martes, 27 de agosto de 2013

La reina del bar canalla

Tengo el resultado en mis manos, en un sobre cerrado, de mi TAC craneal. Voy a abrirlo. Seamos realistas, cabe la posibilidad. ¿Y si…?   No soy de las que huyen de las noticias. No esquivo las cosas potencialmente dolorosas. Pero no negaré que da cierto miedo pensar en que todo pueda acabarse. Una buena amiga posteó ayer: "Vive cada día como si fuera el último porque llegará el día en que estarás en lo cierto" Bien, me encanta la frase. Lo acepto. Pero, ¿qué implica vivir cada día como si fuera el último? Si de repente nos dijeran que nos quedan 6 meses de vida, ¿qué haríamos? ¿Intentaría disfrutar de mis días o buscaría, incesante, nuevos tratamientos para alargar mi tiempo, a riesgo de perder precisamente el tiempo que me queda? Yo me pregunto, ¿me fugaría a recorrer el mundo? ¿Me refugiaría en casa con los míos? ¿Diría aquello que nunca dije y probaría todo lo que no he probado? Y lo más importante, ¿sería fiel a mis últimas voluntades de verdad, aunque ello implicara una actitud egoísta?    Para mi implicaría no ir a trabajar, por ejemplo. Tal vez querría probar cosas que nunca hice…cosas que cuenta la leyenda son sumamente placenteras….¿cocaína, paracaídas, bañarme desnuda en una playa?…algunas son tonterías, fáciles de hacer, pero otras requieren cruzar ciertos límites, correr algunos riesgos. Si pienso que estoy agarrada a una rama a punto de caer a un precipicio, lo tengo claro, sé en qué personas pensaría y se (aunque pueda sonar frio) en qué orden lo haría. Pero eso es fácil, pim-pam, rápido. Se acabó.   Pero cuando no hablamos de un segundo fugaz, sino de 2, 3, 5 años se me complica la decisión. El Aprovecha el momento a mi me provoca mucha contradicción porque si realmente hiciera mi Carpe Diem personalizado debiera dejar mi hipoteca sin pagar, dejar mi trabajo, y huir (con mi más intimo núcleo familiar) a un lugar paradisiaco a vivir tranquila bajo un cocotero …pero no, eso en realidad lo aguantaría 3 días. El Carpe Diem más sincero que se me ocurre implica dinero, fiestas, viajes, gastronomía, baile, masajes, alcohol y muchas cosas tan buenas, buenísimas que seguro que han de ser ilegales. Tal vez incluso olvidándome de ser políticamente y moralmente correcta, implicaría hasta alejarme de los míos. Como en la Reina del Bar Canalla, desaparecer de verdad, construir una nueva vida desde cero con la idea en mente de no arraigar en nada ni en nadie y dejar a la vez, que los que se quedan, pudieran construir una vida ya sin mi…..aunque, siendo doblemente sincera, seguro que en el  último momento querría arroparme por ellos, ver sus caritas y empaparme de su amor verdadero para emprender mi viaje final, por lo que me resulta una decisión sumamente complicada a la que no me apetece darle más vueltas. Así que, en definitiva, sólo se aprovechar el momento cuidando un poco cierto equilibrio sin transgredir excesivamente los límites de mi mundo.   Retomando el hilo y pensando en cosas más prácticas tengo muy claras unas cositas, fáciles y muy sabidas ya por los que pudieran sobrevivirme. Chicos, si no queréis que me enfade y vuelva de donde esté para tiraros de los pies por la noche para asustaros, donad todos mis órganos. Indispensable y obligatorio. No os gastéis ni un céntimo en un entierro. Como vi en una película, si la ley lo permitiera (y si no también) enterradme en el suelo sin féretro, bajo un manzano o cualquier árbol frutal, sus raíces se meterán dentro de mí y temporada tras temporada, pegad un buen mordisco a una de sus frutas y ¡saboread lo dulce que estoy! Por último, repartid mis cartas de despedida. Escribiría mil cartas, sinceras, sin dorar la píldora a nadie pero enfatizando  lo bueno de mi relación con cada persona. Esas cartas podrían ser para conocidos, familiares, o simplemente gente con la que he compartido apenas cinco minutos o tal vez que ni sepan de mi existencia. Es probable que  alguien al que veo cada día no recibiera carta mía, ¡qué le voy a hacer! Mi tiempo, mis cartas y mis sentimientos sinceros, sólo para gente que a mí me valga la pena. Lo de sed felices, aprovechad vuestro tiempo y blablablá…lo sabéis de sobra (lleváis 3 minutos oyéndome hablar de ello) así que, como por suerte, mi TAC ha resultado estar perfecto, por lo menos de momento no voy a preocuparme. Seguiré viviendo a mi manera, lo mejor que sepa, de modo que cuando la película de mi vida pase por mis ojos en 10 milésimas de segundo, quien sea que esté esperándome al otro lado, los míos, mi Dios o mi Diablo piensen…. ¡Qué bien vivió esta chica, buena adquisición!

martes, 20 de agosto de 2013

Simplificando...

A menudo me ofusco en recrearme en mis problemas y se me olvida obedecer aquel proverbio chino  que cuenta que si algo tiene solución, soluciónalo; pero si no la tiene, ni te preocupes. Total, ¿para qué preocuparse entonces? ¿Solemos regodearnos en nuestras desgracias excesivamente? Alguien me dijo una vez que yo me sentiría desgraciada continuamente porque siempre quiero más, cuando consigo algo voy a por otra cosa y vivo en un estado de insatisfacción constante porque el logro por haber conseguido lo primero me dura apenas unos días. Pero ¿es correcto relacionar insatisfacción con infelicidad? No creo que vayan de la mano. Para mi insatisfacción por querer más, es una búsqueda, una aventura que me empuja  a mejorar y esforzarme. ¿Por qué no puedo llegar hasta donde marca mi imaginación? A veces me excuso alegando que no es insatisfacción, es rapidez mental. Soy muy rápida, muy de borrón y cuenta nueva, de a otra cosa mariposa. Mis duelos en temas de proyectos, actividades y logros no duran. ¿Conseguí esto? Pues ya está, ¿qué hago ahora? No me entretengo en recrearme en mi éxito; ¿No puedo con esto? Pues voy a por aquello. Querido "esto", ya te pillaré en otro momento, y "esto" vuelve en un círculo incesante, hasta que al final lo consigo y paso a  aquello o a lo de más allá. Como humana y tozuda que soy, a veces me encasquillo en algo que me impide avanzar y me enmaraño en mi misma, sin ver que la solución suele ser más fácil de lo que parece. En clase de filosofía el profesor lanzó una pregunta: - "¿Y si mañana no saliera el Sol?". Todos nos quedamos petrificados, nadie sabía qué responder, y todos en nuestro interior elucubramos sofisticadas  teorías metafísicas sobre el fin del mundo, sobre si sería posible la vida sin sol y varia hipótesis más. De repente, una voz respondió: -"Pues saldríamos a la calle con linternas". Aquel comentario me fascinó, tan sencillo, tan espontaneo, tan pragmático. Desde ese momento intento (que no significa que consiga), simplificar las complicaciones, no obsesionarme  con cosas que en el fondo, requieren una solución tan sencilla como dar un pequeño giro a la falda para que no se note una costura abullonada mal cosida o dejar a la niña en la cuna con la cabecita donde teóricamente había predefinido que irían sus pies, cosa que hace que las maniobras sean más ergonómicas. Tan fácil pero ¿por qué estas ideas no se me ocurren siempre? ¿Es porque soy demasiado estricta? Establezco conceptos que luego me cuesta saltarme. Mi tendencia a etiquetar y clasificar me coloca en situaciones poco fluidas y convierte en fijo lo voluble, en eterno lo efímero, consiguiendo obtener algo demasiado serio, para mi recién estrenada forma de pensar simplificada, lo sume todo en un ritmo sinusal perfecto. Así que el truco, indiscutiblemente, lo he encontrado en simplificar y disfrutar de ciertas extrasístoles, que suelen dar el toque despreocupado a una cadencia demasiado rítmica.

Delicatessen

Como me gusta comer…y ¡qué desgracia la mía! Me encantaría ser de estas chicas que chupan una hoja de lechuga y se quedan saciadas, de estas que con un platito de ensalada tienen suficiente para todo un día y aun así ¡se sienten empachadas!....pero no, ¡qué digo! El placer que aporta la comida no lo aporta ninguna otra cosa (hay placeres mejores, claro, pero son distintos…;) Puedo hacer infinidad de cosas diferentes, actividades diversas que en sí mismas son satisfactorias pero reconozco que cuando estas propuestas se mezclan con algo gastronómico, se potencian hasta nuevas cumbres. Los eventos sin comida, no son lo mismo….   El cine, no es sólo cine, son palomitas con conguitos de chocolate. ¿Lo habéis probado? La mezcla del dulce con el salado, encontrarse los conguitos, por sorpresa en medio de un puñadito de palomitas… El futbol es bocadillo de tortilla de patatas. ¿Ir de compras? Merendar una riquísima ensaimada en La Pallaresa. ¿Tarde de domingo  tormentosa? Tiras de pan tostado mojado en chocolate desecho. ¿Playa? Paella de chiringuito.   Todo, para mí, tiene un acompañante gastronómico y no puedo concebir una cosa sin la otra. Eso puede resultar  cansado según lo mires y a menudo, si no pongo límites, caro…con lo que la situación se complica porqué no sé si os lo había dicho antes, pero soy pésima poniéndome límites.   Soy de esas capaz de fulminar con la mirada a cualquiera cuando me salto la dieta (que inicio cada lunes y acabo cada lunes a la hora de la merienda) y resulta que la comida por la que me la he saltado no ha estado a la altura de mis expectativas, pero, también es muy cierto que soy fácil de contentar, soy muy de menú infantil, de cosas sencillas, caseras y nada sofisticadas. Los restaurantes de plato grande y poca comida no son de mi estilo y exquisiteces tales como caviar iraní, ostras o el foie no son deseadas por mi paladar. Me encantan los bares de menú, y amigos, si en un bar veis gran acumulo de paletas, fontaneros, pintores, etc.….no lo dudéis, ¡habéis encontrado un sitio bueno!   Mis platos estrella para comer son el arroz, la pasta y las patatas, por no mencionar la riquísima y guarrísima bollería. Cualquier cosa que lleve como ingrediente principal uno de estos, me deleita seguro. ¡Como me gustaría ser feliz con una acelguita o con una merluza hervida!, pero que le voy a hacer…cuando nací, de tercer apellido me pusieron "hidrato de carbono" y de cuarto "glotona sin remedio". Lo llevo en mi ADN, me gusta comer y claro, mi cuerpo y mi mente viven en lucha constante para intentar que esta afición no me convierta en una XL. No soy delgadita, mi constitución no es debilucha, soy la vecinita ideal para las mujeres del pueblo….- ¡qué sana y robusta se te ve! ¡Sí, hija sí, más vale tener que desear, tú sí tienes de donde agarrar!- y yo con risita nerviosa: -"muchas gracias señora, por fastidiarme el verano, espero (no) verla el año que viene…."   Por eso, durante el embarazo de mi primer hijo, cuando me preocupé porque el ginecólogo me dijo que mi bebito iba bajito de peso y él me tranquilizó alegando que el niño estaba bien, que era de constitución delgada como la madre, yo no sabía si abrazarlo o escupirle por cachondearse en mi cara tan directamente. Por su bien, nunca quise indagar si la afirmación fue irónica o real, pero lo cierto es que el pequeño Jon tiene una figura la mar de estilizada. (¡Cómo se parece este niño a mí!)   Soy fácil, ya veis, si me has hecho algo y quieres que te perdone, por Dios, no quiero flores… tráeme unas castañitas asadas o una horchata a cualquier hora del día y seré tuya para siempre…   Por todo esto, por hacer honor a mis genes, por aquellas que sufren para engordar y aquellas que lloran para adelgazar, por las lentejas de mi madre y por las eternas sobremesas, que no existirían sin una buena comida, espero, por mi bien, por mi salud y por lo poco que cuesta,  seguir ilusionándome sinceramente con cosas tan insanas como placenteras ¡como un riquísimo tigretón!

jueves, 8 de agosto de 2013

Como el vino

Mi cuñado Iñaki opina que las mujeres, cuando son madres, pierden su toque sexy. Oír comentarios hacia Jennifer López, por ejemplo, viendo un videoclip del tipo: -"Señora, por favor, ¡qué es usted madre!"… Pobres bobos y prejuiciosos hombres. Sí, soy madre ¿y qué? También lo son Valeria Mazza, Paula Echevarría y Carolina Cerezuela y dudo mucho que mi muy señor cuñado les hiciera un feo.   ¿Quién inventó entonces el término MILF (Mother I Like Fuck) o lo que es lo mismo MQMF (madre que me follaría)?  Yo me pregunto, ¿por qué nos engloban en una categoría diferente? ¿Porqué no simplemente WILF (Mujer a la que me follaría)? ¿Es que jugamos en ligas distintas? Antes que madres, indudablemente somos mujeres ¿cierto? ¿O tal vez no? ¿Porqué en el mismo instante en que la cabecita de mi retoño asomó al mundo, mi identidad cambiaba como por arte de magia de Cristina a "mamá de"? Acepto que he cambiado en algunas cosas pero en esencia soy yo, la misma pero mejorada. Mejorada con una experiencia que ningún otro ser en el mundo podría haberme dado, mejorada al saber que ya he pasado (y sobrevivido) por el mayor dolor físico que existe (espero) y mejorada porque a partir de ese momento y para siempre jamás se que hay algo superior a todo que hace que me levante con más fuerza aún cada mañana. Así que, por favor señores, no nos desmerezcan por ser madres, tampoco nos aplaudan, tan solo les pido que nos traten del mismo modo en que siempre lo hicieron.   Tal vez ese comentario estaba mal formulado. En lugar de madre quiso decir ¿mayor, vieja? ¿Perdemos el toque sexy con la edad?   Cenando el otro día al fresco de la terraza, tuve oportunidad de ver el ir y venir de los vecinos de mi comunidad. Pasó una chica joven, una niña diría yo, ¿14,16? Pongamos 18 para no meternos en líos de legalidades. Muy mona, buen cuerpo, cara angelical. Después pasó una mujer; 40 años. Buen cuerpo, no de 16 sino de 40, claro, guapa, segura. Y yo me pregunté: -"¿con cuál de las dos podría disfrutar más un hombre en una relación?" ¿Un culo bien puesto vale más la pena que una buena conversación con un culo, tal vez y solo tal vez, un poco peor puesto? Buscando el mismo objetivo final, y pasando por conocernos, cena, copa, conversación, risas, seducción… ¿nos quedamos con la de 18 o con la de 40?   Mi marido me respondió que con la de 40, incluso mencionó a Susana, una cincuentona estupenda compañera mía de trabajo. (Susi, ¡qué alto me has puesto el listón, jodía!) ¿Respondió lo que creía que yo esperaba oír? ¿Pensó que era una pregunta trampa? No sé. Porque… ¿qué tiene una chiquilla que no tenga una mujer? Ingenuidad, simpatía, ilusión, inocencia, tipazo, ganas de divertirse…Perdonad, por más que busco no encuentro que le falte nada de eso a mi Susi.   Así que para mí, ganan por goleada las MILF, WILF o como las queráis llamar, por todo lo dicho, por todo lo que ya han hecho y por tanto y tanto que les queda por hacer. Y no me malinterpretéis, volvería a los 16 mañana mismo, pero sin dudar ni un instante, sólo, sólo para llegar a los 40, volver a formular la misma pregunta y obtener la misma respuesta.