viernes, 1 de mayo de 2015

Cervezas y tiritas

CASO 1.
Miércoles por la tarde. Inicio mi turno con una urgencia muy picada….061, correr, sufrir por la vida del  paciente….al final, urgencia solucionada. Todo en orden.
Sigo con mi turno, tarde densa de visitas complicadas, la climatización del centro nefasta como habitualmente (lo sé, no puedo quejarme; peor estaría picando en una mina. Cierto), no me da tiempo a parar para hacer un pis ,ni para merendar (y si, ya sé que merendar es de niños, pero  ya sabéis que yo soy muy de menú infantil)
20:10h y la sala de espera de urgencias llena (la hora de cierre teórica son las 20:30, pero la hora de cierre real es al finalizar de visitar a todos los pacientes lógicamente)
Cogemos al siguiente. Mujer, treinta y pocos, consulta porqué haciendo bricolaje se ha clavado algo en el dedo. Se genera buen rollo desde el principio a pesar de que su caso nos está siendo complicado de resolver. Durante la cura las dos enfermeras que la estamos atendiendo comentamos que hoy es uno de esos días en los que nos mereceríamos tomar una cerveza al salir del trabajo y la paciente, de súper buen rollo enseguida dice -"por supuesto! Yo os invito!"
La cosa queda en nada puesto que enseguida le explicamos que era sólo un decir , que las dos tenemos obligaciones familiares y que al día siguiente entrabamos en turno de mañana y nos tocaba madrugar. Ella insiste amablemente y nos promete que ella misma nos llevará a casa.
Al final de la visita sin haber podido extraer el cuerpo extraño en su totalidad, le concertamos una nueva cita para seguir intentándolo. Perfecto! Adiós, gracias. Súper buen rollo. Mi compañera y yo salimos del trabajo esa noche con ganas de darnos un abrazo por el buen trabajo hecho durante todo el turno, salimos contentas, satisfechas y llegamos a casa con ganas de contar nuestro día pero sin cerveza con la paciente.
Llega el viernes y la paciente viene puntual a su nueva visita. El mismo buen rollo. Esta vez me ayuda otra enfermera y accidentalmente durante la cura me pincho con una aguja contaminada con la sangre de la paciente. Iniciamos el protocolo por bioinoculación que,dicho así parece algo rarísimo tipo meteorito proveniente del espacio que se ha metido en mi, estilo los 4 fantásticos más o menos (por lo que como mucho  espero me toque ser la mujer invisible y no La Cosa) pero en definitiva tan solo es eso, un pinchazo con una aguja. La chica se inquieta un poco y me asegura que no tiene ninguna enfermedad pero debemos seguir el circuito. Gajes del oficio, es lo que hay.
El protocolo de marras implica ciertos nervios, preocupación y pájaras mentales porque obviamente el riesgo nunca es cero, al menos no hasta tener los resultados de sus análisis en mi mano. Todo lo que sentí durante el trámite, en urgencias, mientras esperaba los resultados, lo que me vino a la cabeza de mi vida, de mis peques y blablá, os lo contaré en otra ocasión porque ahora no viene al caso de lo que quiero transmitir.
Y bien, todo negativo!  Yuhuuuuuuu! Enseguida llamo a la paciente desde mi teléfono personal (puesto que me notifican los resultados al día siguiente por la mañana; sábado y yo ya había anotado su número precisamente con tal objetivo y así lo había pactado con ella)
- Hola? Soy Cristina, la enfermera. La de ayer. Todo ha salido negativo así que puedes  estar tranquila.
- Y tú también- me responde ella sabiamente.
- Cierto, asiento yo.
- ¡Deberíamos ir a tomar esa cerveza para celebrarlo. Nuestra experiencia ha sido breve pero intensa!
PREGUNTA 1. ¿Es lícito ir a tomar esa cerveza, con esa paciente? ¿Puede una paciente cruzar por algún motivo la frontera a lo personal? Obviamente sólo si ella y yo así lo queremos, no? Si nos hemos caído bien de inicio y encima hemos pasado por una anécdota común fuera de lo habitual yo me pregunto, ¿Y Por qué no? ¿Si la hubiera conocido de juerga o de cajera del supermercado o en mi tienda de ropa habitual, me estaría planteando todo este rollo? ¿Tiene algo que decir el código deodontológico de mi profesión?  ¿Es este caso no ético o es algo que acaso se salga mucho de lo normal?
A mí, a priori no me ocasionaría ningún atisbo de que estoy obrando mal. ¿Y a vosotros?
CASO 2.
Misma historia, mismo caso. En lugar de paciente mujer, paciente hombre. Misma situación breve pero intensa, mismo buen rollo, misma invitación a una cerveza.
PREGUNTA 2. ¿Cambiaria vuestra decisión ahora que el paciente en cuestión es un hombre y yo, la enfermera en cuestión soy mujer y casada?


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