Al inicio de esta columna me había confesado apolítica pero, Janot, mi compañero de trabajo, le ha echado un vistazo rápido y me ha indicado con vehemencia que no es cierto. Según wikipedia la política es una rama de la moral (vaya, ya empezamos…;)que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. En base a esto, (cert Janot) no soy apolítica. Me confieso entonces, despreocupada y desinteresada por la política desde que tengo uso de razón (que no hace tanto). Nunca me interesó el tema, de pequeña porque no me servía para nada y ahora porque no consigo encontrar una sola idea honrada en todo este circo que me convenza. Ser político no ha de ser nada fácil, lo reconozco, y yo soy la menos indicada para hacer críticas dado que a menudo no consigo gobernar ni mi casa, mucho menos lo conseguiría con una sociedad entera, pero tengo ciertas ideas respecto a ciertas cosas a pesar de que siempre me ha dado mucha vergüenza hablar del tema porque no me siento erudita en este. No tengo ni pajolera idea, por lo que prefiero no hacer el ridículo. Es a raíz de toda esta mierda diaria que está haciendo insoportable creer en una luz al final del túnel que me he autoincentivado a reflexionar un poco sobre todo esto. A priori no estoy de acuerdo con ningún partido de forma absoluta, de hecho creo que está muy mal gestionado el tema de las votaciones. Siempre he estado en contra de las campañas-propagandas electorales. Creo que un partido que basa su candidatura en cargarse la candidatura del otro es que tiene muy poco que ofrecer. Cuando sube uno al poder nos dedicamos a desacreditar al anterior, pero tranquilos en 4 u 8 años dará la vuelta a la tortilla y será lo mismo pero en dirección opuesta. Ping-pong; ping-pong y tiro porque me toca. Me gustaría mucho más que las campañas electorales se hicieran a ciegas. Se exponen las ideas y los proyectos pero sin dar el nombre del partido. Sería el único modo de elegir por ideales verdaderos y no por prejuicios, tradición o antiloquesea. Pero el tema principal sobre el que mi cabezota da vueltas es que no cabe duda que nos estamos dejando llevar a la autodestrucción y lo que es peor, nosotros, elecciones tras elecciones seguimos eligiendo a nuestros verdugos, colores diferentes de capucha pero verdugos al fin y al cabo. No se salva ni uno. Y ya os digo que yo de política no sé nada pero de lo que si se es de mirar a mi alrededor. Y me da mucha pena y rabia y mala leche y VERGÜENZA. Vergüenza de que mi niño y cientos de ellos tengan que compartir un pulsioximetro en un hospital porque no hay uno por persona…un ratito tú y otro ratito yo, Uy Uy espera que parece que te estás poniendo un poquito azul, ¿te cuesta respirar? Corre te paso el aparato a ver como saturas de oxigeno. Vergüenza de tener que explicarle al ancianito del 5ºB cuál de todas las pastillas que debe tomar es más posible que le evite la muerte porqué no tiene dinero para hacer el tratamiento completo. Vergüenza de que se haya preferido salvar a la banca en lugar de a las personas. Vergüenza de mantener a un senado inútil. Vergüenza de que justicia y política estén tan compinchadas y que la primera se haya vuelto ciega de verdad, sobre todo para no ver la gran farsa que nos tragamos cada día y no penarla como debiera. Vergüenza de no ver un futuro digno ni para la generación de mis padres (después de toda una vida trabajando) ni para la de mis hijos y vergüenza de mi propia generación por no hacer nada para remediarlo. Vergüenza de ver como se sigue gastando dinero público en organizar fiestas, reuniones o celebraciones que no sirven de nada ahora. Cuando el cuerpo humano sufre algún tipo de shock, inmediatamente reacciona protegiendo sus órganos vitales y de lo secundario pues ya nos encargaremos después. Todo se paraliza para sacar a flote el barco. Pienso que deberíamos ser capaces de prescindir de ciertos eventos culturales que son útiles y con buen y merecido propósito pero que en este momento no son órganos vitales. Lo que nos mantendrá con vida es la sanidad, la educación, los servicios sociales y una reforma laboral con pies y cabeza; El resto, ya volverá cuando pasen las vacas flacas. A mí me apasionan los inicios, las ideas de cambio, de renovación y por eso apelo al gran sentimiento de mejora que se vivió durante la transición (yo no, claro, pero sí mis padres y gente de mi alrededor). Las ganas de hacer algo nuevo, de cambiar un país, de avanzar con nuevas ideas, con una ilusión extrema, de empezar de cero con chaquetas de pana y puños en alto. !Que bello fue sufrir de libertad después de 36 años sin ella! Y ahora que somos teóricamente libres, ¿Qué hacemos?!seguimos pasando por el tubo con la cabeza bien agachadita no vaya a ser que nos caiga una colleja de más! Por ello debiéramos recordar aquel sentimiento porque con nuestra actitud actual vamos directos a avocarnos a un pozo que nos está quitando justamente eso que reclamábamos entonces. Hemos visto que con democracia extrema no estamos llegando a nada, alguien, en algún momento tendrá que decidir, alguien que nos haga volver a creer en el pueblo unido jamás será vencido, que nos de la fuerza que nos falta, el empuje, las ganas, el dar el puñetazo en la mesa, levantarnos de la silla y empezar por fin esta revolución que tanto anhelo ver. ¿Dónde está nuestro Che? ¿Donde están nuestras conciencias y nuestra sangre? , que debe ser de horchata, puesto que si no, no entiendo como no estamos todos en la calle apoyando al Gamonal y diciendo de una maldita vez basta ya. Y lo dicho, soy consciente que mi posición hoy escribiendo esto desde mi sofá tranquilamente en mi casa, es cómoda y cobarde. Me atrevo a decir que hasta infantil y utópica pero diré, humildemente y como promulgó antes que yo alguien mucho más culto, que defiendo a muerte mi derecho a pensar porqué incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar. Mientras nos decidimos o no, mientras rescatamos al futuro Che de sus quehaceres cotidianos, seguiré pidiéndole a mi padre que me cuente de nuevo aquellas historias sobre cuando las personas decidieron levantarse y luchar. Y mientras me lo cuenta seguiré emocionándome al pensar que tal vez un día nuestro Che nos encuentre todavía con fuerzas para ponernos en pie.
"Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito de gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo, y dulce guerrilla urbana en pantalones de campana, y canciones de los Rolling, y niñas en minifalda.
Papá cuéntame otra vez todo lo que os divertisteis estropeando la vejez a oxidados dictadores, y cómo cantaste Al Vent y ocupasteis la Sorbona en aquel mayo francés en los días de vino y rosas.
Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia, y cuyo fusil ya nadie se atrevió a tomar de nuevo, y como desde aquel día todo parece más feo.
Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada, al final de la partida no pudisteis hacer nada, y bajo los adoquines no había arena de playa. Fue muy dura la derrota: todo lo que se soñaba se pudrió en los rincones, se cubrió de telarañas, y ya nadie canta Al Vent, ya no hay locos ya no hay parias, pero tiene que llover aún sigue sucia la plaza.
Queda lejos aquel mayo, queda lejos Saint Denis, que lejos queda Jean Paul Sartre, muy lejos aquel París, sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual: las ostias siguen cayendo sobre quien habla de más.
Y siguen los mismos muertos podridos de crueldad. Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam"
BRAVO, BRAVO, BRAVO!!! NO TENGO PALABRAS PARA EXPRESAR MI BOCA ABIERTA. Una vez más has clavado mis sentimientos, mis pensamientos. Gracias querida amiga del face, gracias.
ResponderEliminarPara ser apolítica tienes las cosas muy claras sobre política.
ResponderEliminarPara ser optimista cada vez hay más gente que piensa como tú, entre los que me incluyo.
Salut.
Creemos en la movilización (no en la violencia), Estamos artos de esta situación. Nos hierve la sangre NO por la indignación, (no seamos mentirosos, es impotencia) ¿y porque no salimos a la calle a decir lo que pensamos? Porque esta generación a tenido a otros que han luchado por adquirir derechos, pero no se han preocupado de enseñarnos a luchar por conservarlos. No los estoy culpando, faltaría más. Pienso que tal vez, nos falten dos hostias bien dadas para que despertemos y contra más tardemos más violenta será nuestra respuesta, así que a levantarse de la silla y a salir a apoyar los movimientos sociales, aunque creamos que no tienen nada que ver con nosotros. Todos estamos en el mismo saco. ¿Lo intentaré? PUEDE ¿lo conseguiré? si no lo intento seguro que NO. Mejor levantarse y lavarse la cara para ver lo que pasa con los ojos abiertos, que dejar sonar el despertador para salir corriendo con los ojos llenos de legañas que no nos dejen ver la realidad y nos haga seguir a ciegas a algún salvapatrias.
ResponderEliminar