lunes, 25 de junio de 2018

El pez que escaló una montaña

No paro de dar vueltas y vueltas a mi vida, me introspecciono, busco motivaciones, me miro, me remiro, me pongo boca arriba, boca abajo, miro al cielo y después saqueo mis infiernos, me escudriño desde todos los puntos de vista posibles y siempre llego a la misma conclusión. La conclusión es que no la hay. No me sirve para nada esta profunda disertación de mi misma más que para pillar un colocón de tres pares de narices, marearme, auto atosigarme y acabar harta de mi persona.
Y es que cuando mi marido e incluso mis padres me preguntan el porqué de mi insatisfacción constante, no puedo dar otra respuesta más que : “no lo sé”. Y cuando me profundizo un poco más y encuentro las palabras, son siempre las mismas: Quiero convertirme en el tipo de persona que quiero ser y no soy.
Las mil y una veces que le digo a mi marido que necesito un cambio de vida y le empiezo a relatar las cosas que querría hacer en mi nueva vida y según yo no puedo hacer ahora, me doy cuenta que en verdad, la mayoría de las veces, no me limita el hacerlas mi situación actual sino mi prejuicismo actual.
Así que he pensado en definir  todas las cualidades que quisiera tener yo como mi persona ideal y lo primero que me ha venido a la mente ha sido la primera estrofa de una canción de Mary Poppins.....la niñera que buscamos , la queremos sin verrugas, con mejillas sonrosadas, muy alegre y confiada....

Así que allá voy, la Cristina que yo busco...

1. No vivirá constantemente enfadada ni se quejará todo el rato.
2. Hablará con dulzura
3. Será flaca
4. Cuando haga algo lo intentará hacer el máximo de bien posible
5. Sabrá conducir todo lo conducible sin ningún tipo de nerviosismo
6. Superará su fobia a los pájaros
7. Hará deporte de modo constante y por gusto
8. Mejorará en todos sus hobbies para convertirse en experta en algo (bailar, idiomas, dibujar, editar videos, fotografiar, patinar sobre hielo, escribir, coser, cocinar)
9. Mantendrá la calma y no se ofuscará ante ninguna adversidad, buscando soluciones prácticas
10. No resaltará sólo sus cosas malas y sabrá verse con bueno ojos
11. No será posesiva, celosa ni envidiosa
Once cosillas de nada (por no extralimitarme)que generarán una versión mejorada de mi misma. Bienvenidos a la nueva y renovada Cris 4.0.
Facilísimo, vamos. En definitiva la Cristina que busco es en esencia  esa que nombro siempre de vamos a lo que sea, o la que decide prepararse para acceder al cuerpo de bomberos y de hecho le falta todo lo que hay que tener (físico, teórico, práctico y mental). Todo menos la motivación.
Y es que yo vivo de mi motivación; loca, infantil e incongruente, tal vez, pero me maravilla levantarme una mañana como la de hoy y pensar: Hoy va a ser un día fantástico, saldrá todo redondo porque me he puesto unos calcetines de mi hija de unicornios  y lo he  conjuntado con una camiseta multicolor. ¡Nada puede fallar hoy con un arcoíris por atuendo!

Y a pesar de todo este rollo optimista, que se me olvida a los pocos segundos de pensarlo, cuando me paro a releer  mis auto peticiones me doy cuenta que esta lista me agota, me parece penoso y ostentos a la par, ineficaz e irreal. Una mierda pinchada en un palo en verdad. Lo cierto es que esta Cristina que propongo no es la Cris que conozco. Pero, ¿cómo asimilo ciertas actitudes que quiero conseguir  sin convertirme en una versión tan diferente de mi que deje de ser yo? ¿No creéis que es un poco cutre por mi parte desear ser alguien tan distinto a lo que soy? Es decir, ¿si las cualidades y actitudes que quiero tener, distan tanto y me alejan tanto de lo que soy, no será como hacerme la cirugía estética del alma? ¿Me reconocerá alguien si cambio tanto?
Es muy deprimente releer un diario de cuando era adolescente y constatar que mis inquietudes respecto a quien soy no han cambiado nada. Me enfurece ser capaz de recrear en mi mente la persona que quiero ser y no conseguir ir a por ello de manera práctica. Veo a gente a mi alrededor que visualizan lo que quieren y van a por ello y encima me dicen que lo han hecho gracias a mi porque se han dejado contagiar por mi entusiasmo. Tócate los cojones y perdonad mi expresión pero es que no he encontrado otro modo más claro de verbalizar lo que siento. Va a resultar que soy una musa de la motivación. Muy bonita definición ciertamente pero aunque me encanta la idea de servir de  inspiración para algo bueno, me desencanta no poder inspirarme a mí misma. ¿Tal vez no nací para ser jugadora sino para ser entrenadora? Y digo yo, ¿no deberíamos poder decidir si queremos jugar, entrenar, o mirar desde el banquillo? ¿Poder definir cuáles queremos que sean nuestras metas en la vida? Y si no está en mis manos llegar a esa meta debería buscar o mejorar mis capacidades para conseguirla pero mi duda es.....si a un pez le pides que escale una montaña por mucho que mejore o busque le será imposible. No está en su ser la consecución de ese objetivo. Así pues, ¿de ahí extrapolamos que hay metas que son verdaderamente inalcanzables? ¿Estoy yo encandilada por una de ellas? ¿Soy yo un pez y mi proyecto una montaña? Porque yo de inicio soy muy de...quiero hacer una ruta en trail por el desierto, ¿que necesito? Vale  ¿Que me falta? vale; pues me falta la moto, el carnet, el tiempo y el dinero,...casi lo tengo.
Hace unos días, diría que, a modo de consejo  una compañera de trabajo me  dijo, déjate de gilipolleces y asume que tienes 40 años y que ya se te ha pasado el momento de hacer ciertas cosas. Mirad, estoy en un momento ciertamente en que si quieres volar te acusan de no tener edad para ello, si quieres recogimiento te acusan de proyectar actitud de señora mayor. Y yo por mi parte nunca he sido más consciente de mis limitaciones por tema de logística y nunca he tenido que esforzarme tanto en asumir que ciertas cosas no van a ser. Estoy haciendo prácticas en urgencias del hospital de Bellvitge, en el modulo B donde está situado el box de emergencias. Justamente el sábado coincidí con dos enfermeros que se presentaron a las pruebas del servicio sanitario de bomberos forestales igual que yo, a diferencia que ellos si aprobaron las físicas y pasaron a la siguiente fase. Esa mañana de sábado lo pasé en grande en el hospital, primero cuando trajeron a un paciente en helicóptero y resulta que conocía al médico, segundo cuando vi la actuación de todos los profesionales para estabilizar al paciente, después cuando lo llevaron al TAC y más tarde cuando lo subieron a la REA. Hice un seguimiento en primera fila, de super lujo con inmejorables explicaciones del proceso. Me encantó y he pasado todo el fin de semana haciendo mi puzle mental para encajar cada pieza. Si renuncio a esto pero cojo aquello, tendré un contrato tal y veré a los niños en este turno, trabajaré en este otro y computaré tantos años de experiencia para blablablabalabaaaa. La muestra es que el domingo después de haber doblado toda la semana en urgencias de Bellvitge y en mi trabajo normal, los niños, la casa, la verbena de Sant Joan hasta las 4 de la madrugada bailando, el despertar a las 9 de la mañana al grito de -“Mamaaaaa hoy es mi santo, donde está mi regalo!”, mi padre al verme al mediodía sin peinar, en pijama y todavía con el rímel corrido me dice....Titi (así me llama a veces mi padre), estas guapísima hoy, tienes una luz y un brillo especial en la cara...
Lo sé, papa. Es que ayer en el hospital fui muy feliz. Como diría mi marido, no hay más preguntas señoría.

Mi alegato es claro y fácil. No tengo futuro en este nuevo mundo en el que quiero entrar pero a pesar de todo eso, no puedo evitar soñar con pertenecer a él. Todavía no me duele tanto el proceso como para olvidar mi meta, todavía no estoy preparada para asumir el duelo de decidir que ya basta de ese anhelo, todavía no quiero decir mi última palabra ni mi punto y final porque la musa que inspira al resto aun tiene trabajo consigo misma y mientras haya calcetines de unicornios en mi cajón todavía creeré en que pueden dar alas a esos pececitos que sueñan con escalar montañas.

miércoles, 13 de junio de 2018

Bambú

Hace dos días por la noche, se suicidó en el pueblo donde vivo un chaval de 15 años. No lo conozco ni sé nada de él ni de su vida ni de qué pudo llevarlo a realizar ese último acto.
Como siempre, cuando me entero de alguna noticia que me impacta personalmente surgen en mi mente infinidad de pensamientos atolondrados  y a menudo contradictorios. Estoy segura que ya lo he debatido en profundidad en columnas antiguas; Mi primera reacción tras el shock es querer ir a recogerme a casa y abrazarme a mis dos pequeños, pero tras unos minutos me acecha un sentimiento de necesidad imperiosa de vivir todo lo que pueda ofrecerme la vida, experimentar nuevas sensaciones o recuperar antiguas, sonreír más y quejarme menos, mojarme cuando llueve y cerrar los ojos mirando al sol, un torbellino de ganas de ser aquella de la que os hablaba el otro día, la de ¿vamos a lo que sea? Vamos!
Pero el tema es que no me sale ser así, porque una tiene una vida, la que he elegido, que no me permite darme ciertos caprichos y ahí es cuando surge el problema, que me siento atrapada y encerrada , seguramente en mi cuerpo, o lo que es peor, en mi propia mente. Y a pesar de que al revisar mi lista de cosas conseguidas y de experiencias vividas puedo hacer check en muchísimas, no entiendo de donde y porque me sale esta sensación de insatisfacción constante.
Y ahí es cuando le mando un audio a mi amiga Sonia, explicándole como me siento. Os contaré, sobre Sonia, que a pesar de conocernos desde hace casi 20 años, no nos hemos descubierto hasta hace uno. Y además el descubrimiento ha sido por entregas a causa de la distancia, puesto que ella vive en Zaragoza, así que sólo nos vemos cuando coincidimos en el pueblo con alguna excusa, por suerte, casi siempre festiva. En todas con una abrumadora conexión de no tener ni que hablar, de acabar la una la frase de la otra y de sentirnos unidas por sentimientos comunes que al fin y al cabo me  ayudan a comprender que mi sentir no es de esas enfermedades raras y únicas en el mundo, sino que ya somos dos, y eso amigos, cambia mucho la percepción del asunto, porque si te dan la mano no te caes tan fácilmente y bailar, beber ,reír y llorar entre dos es infinitamente mejor sin duda.
Pues a lo que iba, que le mandé un audio contándole mis ambivalencias mentales y ella me regaló un concepto que me maravilló.
Cris, hay que ser bambú.
Firmes clavadas en el suelo para ciertas cosas como son los pilares de nuestra vida y aferrarnos a ellos, pero a la vez, debemos aprender a dejar mecernos por el viento y ser flexibles con nosotras mismas y nuestras necesidades.
Sin excusas, sin autolimitaciones, dejando ondear nuestro pelo suelto, dejando volar nuestra imaginación, escribiendo el guión a nuestra manera.
Y Dios como me gustan a mí estas definiciones que me cambian la vida y lo veo tan claro en ese momento que siento como si siempre hubiera estado ciega, pero luego cuando lo tengo que poner en práctica,....no me sale. Me inundan las dudas, mecerme si, ¿pero hasta donde debo permitirme mecerme? ¿Y si me mezo demasiado no se romperán mis pilares?
Y se lo comento a mi marido y me dice que estoy como una regadera, que pienso demasiado y que tengo mucho tiempo libre para plantearme todas esas disertaciones.
Pero lo hago y ¿qué le voy a hacer?
Y de repente me encuentro tarareando una canción de Melendi, que últimamente ha despertado gran interés en mi por sus letras, que reconozco me están encantando a medida que las voy escuchando más y más.......los fantasmas y los miedos no me dejan ver el mar, porque tengo tanto ruido en mi mente, que me olvido que en mi barco sólo yo soy capitán....
Tan fácil y a la vez tan difícil de aceptar para mí misma, y es que la mayoría de mis limitaciones me las pongo yo y yo no soy precisamente estricta conmigo misma puesto que me permito salidas de tono, me permito recreos y vicios, algunos más confesables que otros pero al fin y al cabo la palabra clave es ME PERMITO, yo a mi misma y nadie más puede permitirme o prohibirme porque como decía antes: en mi barco sólo yo soy capitán y ahí es donde decido yo la distancia hasta la que voy a permitir mecerme. Y sin darme cuenta  constato que mi necesidad de mecimiento y mi ansiedad por no desorientarme resulta que se complementan, como el ying y el yang. Paradójicamente yo que busco siempre el norte (que hasta tatuado lo llevo), justamente el otro día viendo una peli descubrí el concepto Samsara, que en Sanskrito significa errante y me conmovió profundamente porqué al leer mas profundamente sobre ello vi que era mi otra media naranja, la que no quiero encontrar porque no la quiero reconocer como mía pero que sin duda es inherente a mí. Samsara, errante, vagabundo, que encarna el sentido más material y por tanto mundano de toda existencia, la metamorfosis de todos los cuerpos en sí mismos. Mi mitad busca el norte, mi otra mitad disfruta de su nomadismo emocional.
Casualmente he hecho hoy un test de personalidad, que de nada sirve si no me lo interpreta un psicólogo, pero a mí, que me gusta mucho hacer introspección qué mejor para ello que un test de estos. Y ya sólo contestándolo, sin saber nada de su interpretación he podido constatar que hay muchas yo en mi misma y cada una completamente distinta a la otra, como os decía, en mi naturaleza tengo una samsara que vagabundea y a la vez una fan de los faros que le indican el camino a seguir y a cuento de esto, os contaré que hace poco, pasando un fin de semana en una casa rural con amigos, descubrí en mi marido una mirada que hacía mucho que no veía en él. No sé que debió ver en mi en ese momento, en esa situación que no era para nada inusual o nueva, era una situación cotidiana y bastante trivial pero él me miró con ojos diferentes y yo, lo percibí y le pregunté el porqué de esa  maravillosa mirada, y me respondió...porqué a pesar de tu inseguridad, de tu baja autoestima y de tu actitud he conseguido verte como de verdad yo te veo en esencia.
BABOOOM! Menuda declaración para alguien que apenas verbaliza lo que siente. Petrificada me dejó y a la vez tremendamente intrigada por saber cuál esa esencia, que sin duda indagaré en futuras columnas.
Mi respuesta, como cabía esperar, no iba a ser menos, así que  le respondí algo que había leído hace tiempo en algún post de Facebook pero que me pareció creado para este preciso instante. - Cariño, dentro de mí, hay muchas yo, la salvaje, la madre, la tímida, la guerrera, la frívola, la tenaz..... Aquella a la que alimentes es, sin duda  aquella a la que tendrás.
Así que dejémonos  mecer al compás de la tramontana, el siroco, el cierzo o la calima; Seamos errantes sin perder de vista la luz de nuestro faro; Seamos el despertar de los ojos que nos miran y la esencia de nuestra naturaleza;
Seamos en definitiva, bambú, una vez más y siempre.