lunes, 24 de noviembre de 2014

36

Un año más y miles de experiencias en mi mochila. Buenas, malas, mediocres, desafortunadas, increíbles, espectaculares…pero al fin y al cabo, experiencias. 365 días de oportunidades que ya pasaron y que por eso mismo son fantásticas en sí mismas. Muchas me han hecho ver dónde no quiero volver y muchas otras, dónde desearé regresar siempre. Y es cierto que tengo más arrugas, más michelines y más canas pero es que yo, siempre he sido de las que quieren más, así que lo tomaré como más curvas  en mi piel, más bollería dulce en mi cuerpo y más reflejos plateados en mi pelo y a la vez también tengo menos, menos lagrimas que derramar porqué ya las derramé, menos lecciones por aprender, porque ya las aprendí, menos reproches porque no me sirven para nada, menos ataduras porque sí, porque mis esposas las elijo yo y elijo de quién me rodeo y a quien le aguanto tonterías y a quién no. Y es que mi próximo año se me antoja ideal, estupendo, con proyectos, proyectitos y proyectones, con projects lifes, con más de todo y menos de eso que en verdad no me gusta. Tal vez haya decidido pasar un poco de aquello que me turba y creerme un poco menos la teoría y hacer sólo practicas de lo que me apetece y desordenar mi casa a la vez que ordeno mi mente (mentira, nunca seré capaz de relajarme teniendo el piso desordenado).Estoy decidida a no escatimar risas, ni meriendas, ni besos de intermedio con Josu, ni chapoteos bajo la lluvia, ni panes caseros, ni tardes de alfombra, Batman y "pentinar" frente a mi pseudo-chimenea-perfecta. Y me expando y me regodeo con el amor de Jontxiki y Naiuski y los abrazo y los beso hasta la saciedad y los malcrío y los acuno y les canto y los adoro y les sostengo la mano en su camita y vuelvo a malcriarlos más y más y qué me importa  lo que digan, me da igual que me llamen caprichosa, irreverente, egoísta o boba. Mi felicidad cuando hago todo esto, pá mi es y yo me la disfruto, a mi manera, como mejor se me da. Respiro cariño e ilusión por todos mis poros y me empapo del rol que estoy viviendo ahora porque en verdad y con el corazón en la mano, en este instante, no quisiera estar en ningún otro lugar ni momento vital más que aquí. Así que parto, hoy mismo, hacía mis próximos 365!

lunes, 8 de septiembre de 2014

Gol norte

Me gusta el futbol. Y eso que a mí el único deporte que de verdad me gusta ver y practicar es el patinaje artístico sobre hielo (excepto durante mi embarazo que me tragué toda la competición de Bobsleigh de las Olimpiadas de invierno. Enajenación mental transitoria: no cuenta). Mi marido asegura que el patinaje no es un deporte, a pesar de regalarme unos patines de hielo con los  que se ganó mi corazón para siempre. Para que lo entendáis os contaré que hay una frasecita que corre por la red que dice "Ningún te quiero es comparable a un cariño estás más flaca". En mi caso, ningún te quiero superará jamás a unos patines de hielo con una nota que ponga "cariño estás más flaca". Pero volviendo al tema, ¿No es un deporte?;  ¿está en las olimpiadas? Pues Sí lo es.   Pero sí, me gusta el futbol pero con ciertos detalles. Once hombres, Xabi Alonso con su equipación, el bocadillo de tortilla de patata cuando voy al campo al Barça- Real Sociedad, las cenas que se organizan con la excusa de ver el partido todos juntos, Xabi Alonso con traje de Emidio Tucci, los antiguos partidos de Ramblas a media noche celebrando en Canaletas que habíamos ganado, Xabi Alonso de cualquier manera… Y la tele está bien, pero el campo tiene sus alicientes. Mi aliciente aparte del famoso bocadillo de tortilla de patata es el saludo de algún jugador. Ronaldinho me saludó a mí y nadie va a hacerme creer lo contrario. Todavía no se cómo me vió entre toda la multitud pero lo cierto es que los gestos con los brazos arriba y abajo eran un saludo en toda regla. No era ni mucho menos un precalentamiento. La tele me sirve más para estudiar las jugadas con detenimiento, organizar mi táctica y comentar el juego.  Soy una gran observadora de las faltas, me gusta valorar si el empujón o la patada en la espinilla ha sido a propósito o no, me encanta hacer el comentario de turno sobre la mujer de Casillas, sobre el pelo de Aitor Ocio o sobre la ovejita de Puyol, me rio mucho cuando los jugadores se ponen en fila tapándose su entrepierna (yo me taparía la cara para no ver el enorme balón estampado en mi nariz), me emociono mucho con los gestos de amiguismo entre rivales y sufro mucho con los penaltis. Cuando lo falla el jugador (sea del equipo que sea) me sabe mal y cuando lo falla el portero también. Ser portero no debe ser muy satisfactorio, me da la sensación que cuando un equipo gana, la gente tiene la percepción de que lo han ganado los delanteros, defensas, etc.; en cambio si pierde, se ha perdido por culpa del portero. Pobrecito, me sabe así como un poco mal. Suerte que luego van a tomarse unas cañas con la promesa de alguna prima millonaria y se les pasa. Qué vida más dura. Lo que me tiene frita y no consigo entender a pesar de mis infinitos intentos es el fuera de juego. A ver, a mí no me engañáis, no me creo que dos ojos humanos puedan detectar que cuando aquel le ha pasado el balón a este, el otro del equipo contrario estaba por delante de aquel y resulta entonces que no vale. Acepto que en pantalla, a cámara lenta, y con la línea roja que pintan, pueda llegar a verse, pero en juego, ni mi mente ni mis ojos se acercan a esa velocidad de reacción. Una vez mi amigo patrullero César me mandó una explicación que me hizo entenderlo claramente. Era un símil con no poder avanzar en la cola de cajas en una tienda hasta que tu amiga te lanza los zapatos, ¿o era que no podía pagar pero sí ponerme en la cola de cajas hasta no tener los zapatos?, ¿o era que aquellos zapatos eran tan feos por baratos que fueran y eso me impedía ponerme en la cola?…veis, me he vuelto a liar. No lo pillo.   Y es que una no puede saber de todo y cuando por decimo tercera vez consecutiva en el telediario de turno comentan que el equipo de marras se ha topado contra un muro, y es que ese muro, y menudo muro, y qué gran muro…. Pues lo lógico es que pregunte - "Quién es este tal Muro del que todos hablan? Y eso, no sé porqué genera risas. ¿Qué culpa tengo yo de haberme quedado en la época de Cruyff, Stoichkov, Pizzi, Yulen Guerrero, Koeman y su gol de Wembley o Laudrup?   Por eso intento aprovechar experiencias que puedan enriquecer mi (in)cultura futbolística;por mi luna de miel fuimos a ver un partido en Buenos Aires, aquello, perdonad que os diga, es la guerra, es adrenalina en estado puro, los antidisturbios cacheándonos al entrar al campo, las barras bravas por la carretera colgados de la ventanilla del autobús, y ese BUM, BUM, BUM….y todas las gradas vibrando. Os juro que el estadio entero temblaba bajo mis pies .Nuestros asientos estaban en el lado del River Plate así que estábamos con los borrachos del tablón y aunque debo decir que me tira más el River, formar parte de la Guardia imperial del Racing de Avellaneda me parecía mucho más glamuroso. Lo que es buen juego yo creo que no hubo, (con toda la humildad del mundo siendo consciente que no se jugar ni entiendo de tácticas); yo lo que vi es que allí había una balón pero de organización muy poca, todos los jugadores en rebaño a por la bola, todos a la vez, vamos…como hacíamos las niñas de mi grupito (que éramos más de baile) en el patio del cole. No recuerdo ni quien ganó ni quien perdió, pero a pesar de eso yo iba contenta esperando el final del partido;  Mi marido me hizo creer que sorteaban una camiseta oficial del equipo y yo que me imaginé monísima con mi equipación entera rollo futbolista sexy y allá que fui a por ella….. Lo que yo no sabía es que era mentira y  empiezo a charlar con un gran seguidor del River  sentado a mi lado y me dice que a él no le importa si juegan bien o mal, que él ha venido por la camiseta…y yo…….siiii!!!! Yo también he venido por la camiseta! A ver si me toca! ¿Entendéis su cara de - "esta tía está loca"? pues yo no la entendí. La entendí al final del partido, cuando la gente no se movía de las gradas y seguían animando, pero  sin rifa de camiseta, con mi marido partiéndose de risa y al oír el cantico al son de 5000 personas……  "Hay que alentar de corazón, hay que alentarlo al campeón, de la cabeza. No me importa si ganás, no me importa si perdés, YO HE VENIDO POR LA CAMISETA". Después de ese día juré que quemaría  la inmensa colección de camisetas de futbol de mi marido porque , uno,  son de un tejido blandurrio horroroso, que no se mantiene doblado en su sitio 2, no se las pone nunca y me ocupan un cajón enorme; 3, todas me van grandes como sacos y no podemos aprovechar ninguna para mi fantasía de jugadora de futbol sexy y 4, porque de mi no se ríe nadie (excepto mi compi de grada, el borracho del tablón.) Así que, en  conclusión,  cuando les pregunten a mis peques de que equipo son, si del Barça como mamá o  de la Real como papá, sólo espero  que me llenen de orgullo respondiendo que ellos son….del patinaje artístico sobre hielo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Más rápido, más alto, más fuerte.

Había cosas peores en el mundo, claro está, pero para mí ninguna tan embarazosa como salir de la piscina con mi peor bañador, las orejas pegadas a mi gorro de natación, mi cara de ameba tiritando de frío, las yemas de mis dedos arrugadas y mis lorzas asomando por las costuras. Y vosotros pensareis que no había modo de que esa situación empeorara. Pues sí, por supuesto que lo había. Podía pasar que mi ex estuviera delante de mí, justo donde yo tenía la toalla, y encima más atlético que nunca. Y así fue. Pero yo, salí del agua toda digna y con paso firme llegué hasta él. Y mi mente en un mili segundo analizó la situación y determinó las prioridades para minimizar la tragedia. Lanzarse a por la toalla y cubrir las lorzas. Arrancarse el gorro a toda prisa intentando no quedarse calva en el intento. Masajear  mi pelo para desapelmazarlo y que no pareciera un moco pegado a mi cráneo. Holaaaa, ¿cómo tu por aquí? Con amplia sonrisa y actitud sorprendida a la vez que despreocupada. La cosa salió bien, pero sabéis, no me gustó sentirme así. Lo de salchicha en remojo no me moló nada de nada. ¿Y eso como se soluciona? Pues fácil: dieta y ejercicio. Dieta ya sabemos, el mismo rollo de siempre. Pero… ¿y el ejercicio? Para mí, es un amor-odio difícil de entender. A mí no me gusta el deporte, no os mentiré. Hago deporte (o lo intentó de vez en cuando) porque quiero un cuerpo de deportista, no por gusto. En cambio me encantan los retos tipo "La teniente O'Neill". Mis fotogramas preferidos en el cine son las escenas de entrenamiento, esas con música que te incentivan a levantarte del sofá y jurar con todas tus fuerzas que tú también vas a subir al K2 (aunque sólo llegues al campo base del Everest y por internet). Mi peli ideal sobre este tema  es "Pasión por el triunfo" pero hay millones, algunas sin escenita de training pero que igualmente me  hacen soñar con grandes logros… "Límite vertical", "Fama", "Long way round", karate Kid, Rocky y mil más. Y si, todo esto está muy guay pero el problema es que yo haciendo deporte me canso. Mi excusa es muy poco glamurosa, así de simple. Así que siempre acabo harta; harta de pagar matriculas, de cambiar de gym a uno más cerca, de apuntarme con amigas porque  así unas a otras nos obligamos a ir, de ir a uno fashion donde te dan la toalla y así la bolsa no pesa tanto…excusas. Juré que NUNCA más pagaría por hacer deporte. Y fue entonces, después de nacer mi segundo retoño (y por la necesidad  que me volviera a caber mi ropa de no embarazada) cuando me inicié en la moda del running, pero a mi estilo, con mi música, cambiando de canción a cada paso y sola, a mi ritmo. Las calles, mis pensamientos, mi música y yo. Y la grandeza del tema es que me gustó! Me hizo sentir estupendamente. Ahora que mi ropa ya me cabe, mis metas no han cambiado pero si se han añadido algunas nuevas. Correr más rápido, más alto, durante más tiempo, hacer la Spartan o la Eternal, superar las pruebas de ingreso en los bomberos, una maratón,… pero aunque suene cutrísimo y no tenga nada que ver con los valores deportivos, mi meta más preciada últimamente es, algún día retar a Josu, a nuestro compi de cole (sí, tú S. Taso), y ¿por qué no? tal vez, a unos cuarentones muy cañeros que conozco… los vecinitas. Puede que tarde unos 5 o 10 años en ganaros, pero no lo dudéis, lo haré! ¿Aceptáis el reto hombretones? Y es que nunca más de no saber medir mis capacidades. Nunca más de equivocarme tanto en saber si llegaré o no. Nunca más de perder contra un cartel en una feria que ponía " 50 euros si aguantas un minuto colgado de la barra fija".  Y debo aclarar que no especificaba de qué manera tenias que colgarte. Detened vuestras carcajadas, mal amigos! No lo intenté allí mismo, por supuesto. Me fui a un parque apartado de ojos maliciosos y lo probé allí, donde mi dignidad pudiera quedar intacta (excepto para mi marido que me empujó del culo para ayudarme a subir a la barra, y mis amiguetes Sergio y Merche, que cronometraron la hazaña) La cosa no fue mal, fue peor. ¿Sabéis esa sensación de no poder levantar tu propio cuerpo ni medio milímetro? ¿Sabéis el dolor inhumano de agujetas en mis no tríceps y mis ridículos bíceps al día siguiente de no haber movido mi cuerpo ni medio milímetro? ¿Sabéis un niño de 4 años jugando a imitar a mamá, cogiéndose a la barra y balanceando su cuerpo para arriba, para abajo, y subo y bajo y encima lo hago cantando? Pues eso. No tengo nada más que decir. Quizás….y sólo quizás haya pensado en hacer algo de ejercicio, para que aparte de levantar mi propio cuerpo, pueda levantar mi culo, mi salud, mi autoestima y de paso si se tercia, retar y ganar a mis magníficos ejemplos a seguir. Pero por lo que seguro que lo haré es para obedecer a las muy bien pensadas campañas publicitarias que proclaman que "mi mejor versión está por llegar " o que "estoy hecha de una fuerza que ni yo sabía que tenía"….de modo que a la única persona que quiera retar y superar sea a mí misma.

jueves, 14 de agosto de 2014

Fast and furious...

Mi ascensor es de aquellos en los que el malo malísimo de la película me atraparía sin duda. Tarda tanto desde que le doy al botón hasta que se cierran las puertas que me da tiempo a imaginar todas las escenas ascensorísticas de Hollywood, Bollywood, Sundance y Cinemad. Es lento, que le voy a hacer. Para mi ser lento no es una cualidad, lo confieso. Me gustan las cosas rápidas, trabajar rápido y ser rápido mentalmente son cosas que aprecio, por lo que la moda del Movimiento Slow me cuesta un poco. Incluso estando de vacaciones, el otro día mi Jontxiki de apenas 4 años me sorprendió preguntándome el porqué de ponerle la crema solar, en la playa, tan rápido. Fue como… llegar a la playa, descargar, toallas, sombrilla, nevera, quitarnos la ropa, y venga…ritmo, ritmo, Jon ven que te pongo protector solar, y se lo echo a chorro, y masajeo rápido, enérgicamente, espalda, piernas, nuca…y media vuelta, con garbo. Tórax, cara, brazos….y venga amorcito, corriendo a jugar… Buffffffff, me acabo de cansar yo misma sólo al contarlo. Frena Cris, frena !!!!!! Pero Cris no sabe frenar. Suelo notarlo mucho durante las comidas, el fin de semana sobre todo, acostumbrada a comer de lunes a viernes a mil por hora en el trabajo, cuando llega el domingo mantengo el ritmo y tengo que hacer un esfuerzo mental enorme para parar y darme cuenta que tengo tiempo, nadie me encorre, no tengo porqué devorar a la velocidad del rayo. Y sabéis lo mejor del caso, que lo consigo por fuera, consigo pararme y fingir que he disminuido el ritmo, a pesar que por dentro mi velocidad vital siga siendo de multa. Mi mente va a 1000 por hora y os prometo que desearía saber el truco para frenarla…meditación, betabloqs, marihuana, un baño caliente… nada suele hacerme el efecto deseado. Y qué le vamos a hacer, lo slow no se arraiga en mí, pero os dejo ahora, me voy rauda como la luz, que tengo una olla en la cocina, a fuego,…..lento, cómo no.

miércoles, 11 de junio de 2014

Crisi-Cosas

Suelen llamarme rarita y yo, en verdad no me lo considero. Me tengo por una persona de lo más corriente, nada especial que llame la atención, nada que sobresalga del resto, ninguna aptitud excepcional, ningún don fantástico, así que a falta de cosas maravillosas que me definan he decidido hoy hacer un auto debate mental con aquellas pequeñas manías que son muy mías. De hecho, después de enumerar algunas de mis rarezas me doy cuenta que todas tratan en esencia de posponer o alargar la situación satisfactoria. Dicho así suena súper raro, un pocomuydemasiado Freudiano, pero es mucho más simple que todo eso. Me gusta quitarme la ropa y aguantar el frio para que mi pijama se caliente 5 minutos en el radiador antes de ponérmelo, llegar a casa muerta de sed y esperar a beber agua hasta después de hacer pis, me gusta dejar lo mejor para el final. La cereza es lo último que sale de mi plato y me da tanta satisfacción verla ahí esperándome durante toda la comida que me recreo enormemente viéndola, teniéndola ahí y sabiendo que al final, será mía. En tema de seducción me pasa lo mismo, alargar el momento, acrecentar el deseo. Si alguna vez caigo antes en la tentación me fastidia haber perdido lo que más me gusta, el durante, el crearme expectativas, el imaginarme mentalmente cómo será mi objeto de deseo, sea hombre, donut, zapatos, beso  o viaje. Me inculcaron desde muy joven que primero va el deber y después el placer y eso se traducía en que primero hacía los deberes y después merendaba, primero ordenaba la habitación  o estudiaba y después salía a jugar. Así que ya desde pequeñita aprendí que lo que se hace desear  es lo bueno. Ahora, 20 años después a menudo juego o descanso y no ordeno mi piso ni antes ni después y a menudo también he corroborado que aquello que no todo lo que se da rápido  tiene que ser menos bueno o por el contrario cosas muy deseadas se han convertido al final  en un fraude (esas son algunas de las bondades o desgracias de la mayoría de edad). La palabra ESPERA, me mata; el ENTREGA EN UN MES me crispa los nervios y el conocer que hay algo pero no poder saber,  provoca que todas mis neuronas se concentren precisamente en eso que no puedo saber o tener. Lo quiero aquí y ahora. Es un rollo amor-odio especial. La paciencia me mata pero me encanta. Me mantiene alerta, viva. De mis otras rarezas tipo dormir cogida a la almohada (porque así mis posibles raptores no podrán llevarme puesto que la almohada debe pesar 20 toneladas por lo menos), lavarme los dientes en la ducha, tocar algo de madera al meterme en la cama o en su defecto tocarme la cabeza, ponerme antes las botas que la falda o el vestido, saborear el tacto de cualquier superficie o tela suave que se cruce en mi vista, escribir palabras en mi dedo índice con el pulgar de la misma mano, distribuir perfectamente mi menú del fast food de turno en un orden y posición concreto, escribir una palabra que defina mi día justo antes de dormir y correr a escribir mis sueños al levantarme, pasarme el rato removiendo la comida en el fuego sin dejarla reposar o chafar la carne en la sartén al estilo boxeo Cassius Clay vs Sonny Liston, emocionarme cuando  cojo por azar la misma cantidad de pinzas de la ropa como piezas por tender quedan y emocionarme muchísimo más cuando por casualidad la pinza que toca es del mismo color que la prenda a sujetar, no terminar de escuchar ninguna canción y pasar a la siguiente una vez ha pasado su punto fuerte, besar el sobre cerrado de una carta un segundo antes de echarlo al buzón, cerrar los ojos y apretar las manos mientras pienso en un deseo…. De todas estas, no diré mucho, puesto que no las tengo ni por rarezas ni por poco comunes. Así que aquí me quedo, ni tan rara, ni tan poco usual, ni tan especial. Única, eso sí, como todos, simplemente siendo yo, disfrutando sencillamente y sin pretensiones  de mis Crisi-cosas.

En clave de ...

Si alguna vez he comentado que la memoria olfativa es la más potente que existe, debo puntualizar ahora que la memoria musical le va muy a la par. El poder de una canción es tan grande que torna mi mundo del revés en el transcurso de dos compases. Mis mejores momentos tienen siempre banda sonora y ese hecho se convierte en magia en el momento en que una melodía se convierte en lugar, tiempo y sobre todo en persona. Yo soy mucho de identificar canciones con personas o con momentos y me cuesta mucho cambiar el recuerdo de una canción. Si una canción me recuerda algo que no me gusta no podré conseguir cambiar mi opinión respecto a ese tema. Una vez lo intenté, un ex novio mío adoraba una canción y además le recordaba a un antigua amiguita (de las no bienvenidas) suya porqué se llamaba igual que el titulo de la dichosa canción. A mi me traía de cabeza pensar que cuando la escuchábamos en el coche o donde fuera, él, indudablemente se estaba acordando de ella. Pues tanto fue así, que decidí cambiarle el recuerdo de su canción. Organicé un momento muy especial al son de la cancioncita y os aseguro que desde ese momento él cuando la oye, se acuerda de mí y no de ella. El problema es que yo, lo que es yo, sigo acordándome de toda la historia, así que el montaje no me valió la pena para nada. Desde entonces decidí que cada canción pertenece a quien pertenece y que a mí, me fastidiaría bastante que cualquier tipa intentara robarme mi canción y mi momento, así que si esa canción no es mía, lo siento Cris, deberé conformarme con otro tema del disco. Debéis saber que todos y cada uno de vosotros tenéis una canción que me recuerda a vosotros y sería un gran honor para mí tener una canción mía en vosotros. No seáis vergonzosos, ¿Cuál me habéis adjudicado? Soy de las que escuchan la letra y le ponen significado. No concibo hacer un video de una boda poniendo de banda sonora una canción sobre rupturas por muy acorde que quede el ritmo. Soy muy estricta en eso y para mis creaciones audiovisuales me doy mucho la autotabarra hasta que consigo LA CANCIÓN, si, en mayúsculas. Aparte de eso y en general, me gusta mucho la música, mi música, que verdaderamente no es ni la más cool del momento, ni la más conocida, ni tampoco la más de culto y me gusta bailar. Diosssss cómo me gusta bailar y cantar a gritos mientras lo hago. Podría decir que es una de las cosas que más me hacen disfrutar en la vida. Y lo bailo (a mi manera) todo, me da igual rock que pop, pachanga que pasodoble. Tengo mis preferidos y también tengo mis "me siento en la silla y paso de esta porque no me gusta". Ahí es cuando aprovecho para ir al baño y aunque odie a muerte temas estilo "Follow the leader" (de Soca Boys del 2000), después de 4 horas adorando canción tras canción, se agradece una mala para poder escaparme a hacer pis. Porqué, os aseguro que si me gusta la música, a mi vejiga le toca esperar. Últimamente (hace unos 15 años) le he cogido buen gusto a bailar salsa. Salsa, merengue y bachata y si se tercia, una buena rueda de casino cubana. Pero Ay de mí! Estos bailes con pareja conllevan una dificultad añadida, encontrar una pareja. No tengo pareja de baile  así que voy haciendo turismo de canción en canción. En mis buenos tiempos, entraba en una discoteca, miraba la pista, echaba un vistazo detenidamente y entonces decía para mis adentros, al final de la noche, ese y aquel y el otro, me habrán sacado a bailar y os aseguro que no miraba si era guapo o feo, joven o viejo, tan solo me fijaba en si bailaba bien. Si por mala suerte del destino me sacaba alguien con el que no lograba compenetrarme….rayos, truenos y malísima leche estar perdiendo una canción tremenda con alguien que nada de nada. Nunca he dejado a nadie a mitad de canción pero en cuanto terminaba, adiós amiguito; No más bailes conmigo. Si pretendía repetir, lo siento, no hay hueco para la compasión. El No es rotundo, amable, pero sin condiciones. Lo sé, soy muy nazi en esto. No puedo evitarlo. Si por el contrario alguna alma gemela en ritmo se cruzaba en mi camino, qué mejor placer que buscarnos con la mirada y correr a agarrarnos como pareja de baile al segundo de empezar a sonar las notas de la siguiente canción. Ay Papi, formamos un buen equipo juntos! Al terminar los dos besos de rigor y un muchas gracias, el placer ha sido mío. No lo dudes, te buscaré en la siguiente bachata. Y, sorprendentemente, con lo que a mí me gusta a veces mandar, cuando bailo, disfruto mucho dejándome llevar por el chico, no me gusta bailar en pareja con chicas y que ella o yo haga el papel de chico. Para bailar, quiero un hombre, de verdad, de los que manejan, a la antigua usanza, estilo Patrick Swayze, Gene Kelly, Travolta, Chayanne y que además lo haga tan bien que parezca que no manda, que desde fuera parezca que es facilísimo y te haga sentir como que estas flotando, más o menos  como la reina….del mambo, claro está.

lunes, 2 de junio de 2014

Momentos de cielo azul

La gente suele decir que no te das cuenta de lo afortunado que eres hasta que es tarde, que no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes, y yo, en este momento de mi vida, qué le voy a hacer, estoy en una de esas épocas en las que a pesar de las nubes, veo el sol brillar más y más cada día ¿Sabéis cuando a veces os dais cuenta que por un segundo sois completamente felices? Dura apenas un instante pero en ese momento tenéis la certeza que poseéis todo lo que necesitáis en la vida. Pues me encanta poder decir que este es mi instante ahora y que quiero más de esa sensación. No os dejéis engañar por mi discurso de persona ejemplar en los mundos de Yupi, ni lo soy, ni lo seré, ni quiero serlo, no he olvidado los otros apartados de mí, no aparqué mis ideas de malamadre, ni mis deseos de juventud, delgadez y juerga eterna, no abandonaré mis inverosímiles cien mil proyectos venideros; De hecho me da igual sol que lluvia, aquí o allí, con mucho o con poco, todo eso me va a épocas. Rebuscadas idas y venidas de mi mente inquieta, con h o sin ella. Pero todo eso ya lo tengo. Yo de lo que quiero más es de aquella sensación que os contaba antes y para ello simplemente releí mis propias ideas y conseguí averiguar qué me hace dormir a pierna suelta y qué me hace llorar de emoción, escudriñé el porqué mis ansías por volver a casa después del trabajo me posan una sonrisa en los labios cada día y porqué el despertar siendo 4 a bordo le sienta de fábula a mí sueño de familia numerosa. Encontré mi elixir de felicidad, aquello que me da la vida sin quitármela, mi bienestar en esencia….mis increíbles, mi bunch. Yo quiero a Jontxiki buscando un pedacito de mi piel fresquita, a Naiuski paseando su carrito con el casco de la bici puesto exclamando mamá y quiero seguir riéndome a carcajadas mientras Josu me relata cómo ser una buena amazona india. Quiero dejarme embaucar por los "mami t'estimo molt"de él, por los abrazos de mejilla contra mejilla de ella y por lo bien que se está en casa charlando entre susurros con una tarta de manzana de cuchara, mientras  truena a través del cristal y los peques duermen. Así que no lo dudéis, sed felices, no os atreváis a perder el tiempo en no serlo, reíd, disfrutad, bailad bajo la lluvia, adormeceos al sol, comprad un espejo y reflejad vuestra familia en él…lo mejor de la vida, ya lo tenéis! Bienvenidos a mi momento de cielo azul.

Mar de amor

Tal vez él no la llegó a conocer o tal vez si, a su modo, en un astral inteligible por todos, en ese espacio sin tiempo, ni edad, ni lugar, donde todo es posible, donde las almas predestinadas se encuentran, a pesar de las jugarretas del destino, a pesar de las trastadas de la vida. Y allí él la ha visto y la ha cogido en sus brazos, acariñando sus hermosos rizos rubios. Y ella, risueña lo mira ensimismada con sus ojos, inmensos y azules, como el MAR. Y en ese momento eterno, ellos han ganado la batalla  y han decidido encontrarse de ese modo exacto, a salvo de todas las miradas. Quizás él decidió adelantar su partida cuatro días para verse así y mecerse, juntos en su MAR de amor, en su espacio íntimo donde se unirán por siempre jamás como abuelo y nieta en un vínculo precioso que nadie más, desde fuera, nunca podrá ni tan siquiera imaginar.   Él sabe que su esencia perdurará en todos ellos, en V y su pequeño, en N, en el pequeño J y ahora sin duda, en M que llega cargada de cariño aún sin haber llegado, y se va tranquilo, en paz, sabiendo que su camino no termina sólo porqué algunos no podamos ver ya sus pasos y él, decidido, embarca hacia nuevos mundos… …con un hasta pronto en los labios.

viernes, 25 de abril de 2014

Quema...

No podía parar de reírme viendo a Neus salir del baño y ponerse a gritar y a saltar como una loca, en bragas, al ver el trapo incendiado encima de su cafetera. Marci !!! Aiutami !! Quema !!!!!! Y Marcello se levanta de la cama, todavía con los ojos pegados y sin mediar palabra, sale al comedor, coge el trapo con sus deditos y lo mete debajo del grifo. Da media vuelta y se vuelve a la cama. Y mi amiga Neus se queda con cara de tonta, repito, en bragas (para enfatizar la situación) y con sus preciosos rizos desechos por el sobresalto… ¿Y cómo se iba a quedar sino? Pues igual que yo y que la mayoría de gente que conozco. Y es que la templanza de Keanu Reeves en Speed o el control de mi compañera Mati en una urgencia vital no los tiene cualquiera. Estas personas están hechas de otra pasta; a lo que yo me pregunto: ¿de qué pasta estoy hecha yo? (Una vez me dijeron que de chocolate, pero no nos vayamos por ramas dulces) Cuando voy en el metro me gusta imaginar cómo reaccionaría cada persona si pasara algo rollo pánico en el túnel. El cachas de enfrente se moriría de miedo, la adolescente del fondo diría que la vida es una mierda y que no le importa morir, la madre con el niño lloraría desesperada por su hijo, el madurito atractivo se sentaría intentando asimilar la situación y la pareja de ancianitos se cogerían de la mano a esperar el desenlace. Pero, ¿y el héroe?  ¿Quién va a manejar la situación? ¿Quién nos sacará a la superficie? He asignado comportamiento a todos los de mi alrededor, entonces, ¿me toca a mi ese papel? (y lo digo en mayúsculas y con la cara envuelta en pánico) Me gusta pensar que yo soy de las que haría de McGiver y solucionaría el tema pero me temo que sería de las lloronas de "vamos a morir" "vamos a morir", de esas típicas que yo misma abofetearía al son de  "calla tu bocaza pedazo de histérica". ¿Pero, cómo lo voy a saber si por suerte nunca me he encontrado en una situación similar? ¿Cómo pone uno a prueba sus nervios? ¿Existen tests de personalidad a tal efecto? Tipo: Test de confirmación de que eres una plasta que nadie querría a su lado en una emergencia o rollo contigo al fin del mundo (Es que probé con el de la Super Pop pero no me acabó de convencer). ¿El arte de mantener la calma es el mismo en una catástrofe que en una pelea? En una pelea o diría más bien en una discusión, suelo perder la compostura, me enfado tanto que me tiembla todo y no consigo articularme. Por poner un ejemplo en una trifulca que tuve hace unos años (unos 12 por ser exactos) una madrugada post fiesta, después de esperar largo rato un taxi ,un par de tíos me quisieron robar mi turno y, me indigné tanto que me hervía la sangre. Ante sus agravios solo me salió gritarles, así con los labios fruncidos, a moflete lleno, y mirada fulminante…_"Y tú, tú?, Túuuu lo que eres es una PUTA"!  Le dije puta a un hombre. (Qué ridiculez, llamarle prostituta (con la dignidad que me merecen) a esos, que no llegaban ni a bacterias) Debo reconocer mal que me pese que SI soy la histérica de la película. Esa que cuando al final muere todos piensan, menos mal, ¡qué pesada! A  alguien le tenía que  tocar ese papel ¿no? Eso sí, dentro de mi actuación, los cataclismos mejor vivirlos en solitario; si me pasara una desgracia de ese calibre preferiría estar sola porque me da la sensación que la carga de mantenerme con vida en solitario sería mucho más fácil de llevar que intentar mantener a salvo a amigos o familiares. No lo digo por mi propio beneficio, sino al revés, me preocuparía tanto por los míos que seguramente perdería la poca eficacia que tengo. Doble sufrimiento, doble pánico, doble tristeza,…un fastidio Soy de las que se plantean dudas ante reacciones de kamikaze a sabiendas tipo Gene Hackman cuando por dar una vuelta de tuerca a la escotilla en Aventura del Poseidon  cae a una muerte segura o cuando Di Caprio en Titanic, se baja de la tabla para que no se hunda…tanto altruismo me rebosa, no sé, no lo veo claro. Leo, cariño, ¿no crees que hubierais cabido los dos en la tablita de marras? Así que Marci, mi superman, mi  Obi-Wan, no te vayas muy lejos o mejor aún, dame un poquito de tu sangre,…fría por favor.

miércoles, 2 de abril de 2014

Yo creo...

-¿Tú crees en Dios? - le pregunté espontáneamente. - Soy agnóstico, ¿y tú? Y entonces fue como….Upps! ¿Cómo explico yo ahora en pocas palabras, en que creo yo?   Porqué creer, lo que es creer, yo creo. De hecho tengo una teoría tan mía que nunca sé cómo expresarla a la gente cuando el tema sale un poco en serio. Me defino como espirita, aunque no lo soy ni en esencia ni en la práctica. ¿Y qué es el espiritismo para mí? Si me pongo teórica, sigo los libros de Allan Kardec y tuve la suerte de frecuentar durante un breve tiempo, un grupo en el que se hablaba y se debatía sobre el tema, con gente muy sabia sobre lo que adoctrina dicho autor, pero os lo voy a contar a mi estilo. Tal vez mañana me repudien los puristas o entendidos del tema pero, ¿¡qué le voy a hacer!? Yo lo siento así, por lo tanto, que así sea.   Mi espiritismo radica en:   1º. Creer que hay un Dios. ¿Qué Dios? para mí el cristiano, aunque en confianza os diré que igual que nosotros nos vestimos diferente para cada ocasión, mi Dios, se viste y llama diferente para cada cultura, pero que en esencia es el mismo. Lo mismo pienso del concepto propio de creer en algo, al final en todas las culturas y religiones del mundo, el creer, sirve para lo mismo. A mí me funciona para no entrar en pánico al pensar en los que se fueron y en los que nos iremos. Me da igual si es falso o no, a mi me sirve.   2º Este Dios, mi Dios, existe pero no lo identifico con ningún símbolo (en mi interior hay un claro discernimiento entre alabar una escultura de bella policromía y todo su entorno como tradición familiar centenaria y mi creencia religiosa). Por si hubiera atisbo de duda, no relaciono mi creencia tampoco con la iglesia católica ni con ninguna otra sin por ello menospreciarlas. Según lo dicho entonces, mi Dios, no es un hombre (podría ser también una mujer), pero tampoco, es más como un ente energético indefinido, como una luz que lo invade todo. ¿Y a que se dedica mi buen Dios? Pues en verdad, no lo sé. A estar simplemente. No lo veo como creador del universo, soy más de la Big Bang Theory…;), pero vaya, indistintamente, me da un poco igual. Dado que suficientes problemas me ocasiona a menudo el saber a dónde voy, como para meterme en berenjenales de saber de dónde vengo. Mi interés retrospectivo podría decirse que termina en la generación de mis tatarabuelos. Quizás algún día me lance a hilar mi árbol genealógico, sería interesante descubrir si provengo de una Cleopatra, una Florence Nightingale, una Marilyn Monroe o tal vez una Karen Blixen (eso, ciertamente explicaría  muchas cosas!)   3º No aspiro a que ese ente omnipotente vaya a entretenerse en mis cosas, creo que con inspirar a un alto porcentaje de humanidad ya debe tener trabajo suficiente. De mi, de mis cosillas se ocupan los míos, los muy míos que ya partieron, en mi caso, mis abuelos. Estoy segura que la cosa del cuidar y del amor no debe acabar en vida, ¿no? O ¿acaso te mueres y dejas de querer a los que se quedan? Para mí es un no rotundo. No soy muy de elevar plegarias pero cuando en momentos de fatalidad necesito una ayudita extra, que me echen un cable o mucho más a menudo, cuando necesito una dosis de cariño adicional, se lo pido a ellos. No imagino a nadie mejor para escucharme y cuidarme desde lo alto.   4º La gran pregunta sería: ¿Qué pasa cuando nos morimos? Pues para mí lo típico, el cuerpo como tal de destruye y nuestra esencia, nuestra alma perdura. Pon agua en un vaso; ¿qué es? Pues eso, agua en un vaso. Rompe el vaso. El vaso se ha destruido pero el agua sigue siendo agua. Fácil. Yo creo en la reencarnación, es decir, nacemos, vivimos, se supone que aprendemos y cuando terminamos las lecciones que de hecho nos habíamos planificado nosotros mismos estando desencarnados (es decir, por ahí arriba por decirlo de modo banal, entre existencia terrenal y existencia terrenal) pues nos morimos. Si suspendemos alguna lección, en nuestra siguiente existencia la llevaremos pendiente. Hay muchos modos de aprender las lecciones, superando limitaciones, ayudando al prójimo, actuando según nuestras propias convicciones, afrontando las desgracias que se nos vayan presentando, cayéndonos y levantándonos de nuevo. Infinitos modos. A cada cual los suyos específicos, únicos e intransferibles. Cuando lleguemos a hacer el examen perfecto nos quedaremos desencarnados en una zona de confort dedicándonos a fines más elevados que no se todavía de qué van debido a que creo que todavía me falta mucho para el cum laude. Por favor, no malinterpretéis el tono coloquial y despreocupado de este escrito. Este tema me lo tomo muy en serio. No podría ser de otro modo, siendo que es mi futuro y el de los míos. De hecho, el de todos. El cómo asumo yo este viaje por la vida y la muerte es algo  más complicado que todo esto. No creo en absolutismos (cosa que simplificaría el tema). El cómo afectarán las consecuencias de mis actos, el discernir entre el bien y el mal es algo que desde que tengo hijos me preocupa más que antes, por ellos y por mí. A raíz de esto, últimamente me he hecho consciente que ese hecho hace que salga en mí una actitud que no acaba de gustarme pero que no estoy preparada actualmente para modificar. Se supone que tener hijos te hace ser mejor persona (por todo ese rollo de dar ejemplo y blablablá). Pues a mí en un aspecto concreto me ha hecho ser peor y me di cuenta hace poco cuando un amigo mío me explicaba la enfermedad renal de su esposa. Soy de las que ayudan. Si alguien necesita algo, intento conseguirlo. Si alguien conocido (y no necesariamente de mi núcleo más íntimo) necesita un riñón, mi tendencia natural hubiera sido iniciar trámites para dárselo. Digo hubiera sido. Ahora ya no. Ahora me lo reservo, no para mi, sino por si alguno de mis hijos pudiera necesitarlo en un futuro. Sé que no es una actitud sana, ni bondadosa en el sentido estricto de la palabra. A mi misma me suena a egoísta y a altamente paranoica, pero es así. Esto a mi parecer, me hace menos buena, menos altruista y me quita del tirón, fijo uno o dos puntos de la nota final de mi examen de esta existencia. Lo acepto, copiar, hacerse chuletas o no estudiar lo suficiente tiene sus consecuencias. Yo asumo las mías, por tanto, como dije anteriormente todo vuelve. Si en esta vida has sido despistado, tal vez en la siguiente logres encontrarte a ti mismo. Siempre me ha parecido bueno ver las cosas desde las dos caras de la moneda, ya sabéis la típica ley de causa-efecto, por eso cuidado, si promulgas la tiranía, te veo esclavizado en la siguiente. Por suerte o por desgracia creo que la vida pone siempre a cada uno en su lugar y no creo que haya modo de  cambiar las reglas del tablero. 6º Como en cualquier teoría, lógicamente me han aparecido hilos sueltos, dudas, como por ejemplo como bien se cuestionaba Ethan Hawke en Antes del amanecer cuando decía que si hace 10 mil años había unos pocos miles de personas en el mundo, por tanto los mismos miles de almas y actualmente hay 7000 millones de personas, basándonos en la teoría de la reencarnación en la que no nos destruimos como tal sino que vamos reciclándonos, ¿de dónde han surgido estas almas extras? ¿Estaban reservadas en la nada? ¿Se van creando almas en función de la demanda? ¿El juego se centra sólo en nuestro planeta o también en otros? Eso explicaría mi creencia de por qué es tan difícil, raro y fuera de lo común encontrar gente como Dios manda (nunca mejor dicho) en la Tierra. Claro, a los buenos les ha tocado vivir en Naboo.   ¿Entran en la partida también insectos y animales o estamos en diferente rango? En base a esto ¿sería posible que la bruja del 5º C próximamente fuera una garrapata? Y por mi propia regla de tres, ¿sería posible entonces, que yo misma, que coexisto con cualidades altas y bajas sin conseguir decantar la balanza del todo a lo bondadoso el 100% de mi tiempo, estuviera en grave peligro de volver convertida en bichito? ¿Vamos siempre hacia mejor o podemos retroceder?   Por tanto, en función de mi propia mini-guía espiritual y en resumen, concluyo: Creo firmemente que aquel lugar de allá arriba ha de ser bueno y lo creo porqué allí esta mi gente y ellos, como los vuestros, son muy buena gente, por lo que no pueden estar en un mal sitio, y lo sé porqué esas cosquillitas tan gustosas a mi alrededor en mis horas bajas no pueden ser otra cosa que mi abuela haciéndome una trenza, a su modo, en el pelo, y es que interactuar, ellos interactúan; sólo debemos ser capaces de encontrar por que vía lo hacen con cada uno de nosotros, la mía es a través de los sueños, de cosquillitas, de olores y corrientes frías repentinas, de intuiciones. Hay mil. Encontrad la vuestra. Así que todo aquello tiene que ser sin duda mejor que esto, más tranquilo, más relajado, más de domingo al sol con el trabajo hecho, y perdonadme la expresión , será entonces la Ostia porqué a mí esto de aquí ya me parece fantástico, con lo que imaginaos aquello! Voy a portarme como me sale de dentro, no voy a descarriarme en exceso pero tampoco voy a forzar una falsa bondad, y si en consecuencia de esto me toca ser oruga en mi próxima vida, no desfalleceré, porqué al final indudablemente y cómo decía el gran Máximo Décimo Meridio : " Alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra". Venganza, a él. Yo, con llegar a mariposa me doy por aprobada.

viernes, 31 de enero de 2014

El tiempo de la felicidad

Unos ricos melocotones de viña de las payesas del mercadillo de Palafrugell , un ramillete de  flores frescas, una diminuta margarita adornando desenfadadamente mi pelo suelto y mi vestido vaporoso de tirante fino a conjunto con mis abarcas de color azul cielo. Un enorme capazo de paja colgando de mi hombro y el tarareo en mis labios del Shiny Happy People. Llego a mi bici y coloco el capazo en su cestito delantero y vuelvo a La Siesta a prepararme para una bonita mañana de playa. Qué felicidad, qué paz. El martes pasado visité a una paciente en su domicilio y encima de la mesa del comedor tenía un jarrón con flores frescas, la luz del sol entraba libre por sus ventanales iluminando toda la habitación. Esa claridad me inundó el alma y tuve de repente necesidad de revivir la sensación de cuando compraba melocotones en aquel mercadillo. Y pensé entonces ¿por qué demonios no cojo mi capazo de paja los sábados cuando me acerco al mercado a comprar y meto flores frescas en él? Y, ¿Sabéis? se perfectamente porqué no lo hago: porque tengo la maldita manía de etiquetar. Establezco tipos de situaciones y cuando relaciono una determinada situación con unas instrucciones de uso concretas luego no consigo desvincularlas ni meter elementos nuevos. El capazo, para el verano de Palafrugell, los vestidos bonitos para las ocasiones especiales, como no te conozco lo suficiente no puedo lanzarme a darte un abrazo y entre semana no posible quedar para una cerveza con amigos porque toca compra, orden, baños y cena.   Hace poco mi amiga Neus me relató las andanzas de una compañera nuestra que según ella misma, sufría de libertad. ¿Qué mejor enfermedad en la vida que esa? Sufrir de libertad implica tanto y tan precioso que todo mi cuerpo reaccionó con una brutal sacudida. A Neus y a mí nos encantó ese concepto, nos emocionó.  No hay celdas para una mente libre y yo, que en esta vida se poquito, de eso, os aseguro, quiero aprender más. Como dedicatoria al inicio de algo nuevo o de algo que se cierra, suelo escribir unas frases que me escribieron a mí hace años… "Algún día tendrás que escoger entre celda o libertad, aquello que siempre fuiste o todo lo que te queda por descubrir…"   Sin duda esta frase es de aquellas que me calan hondo y en esta ocasión no me refiero a celdas físicas. Todos tenemos nuestras obligaciones, nuestra vida y no es fácil dejarlo todo e irse con toda la tropa a Costa Rica a vivir la pura vida (ya me gustaría claro), pero si sufro de libertad mental, nada se me resistirá. ¿Revivir mis mañanas veraniegas de capazo de paja en pleno invierno y con bufanda? ¿Y Por qué no? Sólo yo mando sobre eso.   ¿Por qué no ser capaz de empaparme de libertad? Libertad para desetiquetar, poner y desponer  ingredientes en situaciones donde nunca antes estuvieron, crear nuevas direcciones y evitar que se conviertan en rutinas, desterrar el hábito hace al monje. ¿Por qué no puedo vestir al monje de farales, darme un baño a media noche en lugar de dormir o decidir subir aunque la tradición diga bajar? Meter una rumba o una diapo explosiva de color en la sesión clínica del mes, escaparnos a la piscina entre semana, adornarme el pelo con una preciosa flor para ir al trabajo y permitirme no parar a comer hoy porque estoy enfrascada en un proyecto fantástico. Siendo entonces que  tampoco tengo tantas ocasiones especiales en la vida, ¿para qué desaprovechar oportunidades fantásticas cotidianas para lucir lindísimos vestidos que de otro modo se quedarían apesadumbrados dentro de mi armario esperando el acontecimiento adecuado? Lo bonito, lo divertido, lo especial para cada día ¡que no sabemos lo que pasará mañana! Así que si me veis con un vestido de gala, en zapatillas de deporte y mi capazo con flores del hombro cantando como una loca, no os extrañe, no me he vuelto loca, me he vuelto feliz!    

jueves, 23 de enero de 2014

Espejito mágico

La otra noche de repente me surgió una idea en la cabeza que no me dejaba dormir así que, ni corta ni perezosa, codazo a mi marido en la cama y le pregunto: - "cariño, si un día me secuestran, me hacen cirugía estética y me convierten en hombre y vuelvo a ti al de un tiempo con un físico totalmente distinto, ¿serias capaz de reconocerme por como soy por dentro? Enseguida la etiquetó como pregunta trampa y no me respondió por lo que seguí pensando en ello. Esa fue una versión de las mil habidas y por haber de intercambio de cuerpos o alguna más profunda tipo me muero, me reencarno pero mantengo mi personalidad anterior, ya sabéis, el típico pensamiento habitual de posibles casos hipotéticos que pueden suceder en la vida de todos nosotros. Y yo seguía… Mis padres, mi marido, mis hijos, mis amigos ¿me reconocerían? A mí eso me da qué pensar bastante porque, ¿realmente tengo características tan únicas e intransferibles que me definen a mí y sólo a mí?  Yo creo que soy muy fácil de conocer porque soy muy transparente pero a menudo me veo en los ojos de otras personas y me doy cuenta qué no conocen mi estilo para nada. Al menos el estilo que yo creo tener como propio. A raíz de eso, si yo me veo de un modo pero el resto del mundo me ve de otro, yo me pregunto, ¿cómo me ve la gente en realidad? Y quien me ve ¿ve realmente mi verdadero yo o percibe algo muy distinto? Había un programa en la televisión, "tu estilo a juicio", donde un jurado de desconocidos relataba qué primera impresión dan las personas sin conocerlas. Me asombraba al ver que la primera impresión que dan a veces las personas dista mucho de la actitud que tienen en su interior o de la visión que ellas creen que dan. A mí me pasa a menudo lo mismo, si yo os pregunto qué tipo de música hago pinta que me guste, normalmente me colocáis cantantes o grupos que ni fu ni fa. Soy comercial, nada profundo pero ni la mitad de ñoña que los grupos que me adjudican. Ídem con el cine. Igual con mis hobbies. Y más de lo mismo con la ropa, cuando voy de compras o me hacen algún regalo (que para mí son todos bienvenidisímos) me quedo patidifusa con el estilo que según los que me conocen es el mío. Y yo pienso, por Diosssss ¿así me ve la gente? No os ha pasado que os miráis al espejo y os veis de un modo y un minuto después os hacéis una foto y os veis completamente diferentes. Y, ¿cuál es vuestra  verdadera imagen, el espejo o la foto?  Estoy convencida que el espejo me devuelve lo que yo veo de mi  y la foto el cómo me ven los demás, pero como la foto la miran mis ojos pues vuelta a empezar con la duda. Y si, es cierto que esto son tonterías, que el mundo está muy mal como para pasar un minuto pensando en estas sandeces pero como recuerdo haber dicho en alguna ocasión, a menudo disfruto de lo banal y no me avergüenza tomarme mis respiros de superficialidad. Mirándolo desde el ángulo contrario, mis primeras impresiones sobre los demás no suelen ser erróneas, aunque reconozco que en un par de ocasiones he juzgado mal a priori y luego a desembocado en algo muy bueno, gente que en principio no me despertaban interés pero de repente y para rizar más mi locura especificaré que después de haber soñado con ellos, les empecé a prestar atención. Lo que nunca me ha pasado es ver algo bueno y que tire a malo…cuando me entra por el ojo, me entra. Si me gusta, me gusta desde el principio. Tal vez suena prepotente o  por azar pero cuando entro en un ambiente nuevo doy un vistazo rápido a la sala y pienso con qué personas (que percibo interesantes) quiero entablar relación. Por suerte si miro al pasado siempre he creado lazos con esas personas a las que señalé en su día, y además, lazos profundos y de mucho cariño. (No puedo evitar decir que me pasaba lo mismo al entrar en una discoteca, rápido vistazo a la sala y apuntar mentalmente; "NOTA: Al final de la noche, ese, me habrá sacado a bailar". Si lo conseguía o no, me lo quedo pa mi, tal vez os lo cuente en otra ocasión) Pero, ay si caes en la última hoja de la libretilla del fraile, como bien dice mi padre, mal lo tienes conmigo amigo. En esa hoja sólo hay personas que no se bien  el motivo pero no me cuajan. Hasta ahora mi detector no me ha fallado y me atrevo a decir que con los años mi olfato ha mejorado incluso pero volvemos al juego en cuestión, de oca a oca,…. ¿qué debieron ver esas personas en su día en mi para querer acercarse? Si me vieron antipática o risueña, despreocupada o cabal, guapa o fea, accesible o distante, profesional o aficionada, arreglada o informal, joven o vieja, interesante o rollazo tal vez nunca lo sepa. Si me vieron mal no habremos llegado a nada  por lo que qué más da lo que piensen; y si me vieron  algo bueno y se convirtió en reciproco, seguro que a estas alturas ya debieron  descubrir mi verdadero yo y sólo así sabrán si eligieron bien o no.

viernes, 17 de enero de 2014

Querido amigo Che...

Al inicio de esta columna me había confesado apolítica pero, Janot, mi compañero de trabajo, le ha echado un vistazo rápido y me ha indicado con vehemencia que no es cierto. Según wikipedia la política es una rama de la moral (vaya, ya empezamos…;)que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. En base a esto, (cert Janot) no soy apolítica. Me confieso entonces, despreocupada y desinteresada por la política desde que tengo uso de razón (que no hace tanto). Nunca me interesó el tema, de pequeña porque no me servía para nada y ahora porque no consigo encontrar una sola idea honrada en todo este circo que me convenza.   Ser político no ha de ser nada fácil, lo reconozco, y yo soy la menos indicada para hacer críticas dado que a menudo no consigo gobernar ni mi casa, mucho menos lo conseguiría con una sociedad entera, pero tengo ciertas ideas respecto a ciertas cosas a pesar de que siempre me ha dado mucha vergüenza hablar del tema porque no me siento erudita en este. No tengo ni pajolera idea, por lo que prefiero no hacer el ridículo.   Es a raíz de toda esta mierda diaria que está haciendo insoportable creer en una luz al final del túnel que me he autoincentivado a reflexionar  un poco sobre todo esto.   A priori no estoy de acuerdo con ningún partido de forma absoluta, de hecho creo que está muy mal gestionado el tema de las votaciones. Siempre he estado en contra de las campañas-propagandas electorales. Creo que un partido que basa su candidatura en cargarse la candidatura del otro es que tiene muy poco que ofrecer. Cuando sube uno al poder nos dedicamos a desacreditar al anterior, pero tranquilos en 4 u 8 años dará la vuelta a la tortilla y será lo mismo pero en dirección opuesta. Ping-pong; ping-pong y tiro porque me toca. Me gustaría mucho más que las campañas electorales se hicieran a ciegas. Se exponen las ideas y los proyectos pero sin dar el nombre del partido. Sería el único modo de elegir por ideales  verdaderos y no por prejuicios, tradición o antiloquesea.   Pero el tema principal sobre el que mi cabezota da vueltas es que no cabe duda que nos estamos dejando  llevar a la autodestrucción y lo que es peor, nosotros, elecciones tras elecciones seguimos eligiendo  a nuestros verdugos, colores diferentes de capucha pero verdugos al fin y al cabo. No se salva ni uno. Y ya os digo que yo de política no sé nada pero de lo que si se es de mirar a mi alrededor. Y  me da mucha pena y rabia y mala leche y VERGÜENZA.   Vergüenza de que mi niño y cientos de ellos tengan que compartir un pulsioximetro en un hospital porque no hay uno por persona…un ratito tú y otro ratito yo, Uy Uy espera que parece que te estás poniendo un poquito azul, ¿te cuesta respirar? Corre te paso el aparato a ver como saturas de oxigeno. Vergüenza de tener que explicarle al ancianito del 5ºB cuál de todas las pastillas que debe tomar es más posible que le evite la muerte porqué no tiene dinero para hacer el tratamiento completo. Vergüenza de que se haya preferido salvar a la banca en lugar de a las personas. Vergüenza de mantener a un senado inútil. Vergüenza de que justicia y política estén tan compinchadas y que la primera se haya vuelto ciega de verdad, sobre todo para no ver la gran farsa que nos tragamos cada día y no penarla como debiera. Vergüenza de no ver un futuro digno ni para la generación de mis padres (después de toda una vida trabajando) ni para la de mis hijos y vergüenza de mi propia generación por no hacer nada para remediarlo. Vergüenza de ver como se sigue gastando dinero público en organizar fiestas, reuniones o celebraciones que no sirven de nada ahora. Cuando el cuerpo humano sufre algún tipo de shock, inmediatamente reacciona protegiendo sus órganos vitales y de lo secundario pues ya nos encargaremos después. Todo se paraliza para sacar a flote el barco. Pienso que deberíamos ser capaces de prescindir de ciertos eventos culturales que son útiles y con buen y merecido  propósito pero que en este momento no son órganos vitales.  Lo que nos mantendrá con vida es la sanidad, la educación, los servicios sociales y una reforma laboral con pies y cabeza; El resto, ya volverá cuando pasen las vacas flacas.   A mí me apasionan los inicios, las ideas de cambio, de renovación y por eso apelo al gran sentimiento de mejora que se vivió durante la transición (yo no, claro, pero sí mis padres y gente de mi alrededor). Las ganas de hacer algo nuevo, de cambiar un país, de avanzar con nuevas ideas, con una ilusión extrema, de empezar de cero con chaquetas de pana y puños en alto. !Que bello fue sufrir de libertad después de 36 años sin ella! Y ahora que somos teóricamente libres, ¿Qué hacemos?!seguimos pasando por el tubo con la cabeza bien agachadita no vaya a ser que nos caiga una colleja de más!  Por ello debiéramos recordar  aquel sentimiento porque con nuestra actitud actual vamos directos a avocarnos a un pozo que nos está quitando justamente eso que reclamábamos entonces.  Hemos visto que con democracia extrema no estamos llegando a nada, alguien, en algún momento tendrá que decidir, alguien que nos haga volver a creer en el pueblo unido jamás será vencido, que nos de la fuerza que nos falta, el empuje, las ganas, el dar el puñetazo  en la mesa, levantarnos de la silla y empezar por fin esta revolución que tanto anhelo ver. ¿Dónde está nuestro Che? ¿Donde están nuestras conciencias y nuestra sangre? , que debe ser de horchata, puesto que si no, no entiendo como no estamos todos en la calle apoyando al Gamonal y diciendo de una maldita vez basta ya.   Y lo dicho, soy consciente que mi posición hoy escribiendo esto desde mi sofá tranquilamente en mi casa, es cómoda y cobarde. Me atrevo a decir que hasta infantil y utópica pero diré, humildemente y como promulgó antes que yo alguien mucho más culto, que defiendo a muerte mi derecho a pensar porqué incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar. Mientras nos decidimos o no, mientras rescatamos al futuro Che de sus quehaceres cotidianos, seguiré pidiéndole a mi padre que me cuente de nuevo aquellas historias sobre cuando las personas decidieron levantarse y luchar. Y mientras me lo cuenta seguiré emocionándome al pensar que tal vez un día nuestro Che nos encuentre todavía con fuerzas para ponernos en pie.  

"Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito de gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo, y dulce guerrilla urbana en pantalones de campana, y canciones de los Rolling, y niñas en minifalda.

Papá cuéntame otra vez todo lo que os divertisteis estropeando la vejez a oxidados dictadores, y cómo cantaste Al Vent y ocupasteis la Sorbona en aquel mayo francés en los días de vino y rosas.

Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia, y cuyo fusil ya nadie se atrevió a tomar de nuevo, y como desde aquel día todo parece más feo.

Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada, al final de la partida no pudisteis hacer nada, y bajo los adoquines no había arena de playa. Fue muy dura la derrota: todo lo que se soñaba se pudrió en los rincones, se cubrió de telarañas, y ya nadie canta Al Vent, ya no hay locos ya no hay parias, pero tiene que llover aún sigue sucia la plaza.

Queda lejos aquel mayo, queda lejos Saint Denis, que lejos queda Jean Paul Sartre, muy lejos aquel París, sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual: las ostias siguen cayendo sobre quien habla de más.

Y siguen los mismos muertos podridos de crueldad. Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam"

   

http://youtu.be/TF3HLSLmmDc

lunes, 13 de enero de 2014

Pata Negra

Un compañero de trabajo puso hace poco en su estado de Facebook la letra de una canción: "Todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda" y lo cierto es que esa frase me dio mucho qué pensar.   Empecemos por lo menos problemático, o al menos, no tan polémico: engorda.  Todo lo bueno engorda. Dieta de por vida, babear frente a una pastelería, sufrir para mantenerse en la 38 y nunca conseguir bajar de la 40. Un fastidio. No hay más que hablar.   Con lo ilegal me manejo bastante bien, soy muy de cumplir las normas. No robo, soy cívica, no evado impuestos, reciclo….vamos, una ciudadana casi ejemplar, hasta aburrida diría yo.   Es cuando llegamos a lo inmoral donde me surgen los problemas. Fijar la frontera entre moralidad e inmoralidad me provoca serios auto debates mentales. Si busco su significado en el diccionario, moralidad se define como el conocimiento de lo que el ser humano debe de hacer o evitar para conservar estabilidad social, pero también encuentro significados en el ámbito de la filosofía que dice que no posee moral el que habla de una forma y actúa de otra y si entramos en su estudio teológico se considera la moral como la determinación de lo que dicta lo malo y lo bueno. Y es que he intentado buscar ejemplos de inmoralidades en internet  y de lo que he encontrado, yo definiría un buen número como injusticia, otro montón como delito punible (por lo que nos vamos al punto anterior con lo ilegal) y el resto es anticuado, prejuicioso y por tanto, a mi entender, obsoleto.   El tema es ¿Quién define qué es o no es moral? ¿Nosotros mismos? ¿Nuestro círculo íntimo de amistades? ¿Nuestra familia? ¿La religión? ¿La sociedad en la que hemos decidido vivir? Y, ¿decidimos ser morales o inmorales o nos llevan a ello las circunstancias? ¿Es cierto entonces aquel refrán que tanto me repetía mi padre de adolescente  "La ocasión hace al ladrón"?   En el instituto tuve un profesor de filosofía que en una clase afirmó que siempre podemos decidir. Yo me indigné mucho y le rebatí que no siempre era posible; cuando los padres te prohibían algo yo era de las que cumplían, cuando no me dejaban entrar en una discoteca por no tener la edad, no intentaba colarme (bueno, quizás alguna vez), si había una señal de prohibido el paso, yo no pasaba (ya os he dicho que era tremendamente aburrida). Según mi modo de pensar, no podía decidir, tan sólo cumplir la orden. Ese profesor me explicó pacientemente que lo que yo estaba haciendo al no transgredir no era cumplir órdenes porque sí, sino que había decidido cumplir esa orden. Yo era absolutamente libre de atender a esa imposición o no. Si hacía caso y no me saltaba las reglas estaba actuando en desacuerdo con lo que me apetecía o sentía; si por el contrario decidía hacer lo que me venía en gana tenía que asumir las consecuencias de aquella decisión…, cualquier acto tendría su parte buena o su parte mala pero en verdad la que decidía era sólo yo. Esa lección me abrió un mundo tan grande de posibilidades infinitas, tantas como mi mente pudiera imaginar, tantas como mi moralidad o no quisieran permitir.   Hace poco intentando aconsejar a una amiga me sorprendí diciéndole que lo inmoral en la vida es no ser feliz y anotaré un punto extra, no ser feliz y regodearse en esa infelicidad. Así que voy a ser aplicada y hoy decido que la moralidad la marca mi conciencia y que, lo verdaderamente inmoral es no vivir acorde con mis propios sentimientos y necesidades. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Tened por seguro, que yo no la lanzaré.

jueves, 9 de enero de 2014

Con B de Bueno

En un momento de crisis existencial hace unas semanas perdí por completo la fe en el ser humano, la gente no es buena, nace mala y con mucho esfuerzo nos hacemos más o menos pasables. Civismo, camaradería, empatía, solidaridad son conceptos abstractos que quedan muy bien en nuestro curriculum pero que en verdad son mentira. De un tiempo a esta parte llegué a pensar que ya nadie se preocupa por nadie, que el amor verdadero (excepto en casos  materno-paternales) no existe. Me equivocaba. Recapitulando hace unas horas he visto que existe gente en el mundo con un corazón tan grande que no les cabe en el pecho y tengo la suerte que yo, estoy rodeada por muchos de ellos. Esas personas me transmiten un cariño tan grande que se me desborda el alma de pura gratitud. Ese cariño que transmiten es muy sutil a veces, no es sencillo de describir, es un palpito, ese sentimiento no lo definen los lazos familiares, ni la cercanía, es más bien como un "parece que te conozca de toda la vida" o mejor aún como un  " parece que me conozcas de toda la vida" (y es que a mí , ciertamente, me gusta que me conozcan)siendo que a menudo las muestras provienen de gente con la que no he intimado mucho, es un mensaje en momentos de fragilidad mental, es saber leer entre líneas, intuir mi estado de ánimo o saber mirar más allá de los pixeles de una foto, es mandar una noche, un corazón a visitar a mi rubiales aun estando a muchos kilómetros o que el Gran Jefe de las motos venga a ver al mismo rubiales sin ni siquiera conocerlo. Son muestras de cariño que no esperan nada a cambio, que se dan sin querer recibir, se regalan; Pequeños detalles que hacen que el vaso no se colme hoy. Y es que tal vez la naturaleza humana no sea tan mala y es al revés (como siempre había creído), nacemos buenos, como un lienzo en blanco y con los años nos vamos malignizando. Y tal vez tampoco sea malignizarse sino más bien olvidar que la bondad y el buen rollo es el camino más fácil en verdad. Y no me refiero a un concepto típico católico de bondad, sino a la  ingenuidad, no pensar mal de la gente, no juzgar, no meternos en lo que no nos incumbe (e incluso meternos lo justito en lo que sí nos incumbe), dejar salir el buen desparpajo y deshacernos de la mala leche que no nos aporta nada, mirar el mundo con ojos limpios fijándonos más en lo bonito de los sentimientos de la gente y menos en los dobles sentidos. Incluir el concepto de cadena de favores en nuestro vocabulario habitual, dejarnos llevar por el buen rollo y recibir a la gente con una sonrisa en la cara, seguros de que tienen un montón de cosas estupendísimas que aportar a nuestro día. A mí, me emanan estos sentimientos después de algunos de esos gestos que os comentaba antes, y sólo así, probando de esa medicina y convirtiéndola en una rueda de cariño y simpatía constante , mi microclima irá rulando a buen ritmo, ….y es que chicos, ahora lo sé, las buenas personas, SÍ existen.