miércoles, 2 de abril de 2014

Yo creo...

-¿Tú crees en Dios? - le pregunté espontáneamente. - Soy agnóstico, ¿y tú? Y entonces fue como….Upps! ¿Cómo explico yo ahora en pocas palabras, en que creo yo?   Porqué creer, lo que es creer, yo creo. De hecho tengo una teoría tan mía que nunca sé cómo expresarla a la gente cuando el tema sale un poco en serio. Me defino como espirita, aunque no lo soy ni en esencia ni en la práctica. ¿Y qué es el espiritismo para mí? Si me pongo teórica, sigo los libros de Allan Kardec y tuve la suerte de frecuentar durante un breve tiempo, un grupo en el que se hablaba y se debatía sobre el tema, con gente muy sabia sobre lo que adoctrina dicho autor, pero os lo voy a contar a mi estilo. Tal vez mañana me repudien los puristas o entendidos del tema pero, ¿¡qué le voy a hacer!? Yo lo siento así, por lo tanto, que así sea.   Mi espiritismo radica en:   1º. Creer que hay un Dios. ¿Qué Dios? para mí el cristiano, aunque en confianza os diré que igual que nosotros nos vestimos diferente para cada ocasión, mi Dios, se viste y llama diferente para cada cultura, pero que en esencia es el mismo. Lo mismo pienso del concepto propio de creer en algo, al final en todas las culturas y religiones del mundo, el creer, sirve para lo mismo. A mí me funciona para no entrar en pánico al pensar en los que se fueron y en los que nos iremos. Me da igual si es falso o no, a mi me sirve.   2º Este Dios, mi Dios, existe pero no lo identifico con ningún símbolo (en mi interior hay un claro discernimiento entre alabar una escultura de bella policromía y todo su entorno como tradición familiar centenaria y mi creencia religiosa). Por si hubiera atisbo de duda, no relaciono mi creencia tampoco con la iglesia católica ni con ninguna otra sin por ello menospreciarlas. Según lo dicho entonces, mi Dios, no es un hombre (podría ser también una mujer), pero tampoco, es más como un ente energético indefinido, como una luz que lo invade todo. ¿Y a que se dedica mi buen Dios? Pues en verdad, no lo sé. A estar simplemente. No lo veo como creador del universo, soy más de la Big Bang Theory…;), pero vaya, indistintamente, me da un poco igual. Dado que suficientes problemas me ocasiona a menudo el saber a dónde voy, como para meterme en berenjenales de saber de dónde vengo. Mi interés retrospectivo podría decirse que termina en la generación de mis tatarabuelos. Quizás algún día me lance a hilar mi árbol genealógico, sería interesante descubrir si provengo de una Cleopatra, una Florence Nightingale, una Marilyn Monroe o tal vez una Karen Blixen (eso, ciertamente explicaría  muchas cosas!)   3º No aspiro a que ese ente omnipotente vaya a entretenerse en mis cosas, creo que con inspirar a un alto porcentaje de humanidad ya debe tener trabajo suficiente. De mi, de mis cosillas se ocupan los míos, los muy míos que ya partieron, en mi caso, mis abuelos. Estoy segura que la cosa del cuidar y del amor no debe acabar en vida, ¿no? O ¿acaso te mueres y dejas de querer a los que se quedan? Para mí es un no rotundo. No soy muy de elevar plegarias pero cuando en momentos de fatalidad necesito una ayudita extra, que me echen un cable o mucho más a menudo, cuando necesito una dosis de cariño adicional, se lo pido a ellos. No imagino a nadie mejor para escucharme y cuidarme desde lo alto.   4º La gran pregunta sería: ¿Qué pasa cuando nos morimos? Pues para mí lo típico, el cuerpo como tal de destruye y nuestra esencia, nuestra alma perdura. Pon agua en un vaso; ¿qué es? Pues eso, agua en un vaso. Rompe el vaso. El vaso se ha destruido pero el agua sigue siendo agua. Fácil. Yo creo en la reencarnación, es decir, nacemos, vivimos, se supone que aprendemos y cuando terminamos las lecciones que de hecho nos habíamos planificado nosotros mismos estando desencarnados (es decir, por ahí arriba por decirlo de modo banal, entre existencia terrenal y existencia terrenal) pues nos morimos. Si suspendemos alguna lección, en nuestra siguiente existencia la llevaremos pendiente. Hay muchos modos de aprender las lecciones, superando limitaciones, ayudando al prójimo, actuando según nuestras propias convicciones, afrontando las desgracias que se nos vayan presentando, cayéndonos y levantándonos de nuevo. Infinitos modos. A cada cual los suyos específicos, únicos e intransferibles. Cuando lleguemos a hacer el examen perfecto nos quedaremos desencarnados en una zona de confort dedicándonos a fines más elevados que no se todavía de qué van debido a que creo que todavía me falta mucho para el cum laude. Por favor, no malinterpretéis el tono coloquial y despreocupado de este escrito. Este tema me lo tomo muy en serio. No podría ser de otro modo, siendo que es mi futuro y el de los míos. De hecho, el de todos. El cómo asumo yo este viaje por la vida y la muerte es algo  más complicado que todo esto. No creo en absolutismos (cosa que simplificaría el tema). El cómo afectarán las consecuencias de mis actos, el discernir entre el bien y el mal es algo que desde que tengo hijos me preocupa más que antes, por ellos y por mí. A raíz de esto, últimamente me he hecho consciente que ese hecho hace que salga en mí una actitud que no acaba de gustarme pero que no estoy preparada actualmente para modificar. Se supone que tener hijos te hace ser mejor persona (por todo ese rollo de dar ejemplo y blablablá). Pues a mí en un aspecto concreto me ha hecho ser peor y me di cuenta hace poco cuando un amigo mío me explicaba la enfermedad renal de su esposa. Soy de las que ayudan. Si alguien necesita algo, intento conseguirlo. Si alguien conocido (y no necesariamente de mi núcleo más íntimo) necesita un riñón, mi tendencia natural hubiera sido iniciar trámites para dárselo. Digo hubiera sido. Ahora ya no. Ahora me lo reservo, no para mi, sino por si alguno de mis hijos pudiera necesitarlo en un futuro. Sé que no es una actitud sana, ni bondadosa en el sentido estricto de la palabra. A mi misma me suena a egoísta y a altamente paranoica, pero es así. Esto a mi parecer, me hace menos buena, menos altruista y me quita del tirón, fijo uno o dos puntos de la nota final de mi examen de esta existencia. Lo acepto, copiar, hacerse chuletas o no estudiar lo suficiente tiene sus consecuencias. Yo asumo las mías, por tanto, como dije anteriormente todo vuelve. Si en esta vida has sido despistado, tal vez en la siguiente logres encontrarte a ti mismo. Siempre me ha parecido bueno ver las cosas desde las dos caras de la moneda, ya sabéis la típica ley de causa-efecto, por eso cuidado, si promulgas la tiranía, te veo esclavizado en la siguiente. Por suerte o por desgracia creo que la vida pone siempre a cada uno en su lugar y no creo que haya modo de  cambiar las reglas del tablero. 6º Como en cualquier teoría, lógicamente me han aparecido hilos sueltos, dudas, como por ejemplo como bien se cuestionaba Ethan Hawke en Antes del amanecer cuando decía que si hace 10 mil años había unos pocos miles de personas en el mundo, por tanto los mismos miles de almas y actualmente hay 7000 millones de personas, basándonos en la teoría de la reencarnación en la que no nos destruimos como tal sino que vamos reciclándonos, ¿de dónde han surgido estas almas extras? ¿Estaban reservadas en la nada? ¿Se van creando almas en función de la demanda? ¿El juego se centra sólo en nuestro planeta o también en otros? Eso explicaría mi creencia de por qué es tan difícil, raro y fuera de lo común encontrar gente como Dios manda (nunca mejor dicho) en la Tierra. Claro, a los buenos les ha tocado vivir en Naboo.   ¿Entran en la partida también insectos y animales o estamos en diferente rango? En base a esto ¿sería posible que la bruja del 5º C próximamente fuera una garrapata? Y por mi propia regla de tres, ¿sería posible entonces, que yo misma, que coexisto con cualidades altas y bajas sin conseguir decantar la balanza del todo a lo bondadoso el 100% de mi tiempo, estuviera en grave peligro de volver convertida en bichito? ¿Vamos siempre hacia mejor o podemos retroceder?   Por tanto, en función de mi propia mini-guía espiritual y en resumen, concluyo: Creo firmemente que aquel lugar de allá arriba ha de ser bueno y lo creo porqué allí esta mi gente y ellos, como los vuestros, son muy buena gente, por lo que no pueden estar en un mal sitio, y lo sé porqué esas cosquillitas tan gustosas a mi alrededor en mis horas bajas no pueden ser otra cosa que mi abuela haciéndome una trenza, a su modo, en el pelo, y es que interactuar, ellos interactúan; sólo debemos ser capaces de encontrar por que vía lo hacen con cada uno de nosotros, la mía es a través de los sueños, de cosquillitas, de olores y corrientes frías repentinas, de intuiciones. Hay mil. Encontrad la vuestra. Así que todo aquello tiene que ser sin duda mejor que esto, más tranquilo, más relajado, más de domingo al sol con el trabajo hecho, y perdonadme la expresión , será entonces la Ostia porqué a mí esto de aquí ya me parece fantástico, con lo que imaginaos aquello! Voy a portarme como me sale de dentro, no voy a descarriarme en exceso pero tampoco voy a forzar una falsa bondad, y si en consecuencia de esto me toca ser oruga en mi próxima vida, no desfalleceré, porqué al final indudablemente y cómo decía el gran Máximo Décimo Meridio : " Alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra". Venganza, a él. Yo, con llegar a mariposa me doy por aprobada.

2 comentarios:

  1. Eres increíble!!! Me encanta, te parecerá que siempre te digo lo mismo, pero pienso exactamente lo mismo. Deberías de vivir más cerca mío, podríamos tener cafés a media tarde compartiendo sentimientos, creencias y opiniones...te vienes a vivir a Llavaneres??? Jajajaja!!!!

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  2. en este momento como bien sabes, hay mil y un pensamientos en mi mente. podría enumerar mil para no creer, pero de todas ellas solo hay una razón importante. la única en la que me compensa. la que te traerá ratos buenos y malos. pero sobre todo te hará ser tú. lo único importante es: que tú CREES.

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