miércoles, 15 de junio de 2016

¿Miedo yo....?

Hoy he soñado que estaba haciendo cola para participar en una especie de rodeo con toros de lidia. A mí me daba mucho miedo pero le decía a mi marido (que estaba en la cola conmigo) que quería hacerlo y al acercarme estaba muy nerviosa y asustada pero al entrar en el ruedo me ha parecido que el toro se convertía en vaquilla sin cuernos y ya me ha cuadrado un poco más  la cosa. Ha sido un sueño extraño puesto que los toros no entran en mis pensamientos habitualmente.
Justo me he despertado en ese instante con la seguridad que era el momento justo para superar todos mis miedos, entre los cuales no se encuentran los toros, pero vaya, si Morfeo me ha hablado así por algo será y es que…qué tendrá Morfeo para saber mecerme tan bien en sus brazos.
Yo creo mucho en los sueños, creo que el subconsciente me habla a través de ellos y por consiguiente les suelo hacer mucho caso. Como aquella vez que estando distanciada de unos miembros de mi familia siempre solía soñar que discutía con ellos y nos gritábamos, pero una noche de repente, soñé que les tendía la mano amigablemente  y al despertar me fui inmediatamente a su casa y solucioné el conflicto. O las mil y una veces en que he estado triste y he añorado a mis abuelos y me he pasado toda la noche hablando con ellos, besándonos y abrazándonos en sueños.
Pues eso, que a mí los sueños me ayudan un montón y por eso creo mucho en ellos. Pero creo todavía más en superar los miedos.
Así que cuando al despertar he buscado el significado de soñar con toros no me ha gustado nada. Me he encontrado con un rollo de virilidad/vigoridad/maternidad que me ha chafado mis ganas de enfrentarme a mis propios límites, por suerte no le he hecho caso y he adaptado el significado a mi propia conveniencia.
Porque ¿para qué sirven los límites? ¿Son necesarios? Si, en efecto. A mí los limites y las fronteras mentales me son muy necesarias porque ya sabéis que sin ellos yo me desbordo, me desparramo y me pierdo. Necesito disciplina y contención emocional para no caer tan fácilmente en la tentación de estar en las nubes, en la luna o en mi mundo de  pájaras filosofales. Pero a lo que iba, esos límites sí, pero los otros límites, los malos, los que te impiden avanzar NO. ¿Y Por qué no? Pues por mí misma, por sentirme bien, plena e independiente. Autónoma y capacitada para lo que me echen.
Pero por desgracia yo soy muy de esos (perdonadme la expresión) jodidos  tocacojones  y puñeteros miedos. Me da miedo todo.
Me da miedo un animal que no desvelaré por si acaso alguien me odia más de lo normal.
Me da miedo conducir mi coche (no hablemos ya de coches ajenos) y me da miedo soñar con grandes aventuras en moto por el desierto en una trail porque también me dan miedo las consecuencias que pueden acarrear las motos. Me da miedo la velocidad sin control y las temeridades.
Me da miedo subir al Everest y caerme por una grieta y también montar una yegua salvaje y que se desboque montaña arriba.
Me da pánico que les pase algo a mis hijos y lo que vaya a sufrir por ello y que le pase algo a alguien muy cercano a ellos y sean ellos los que deban sufrir.
Me da miedo también no vivir la vida que deseo y perderme emociones. Temo que mi mente deje de vibrar con nuevas experiencias o dejar de temblar con el sonido de una canción especial. Dejar de emocionarme ante una mirada furtiva o caer en la inapetencia de adrenalina. Me da miedo caer en la tentación pero también temo no volver a caer nunca más en ella.
Y así vamos, sintiéndome cobarde cíclicamente. Y no lo soy en verdad porque puedo contar más cosas que no me dan miedo que cosas que sí.
No soy de las que teme enfrentarse a las cosas, no temo al dolor, ni a estar sola, no temo a los desengaños amorosos ni a meterme en una pelea. No me asustan los insectos ni tampoco las víboras humanas. No temo emprender cosas nuevas ni tirarme al vacío a por nuevas experiencias, probar, curiosear, investigar y intentar conocer mundos y gentes nuevas…pero todo bajo un cierto control, sin imprudencias y sin fanfarronadas.
Así pues vayamos por partes. Hay cosas que no se pueden evitar y nadie está a salvo de ello por lo que nos borramos de un plumazo ciertos miedos. Sufrimiento y muerte eliminados de la lista porque no dependen de mí.
Me ayuda a pensar que todo está escrito y si mi destino es el que sea, indudablemente será. Si no me alcanza yendo en moto, lo hará con un resbalón en la ducha o durmiendo en mi cama simplemente. Por tanto otros miedos más también eliminados.
No tengo financiación para el Everest por tanto…otro fuera! Podría probar con una vía ferrata para sacarme el gusanillo de la aventura y como todo creo que el único modo de superar un miedo es yendo a por él. Como dicen siempre mis padres, al toro se le coge por los cuernos (que curioso pensar que en mi sueño yo lo intentaba coger por la cola)
Así que no hay duda y soy la prueba viviente  que con la práctica se quita el temor. Cuando acabé la carrera de enfermería me daba pánico realizar extracciones de sangre, me daban sudores y dolor de tripa instantáneo…..pero no desistí, seguí haciéndolo  un día tras otro hasta convertirme sin darme cuenta en una gran extractora, y no lo digo por buena (qué también ..;) Sino por “disfrutona”. Esto voy a aplicarlo al coche. Otro en proceso de eliminación.
En un documental vi a unos bebes con unas serpientes. Al otro lado del cristal sus madres los miraban atentos. Si el bebé veía a la madre asustada, se asustaba él también. Si por el contrario las veían tranquilas y felices, jugaban con las serpientes como si de un muñeco se tratara. Qué gran lección! Suena fácil en la teoría pero creedme cuando os digo que este, el del animal, (que tampoco son las serpientes) es el único miedo que no me veo capaz de superar a pesar que cuando vea a mis hijos con mi animal temido lo único que deberé hacer es seguir el consejo de esos bebes. No me voy a dar por vencida. Lo voy a intentar os lo prometo. Apuntadme otro en mente para eliminación…;)
Para aquellas pajarracas sobre dejar de vivir, de experimentar, etc.…pues que os voy a contar que no sepáis de mi los que me conocéis bien…que me da susto que pase pero sé que nunca va a pasar.
Y lo sé porque me emociono con nada, y más con los anuncios tipo Coca Cola…esos que te dan las ganas de reír, de baila, de temblar con cada mirada. Aquellos que te hacen saltar las lágrimas y saltar a la vez del sofá para hacer algo en la vida que te llene el alma de pasión irrefrenable.
Así que seguiré mirando hasta donde me permita la vista pero esta vez sin obstáculos para que lo único que marque mi límite, sea el horizonte.



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