares?
Y se lo comento a mi marido y me dice que estoy como una regadera, que pienso demasiado y que tengo mucho tiempo libre para plantearme todas esas disertaciones.
Pero lo hago y ¿qué le voy a hacer?
Y de repente me encuentro tarareando una canción de Melendi, que últimamente ha despertado gran interés en mi por sus letras, que reconozco me están encantando a medida que las voy escuchando más y más.......los fantasmas y los miedos no me dejan ver el mar, porque tengo tanto ruido en mi mente, que me olvido que en mi barco sólo yo soy capitán....
Tan fácil y a la vez tan difícil de aceptar para mí misma, y es que la mayoría de mis limitaciones me las pongo yo y yo no soy precisamente estricta conmigo misma puesto que me permito salidas de tono, me permito recreos y vicios, algunos más confesables que otros pero al fin y al cabo la palabra clave es ME PERMITO, yo a mi misma y nadie más puede permitirme o prohibirme porque como decía antes: en mi barco sólo yo soy capitán y ahí es donde decido yo la distancia hasta la que voy a permitir mecerme. Y sin darme cuenta  constato que mi necesidad de mecimiento y mi ansiedad por no desorientarme resulta que se complementan, como el ying y el yang. Paradójicamente yo que busco siempre el norte (que hasta tatuado lo llevo), justamente el otro día viendo una peli descubrí el concepto Samsara, que en Sanskrito significa errante y me conmovió profundamente porqué al leer mas profundamente sobre ello vi que era mi otra media naranja, la que no quiero encontrar porque no la quiero reconocer como mía pero que sin duda es inherente a mí. Samsara, errante, vagabundo, que encarna el sentido más material y por tanto mundano de toda existencia, la metamorfosis de todos los cuerpos en sí mismos. Mi mitad busca el norte, mi otra mitad disfruta de su nomadismo emocional.
Casualmente he hecho hoy un test de personalidad, que de nada sirve si no me lo interpreta un psicólogo, pero a mí, que me gusta mucho hacer introspección qué mejor para ello que un test de estos. Y ya sólo contestándolo, sin saber nada de su interpretación he podido constatar que hay muchas yo en mi misma y cada una completamente distinta a la otra, como os decía, en mi naturaleza tengo una samsara que vagabundea y a la vez una fan de los faros que le indican el camino a seguir y a cuento de esto, os contaré que hace poco, pasando un fin de semana en una casa rural con amigos, descubrí en mi marido una mirada que hacía mucho que no veía en él. No sé que debió ver en mi en ese momento, en esa situación que no era para nada inusual o nueva, era una situación cotidiana y bastante trivial pero él me miró con ojos diferentes y yo, lo percibí y le pregunté el porqué de esa  maravillosa mirada, y me respondió...porqué a pesar de tu inseguridad, de tu baja autoestima y de tu actitud he conseguido verte como de verdad yo te veo en esencia.
BABOOOM! Menuda declaración para alguien que apenas verbaliza lo que siente. Petrificada me dejó y a la vez tremendamente intrigada por saber cuál esa esencia, que sin duda indagaré en futuras columnas.
Mi respuesta, como cabía esperar, no iba a ser menos, así que  le respondí algo que había leído hace tiempo en algún post de Facebook pero que me pareció creado para este preciso instante. - Cariño, dentro de mí, hay muchas yo, la salvaje, la madre, la tímida, la guerrera, la frívola, la tenaz..... Aquella a la que alimentes es, sin duda  aquella a la que tendrás.
Así que dejémonos  mecer al compás de la tramontana, el siroco, el cierzo o la calima; Seamos errantes sin perder de vista la luz de nuestro faro; Seamos el despertar de los ojos que nos miran y la esencia de nuestra naturaleza;
Seamos en definitiva, bambú, una vez más y siempre.



martes, 24 de abril de 2018

No pidas la luna

Recientemente me presenté a una convocatoria para entrar en la bolsa de trabajo del servicio de  enfermería de bomberos forestales.
Pasé la primera prueba, el examen teórico y aprobé.
Tenía que quedar  entre los 30 mejores como requisito para poder acceder a la siguiente prueba. Y quedé.
La segunda criba era una mínima y según todo el mundo accesibilisima prueba física. La course navette, la dichosa carrerita de arranca, acelera y frena al ritmo de un pitido. Para mi edad, porque iba por edad y ya estoy en el rango de las maduritas, tenia que conseguir hacer 6 paliers. Y de nuevo, según todo el mundo, facilísimo.
Entrené durante 2 semanas, que fue el tiempo que tuve desde que convocaron hasta el momento de la prueba, cada día, cambios de ritmo, técnica de carrera, pivotar, aumento de capacidad aeróbica, etc. Nunca hubiera podido imaginar un mejor  equipo de entrenadores ni de compañeros de entreno. Mil gracias a todos los componentes de Mes Vida y a todos los que me habéis animado(ya todos sabéis quien sois)  por vuestra paciencia, esfuerzo y dedicación y sobre todo por animarme a pensar  que era capaz de conseguir aquello y mucho más. Sabed que para mi, que me hayáis apoyado en este tema ha significado muchísimo, y por ello, os querré siempre.
Los entrenos dieron su fruto pero no consiguieron dar la cantidad de fruto necesario y  a pesar  de, según mi percepción,  intentarlo con todas mis fuerzas no llegué a los 6. Aquella tarde, tras salir del CAR de St Cugat con los 29 compañeros restantes, todos con sus Salomon, su tipo atlético, su perfil físico de bomberos  y con sus 8 paliers conseguidos sin apenas despeinarse ni derramar una gota de sudor (creedme, no exagero) me permití caer en unas horas de debilidad mental. Vaya, que lloré toda la tarde entera. Lloré cuando mi compi Isaac me dio un abrazo de consuelo, lloré cuando mi marido y mis hijos me recogieron a la salida y tuve que que decirles que no lo había conseguido, lloré todo el camino hacia casa, lloré en la ducha, en la merienda, tirada en la cama, abrazada a mis niños, lloré mientras mi marido intentaba animarme y también mientras escribía algún wasapp dando mi noticia. Lloré todo lo llorable. Me sentí tan decepcionada conmigo misma, sentí que decepcionaba a mucha gente de mi alrededor y eso me hizo creerme tan frágil, tan débil y tan mayor que sólo por aquella tarde me permití suponer que mi viaje hacia ese objetivo había terminado.
Y mientras me regodeaba en mi océano de lagrimas, recordé en que tipo de persona quiero convertirme, en como es la madre que quiero mostrar a mis hijos y como es la Cris que anhelo ver en el espejo. Recordé a las personas que desde un inicio me han animado a intentarlo, sencillamente porque no intentarlo es mas fracaso que hacerlo y no conseguirlo.
Rememoré todas las veces que durante años solo imaginé, y cómo lo glorioso sobrevino cuando cometí la imprudencia o la valentía (según el punto de vista de quien te lo explique) de poner sobre la realidad todo lo que mi mente se había atrevido solamente a soñar.
Y ahí es cuando los quisiera se convirtieron en quiero, los debiera en debo y los algún día en ahora y sólo entonces los deseos pudieron empezar a convertirse en hechos.

¿Y qué ha pasado con todo aquello? ¿Todo eso se va a evaporar por un traspié, por unas piernas que no alcanzan una velocidad concreta o por un corazón que no consigue bombear a la frecuencia necesaria? ¿No sigo siendo la misma yo que anhela la autosuficiencia? ¿ No soy la Cris de no pidas la luna, si la quieres consíguetela tu misma? La de menos hablar y más hacer, la de ves a por lo que quieres, la fan incondicional de Anna Fisher, de la baronesa Blixen y de la Tris de Divergente?
¿Y pues? Pues que voy a seguir para adelante, está vez conociendo de verdad mis límites. Mi marido me dijo aquella tarde que estaba claro que Dios me había dotado de mejor mente que cuerpo. No tengo claro si en un elogio o una crítica pero al menos se ha convertido para mí en una declaración de intenciones de lo que necesito mejorar. Mi punto de partida con datos reales y objetivables.
Un compañero de trabajo me contó una vez que el triunfo es cuestión de currárselo, de tener fortaleza e inteligencia pero también es cuestión de suerte como Carl Orff y su Carmina Burana; parece ser que no se hizo pública la obra no sé bien si por incomprensión o por desconocimiento, pero años después de su muerte se dio a conocer y nunca peor dicho pero nunca más claro, Carmina Burana la petó bien petada. Merecidísima fama pero a destiempo para su autor que ni la olió ni la saboreó (un poco como yo que si hubiera nacido en la época de Botticelli la hubiera petado también, pero me tocó de los 80 en adelante así que sólo espero no tener que esperar a morirme para saborear mis frutos)
Y es que estábamos hablando de suerte y yo de eso considero que tengo mucha, buenas cartas, buenos giros del destino y muy buenos compañeros de viaje a mi alrededor ; y es que cuando amigos te declaran que todo es cuestión de constancia y ganas y que a mí de eso no me falta y que el mundo necesita personas como yo (refiriéndose a la pasión que pongo cuando quiero algo) y cuando le doy las gracias por los ánimos me responde que la energía que irradio es mía, y que no cambie (a pesar de necesitar tardes de debilidad mental para llorar un mar), no me queda otra que brindar por mis anhelos, e invitar a los que me quieren de verdad a brindar conmigo, porque como leí hace poco en algún sitio …
Brindemos por las locas, por las inadaptadas, por las rebeldes, por las alborotadoras, por las que no encajan, por las que ven las cosas de una manera diferente.
Por a las que no les gustan las reglas y no respetan el statu-quo.
Con las que puedes no estar de acuerdo con ellas, puedes glorificarlas o vilipendiarlas.
Pero lo que no puedes hacer es ignorarlas.
Porque cambian las cosas y empujan adelante la raza humana.
Mientras algunos las vean como locas, nosotras las vemos como genios.
Porque las mujeres que se creen tan locas como para pensar que pueden cambiar el mundo son las que lo hacen.
En mi caso sólo aspiro conseguir cambiarme a mi misma y tengo muy claro de las que quiero ser. Quiero ser de las de…
¿Vamos al cine? ¡Vamos!
¿Vamos a bailar? ¡Vamos!
¿Vamos a  escalar al rocódromo? ¿A una exposición de fotos? ¿A ayudar a alguien? ¿A acurrucarnos en el sofá? ¿A aprender algo nuevo? ¿A conseguir un sueño?... ¡Vamos!
¿Vamos? ¡Vamos!

Yo tengo claro que voy. ¿Os venís?

lunes, 5 de febrero de 2018

Infinitas primeras veces...

Qué bonitas son las luces de la rotonda del cine de mi pueblo, son de azul medianoche muy cálido, igual que el amanecer a mi izquierda desde la ronda del litoral visto desde mi trayecto de paquete en moto; y es que hoy amaneció con un cariz especial…
Hoy podía convertirse en el primer día del resto de mi vida y por eso los pequeños detalles que normalmente nos pasan desapercibidos hoy quisieron ser visibles para mí para darme la bienvenida a esta nueva etapa de primeras veces.
Y es que a mí lo de las primeras veces me emociona más que la vida misma. Estrenar tantos sentimientos nuevos, conocimientos, aprendizajes, estrenar personas nuevas que se convertirán en conocidos y seguro que con el tiempo, en  amigos. Estrenar miedos y a la vez el coraje para superarlos. Debutar  de nuevo en esos inicios de historias que tanto me gustan con la mezcla perfecta entre nervios y atracción. No puedo evitarlo, las primeras veces me apasionan, y no tanto en si la primera vez de lo que sea sino las emociones que despiertan en mi. Emociones de niña, de ingenuidad, de taquicardia, de virgen, de adrenalina, de curiosidad sin fin. Y a ratos, en un mundo donde está casi todo estipulado, organizado, previsto, sabido y conocido, donde casi todo lo hacemos ya por inercia y cotidianidad, una primera vez, vale millones.
Y ahí me tenéis a mí, después de mi paseo matutino en moto, disfrutando de una velocidad crucero ideal  llego a las 8,30 a la puerta del banco para firmar mi primer crédito sólo mío, a mi nombre sin avales siendo yo la única en disfrutarlo y yo la única responsable en pagarlo. Después mi primera clase en el máster en el que me he inscrito. Urgencias y emergencias intra y extrahospitalarias. Eso si era un inicio por todo lo alto, con la sensación de estar abriendo una caja llena de maravillas que me podía llevar tan lejos como yo quisiera.
Obviamente esas maravillas se toparían con la realidad, que se entretiene poniendo obstáculos a los sueños. Lo que la realidad no sabe es que soy única regateando esos obstáculos y buscando alternativas. A ella le gusta proponer giros en el destino pero no más que a mi sortearlos. Y es que cada vez tengo más claro que a menudo las adversidades no son más que oportunidades con espinas. Si nos sentamos y cogemos la rosa con cuidado podremos quitarle las espinas con calma y admirarla en su absoluta belleza.
Así que, para mí, últimamente lo importante de la vida no es tanto lo que nos ocurre sino como reaccionamos a lo que nos ocurre. Yo soy muy de anhelar  cosas que siento como ya perdidas o como no posibles por causas que me monto yo misma. Tengo unas reglas morales muy estrictas que me hacen atormentar a veces o avergonzarme de mis propios pensamientos otras muchas. Y cuidado, que tenga esas normas morales no significa que las cumpla, ahí el quid de la cuestión. Estoy aprendiendo ahora mismo a gestionar esas historias mías, reconocer mis luces y mis sombras y mostrarme ante los míos como de verdad me siento, ni tan buena pero tampoco tan mala, ni tan controlada pero tampoco tan alocada. Vamos que justamente estoy cayendo en esa indefinición que tanto he odiado siempre o tal vez  lo que estoy haciendo es centrarme, equilibrarme y  huir de los extremos, lidiar con  todo ese rollo de desetiquetarme que tanto me consuela pero que nunca consigo.
Pero volvamos a mi hilo argumental que he vuelto a irme en mis divagaciones. Yo lo que de verdad quiero son infinitas primeras veces. ¿Pero como consigo eso? Y sabed que yo la palabra infinito sólo la uso por la noche, cuando acuesto a mis dos peques y les susurro al odio…t’estimo infinit…; para todo lo demás debo reconocer que me provoca cierto miedo, cierta sensación de opresión en el pecho y de encarcelamiento mental que me aterra, y mira por donde ahora la pido con afán.
Lo repetiré una vez más: Quiero infinitas primeras veces por siempre jamás.
Algo nuevo cada día, un sabor, una palabra, una persona, una manera de ver la vida, una canción, una poesía ¿habrá en el mundo tanta cantidad de cosas nuevas que puedan satisfacer mi curiosidad? El otro día me comí un pepinillo por primera vez, la semana pasada aprendí a jugar al ajedrez, el sábado pasado escalé en un rocódromo y bajé haciendo rapel, hace dos meses  reconocí un ritmo no desfibrilable ,ayer conocí un olor nuevo, hace 3 meses sentí agujetas en un músculo desconocido para mí y así más y más, y cada día quiero nuevos descubrimientos, que, aunque puedan parecer banales, sé que no lo son porque me están dando una oportunidad nueva de primeras veces y como tales, las viviré como se merecen, impacientes, cálidas, cerrando fuerte los ojos y conteniendo el aliento para que esa sensación se convierta como no, en infinita.