lunes, 21 de diciembre de 2015

La teoria de la relatividad

Ayer me enfadé con mi marido, y no es que sea una novedad puesto que nos enfadamos con frecuencia. La novedad es que una cosa es enfadarse por un calentón de mala leche y otra es decepcionarse, sentirse mal y entristecerse.
En verdad no fue para tanto, una simple discusión sobre un tema de los niños, sin más importancia que la que le queramos dar pero mira por donde sus palabras ayer me pillaron floja.
Floja como cuando quieres esfumarte, como cuando quieres que el mundo te deje un ratito en paz y como cuando lo único que necesitas es un abrazo y mimitos a porrillo.
Y es que va a ser que mi marido no es de los de mimitos, ni de disculpas, ni de los de bajar del burro y yo otra que tal. Que de mimitos soy mucho pero cuando me sale la vena independiente os prometo que las carantoñas se las puede meter el mismísimo Brad Pitt por donde le quepan y si estoy enfadada soy fácil de darme la vuelta, con una horchata, un donut, un piropo salado o un achuchón me tienes desarmada pero cuando estoy decepcionada la cosa cambia. Soy más de las que pasada la discusión inicial ni hablan del tema. Me quedo sumida en mis pensamientos y lo único que quiero es sufrir una amnesia repentina e irreversible y precisamente si intentan revertir mi humor soy difícil.
Es tanto mi drama interno que yo que soy de las que nunca se van a dormir estando enfadada con alguien, en situaciones como esta, me acuesto a sabiendas de no haber hecho las paces y ni incluso envolviéndome entre mis dos peques, que me atiborran de besos, caricias y piropos tipo la mama lo sabe hacer todo, qué pelo más suave y mama “et vull molt”, consigo levantar mi ánimo y hasta mis sueños se alborotan más de lo habitual.
Entonces, tras unas horas de mecerme en mi desgracia, es cuando pongo en marcha mi plan B: relativizar.
Y pienso en aquella vez en que me llamó mi madre muy nerviosa diciéndome que me sentara porque había pasado algo muy gordo y yo me senté muerta de miedo empezando ya a llorar sin haber oído ni siquiera la noticia, esperándome lo peor del mundo y cuando me contó lo que había pasado resultó que era gordo pero no peor que lo que yo me había imaginado, con lo que el resultado fue de alivio.
O cuando aquella vez que estando en la peluquería entró una señora destrozada a contarle a la peluquera la gran pérdida que había sufrido y entre lágrimas y sollozos conseguí entender que un tornillo mal puesto había hecho caer la caldera y había llenado de agua el suelo de la cocina. Ahí sentí…, sentí  que yo era muy mala persona y sin pizca de empatía por pensar  que aquella mujer era una exagerada de la vida. Pero lo pensé y lo sigo pensando. Y si os permito pensar que yo, a menudo también soy una exagerada, porqué lo admito. Lo soy; pero os aviso, soy más macarra que exagerada así que tampoco os paséis ni un pelo con vuestras apreciaciones sobre mi carácter!
O como cuando Bridget Jones va a la cárcel y les cuenta a sus compañeras de celda que su novio es el peor del mundo porque no la llama, ni le manda flores, ni le dice cosas bonitas. Y yo en el cine aplaudiendo y vitoreando y gritando –“si señora, así se habla. No les pasaremos ni una a nuestros maridos insensibles!”
Y entonces es cuando la otra reclusa le dice que tiene razón y que su marido también se porta fatal con ella, cuando la droga, la maltrata y la obliga a prostituirse….
En este momento es cuando me veis a mi haciéndome pequeñita en la butaca pensando lo tonta que soy por tener un semi solete en casa y no darme cuenta!
Está claro, la clave es relativizar. Relativizando, lo peor se vuelve menos malo y obviamente lo menos malo se gestiona mejor. Y no es que piense que eso sea lo más adecuado porqué a mi parecer no deja de ser una mentira piadosa, un mecanismo de defensa para disfrazar las cosas y yo contrariamente a lo que pueda parecer por mis gustos carnavalescos, no soy de disfrazar las noticias ni los contratiempos, pero una teoría, la de relatividad, que hace que se transformen las cosas cuando cambiamos su punto de referencia, me asombra.
Así que me quedo con ella, con esta teoría fantástica que me hace más joven si me miro desde los ojos de un anciano, más flaca si me comparo con un Botticelli y más feliz si consigo mirar mis circunstancias desde otro punto de vista aprendiendo  así como dice Moix, que las coas no vienen con la importancia incorporada. Somos nosotros los que les damos mayor o menor importancia a esas cosas.
Esta noche entonces, cuando mi marido vuelva de su viaje en moto con sus amigos, sin haber hecho las paces por la discusión de ayer, más tarde de lo esperado, sin el regalo que le he pedido y con una experiencia que me hará morirme de envidia, tengo claro que debo hacer. Relativizar la situación y si acaso la próxima vez irme con él!


jueves, 3 de diciembre de 2015

Follando mentes

Días atrás descubrí por casualidad el concepto “follar la mente”…..y me encantó. Me cautivó al instante. Tal como lo leí el slogan decía algo así como: que te follen el cuerpo es fácil, lo verdaderamente difícil es encontrar a alguien que te folle la mente.
Y qué razón tiene ese concepto, me cautivó, me inspiró y me sentí comprendida por fin!
Yo quiero que me follen la mente y aunque estoy convencida que hay modos menos vulgares, más elegantes o más científicos para expresar esta teoría, os aseguro que ningún término nunca será más clarificador y literal que este!
El caso es que a mí me follan la mente cada día infinidad de detalles, sobre todo, una frase, una mirada, un gesto, un piropo bien hecho, una canción, unas letras, un poema, una foto o simplemente y a menudo mi propia película mental.
Yo me monto películas de casi todo lo que me rodea, sin ir más lejos hace muy poco fuimos de camping con nuestros peques y había un guía turístico monísimo tipo Chris O’Donnell en “Limite Vertical” y ni os cuento la velocidad de reacción de mis neuronas.
Montaña, tormenta, escaladores, mi piolet falla, él me socorre (ahí es cuando me surgen las dudas sobre si podrá sujetar  mi peso cayendo al vacío pero al final siempre me sujeta porque en mi peli yo soy súper flaca y él es súper fuerte) y seguimos con refugio, chimenea, alfombra y demás. Y voy metiendo escenas de películas a mi antojo. Empezamos con una ducha calentita para entrar en calor del estilo “El viaje más largo” y después una buena cena y pasamos a la alfombra frente a la chimenea y miradas y sonrisas y acercamiento…..y en ese momento o suelo quedarme dormida porque aprovecho para imaginar estas historias los pocos minutos que transcurren entre meterme en la cama y dormirme o, si estoy despierta ya me he cansado de la peliculita y cambio de tema a otras cosas. Y es que os juro que mis películas no pasan de ahí, siempre se quedan en los preliminares, en el acercamiento, en todo el halo de emoción que envuelve el previo porqué no necesito nada más.
La diversidad de mis fantasías suelen moverse entre el refugio de montaña, hasta ser la reina del mambo en patinaje sobre hielo o bailando salsa o en un arte marcial milenario. El rollo Lara Croft también me interesa, pasando a menudo  por historias de hospital remontando paradas cardiacas o viendo el aneurisma que ningún neurocirujano ha conseguido descubrir. A todas estas habituales les añado la de la motorista con Ewan McGregor al lado en el desierto con una trail que la voy alternando con la del  Jeep 4x4 descapotable con pantalón cargo, camiseta de espalda nadadora con pañuelo en el pelo en la selva.
Otra top ten sería la del momento recibir un paquete con una prenda de vestir dentro y un mensaje que ponga: vístete, te recojo en 30 minutos. Sin saber qué, ni cómo, ni dónde. Sólo esa prenda y saber que él quiere verte vestida con eso. Uaaauuuu eso también molaría, no me lo negareis (y es que tengo ciertas dudas respecto a que el atuendo con el que nosotras nos vemos guapas sea el mismo por el que se decantarían ellos. Una ayudita nos vendría de perlas. Para instruiros nada mejor que “La Cruda realidad” con Butler y Heigh).
Y bien, a raíz de todo esto, justamente el fin de semana pasado  hicimos una mini ruta en moto junto con  dos parejas de amigos; durante la cena las chicas nos lo hicimos venir bien para sacar el tema de las fantasías y de los gustos y disgustos  de una relación. Con todas nuestras armas intentamos descubrir el mecanismo de pensamiento de la mente masculina….qué les pone, qué les despone, y cuáles son sus anhelos escondidos. Nuestro esfuerzo resultó en vano, desistimos, no hay modo. Son simples y sé que no os gusta, hombres del mundo, que os etiquetemos así, pero no hay otra definición posible, o simples o mudos porqué allí ninguno soltó ni una palabra. Las preguntas fueron fáciles y banales…tetas o culos, guarronas o modositas, tipo de vestimenta preferida, fantasía  favorita… pero fue inútil. Ni con alcohol a litros nos dieron una de cal y partiendo de la base que el único que se dignó a responder  (aunque muy por encima y para cubrir el expediente) fue precisamente el abstemio del grupo, me da que pensar que nuestras armas son un verdadero desastre. Así que si nos ha fallado el alcohol y el jurarles que no son preguntas trampa, ya no se qué estrategia buscar para que abran sus mentes masculinas a nuestra curiosidad femenina.
Así que yo me pregunto ¿Qué hombre habrá en el mundo que sepa darme eso? Pues conozco un montón, Gerard Buttler, Brad Pitt, Ethan Hawke o Christian Bale. También podrían cumplir con el papel un bombero, un policía de la científica, un Cristian Grey o algún guapetón de uniforme o en vaqueros azules desgastados con una camiseta blanca de cuello redondo. (aceptamos también jersey de cuello alto).
Paradójicamente, después de mucho pensar en todos estos hombres perfectos he llegado a la conclusión que no son ellos los que me gustan, en verdad, los que me enamoran son los guionistas que han escrito esas escenas o los que les han dotado de esa actitud tan atractiva para mí. A esos quiero yo, a los guionistas que engendran en sus mentes esas magnificas historias de amor y aventura. Ellos son los que me follan la mente.
Si al final resulta que ese guionista es gordo, feo, calvo y sin dientes, casi mejor os olvidáis de lo dicho.
Me quedo con Gerard Butler.





lunes, 2 de noviembre de 2015

Te tengo muy visto, baby

Mi amiga María ha escrito un relato inspirándose en un artículo de Isabelle Tessier que, casualmente leí hace poco; su titulo es “quiero estar soltera pero contigo” y esas líneas junto con otra publicación de Judith Stacey sobre la infidelidad como arma para salvar  el matrimonio han causado cierta controversia sobre los modelos relacionales actuales.
Está la vertiente del te amaré toda la vida, a ti y sólo a ti, del todo contigo y pareja mega feliz y está la otra vertiente de juntos pero no revueltos, de parejas abiertas, nada de compromiso y de turismo sexual y sentimental sin ataduras. ¿Y sabéis que pasa? Que no me creo ninguna de las dos partes.
Quien diga que vive 100% en el modo uno, de amor sin fin y que nunca ha deseado probar otras cosas o ha anhelado cierta libertad: MIENTE; y quien promulgue las lindezas de una vida sin cierto compromiso, de juerga eterna sin profundizar en una relación sentimental también MIENTE. Así que yo sólo creo en una término medio que no está muy de moda pero que es lo único que puede aportarnos equilibrio y en definitiva felicidad.
Que no nos engañemos, que yo no soy de las de felicidad completa, yo nunca quedo satisfecha, siempre quiero lo que no tengo y cuando entro en paz interior excesiva me aburro tipo acelga hervida pero cuando estoy en ebullición mental me desoriento y pierdo el norte. ¿Y cómo consigue una en una relación larga un globo que la eleve pero a la vez un ancla que la mantenga en el suelo sin acabar partida en dos? Pues no consigo saber cómo, puesto que en el cine la mayoría de mis historias favoritas se basan en el previo, en la seducción y los contratiempos que tienen las parejas hasta que deciden o consiguen iniciar una vida en común. Ahí se acaba la película. Y paradójicamente para mí eso es lo fácil, la novedad, la aventura, las mariposas en el estomago.
Para mí lo difícil viene después, el día a día, los calcetines sucios en el suelo del baño, invadir su lado de la cama a diario y la guerra de tirones por el dominio del edredón o del mando a distancia, el que te vea en pijama de franela y el pelo enmarañado, los malosentendidos y las punzadas bien entendidas. En definitiva, las lunas de miel se acaban y empiezan las lunas a secas y la  lunática rutina de vivir en pareja y ahí es donde te planteas las teorías de los artículos en cuestión.
¿Dónde ha quedado entonces esa complicidad tipo los “Puentes de Madison” o “Memorias de África”? ¿Quedaron desterradas al cine o a una relación rara y en extinción como la de mis padres?
Cuando entra en juego buscar un estado de bienestar a largo plazo donde las mariposas están agotadas por la ineludible cotidianidad, ¿cómo hacer para que vuelvan a revolotear o lo que sería más práctico,cómo conseguir que nunca dejen de hacerlo?
Llegados a un punto de conocimiento mutuo profundísimo, corremos el riesgo de entrar en una rutina del estilo “¿y para que perfumarme? Si no lo va a notar “que puede resultar fatal. Cuando se nos olvida el beso de buenas noches porqué tampoco es tan importante y ha perdido el significado o ya no te hace ilusión porque se encuentra sepultada por el sueño, las responsabilidades o el mama tengo pipi, está claro que es momento de actuar porqué como leí en Asexora, que sigo con regularidad, los abrazos no se explican, los besos no se piden, el sexo no se exige, el amor no se suplica y la complicidad no se compra en el supermecado. Si lo tienes que estar reclamando continuamente la cosa no funciona.
Y es que ¿tanto cambia el argumento desde el principio hasta el durante? ¿Tal vez la otra persona siempre fue así pero nunca nos dimos cuenta? ¿Queréis decir que Robert Downey Jr en “Sólo tú” se volverá soso y desencantado después de 15 años de relación con Marisa Tomei?
¿Si Denys Finch Hatton no hubiera muerto en su avioneta, hubiera dejado de enjuagarle dulcemente el pelo a Meryl streep durante sus safaris en África los años posteriores?
¿Dejarán de jugar Kim Basinger y Mickey Rourke a sus juegos eróticos cuando acuesten a sus hijos de 10 y 5 años por las noches?
¿No volverán a bailar jamás, Baby y Johnny Castle, el incombustible “Cry to me” antes de hacer el amor cuando lleven 16 años juntos?
No le hubiera dicho  Gerard Butler a Hilary Swank que cuando despierta cada mañana lo primero que quiere hacer es ver su rostro, si hubieran formado una familia numerosa y tuvieran problemas para pagar la hipoteca?
¿Qué falla? ¿Nos volvemos insensibles con el tiempo? ¿Comodones emocionales?
Acaso la otra parte no sabe exactamente lo que me gusta, lo que quiero oír, cómo deseo que me trate. Conoce sin duda, como diría Silvio la mirada constante, la palabra precisa y la sonrisa perfecta…
¿¿¿¿¿Y?????  ¿¿¿¿Qué pasa???? ¿Por qué no me lo da? ¿Por qué no se lo doy? ¿Se cumple aquí el prometer hasta meter y pasados 10 años de relación ya no queda nada de lo prometido?
Y ni mucho menos lo digo a modo unidireccional. El síndrome “te tengo muy visto” se suele dar a partes iguales, aunque cada uno lo exteriorice (o no) a su manera. Pero venga, ¿Qué hacemos ahora?  ¿Seguimos o nos separamos? Si cambiamos de pareja, según mi teoría en 20 años ¿volveremos a estar igual?
¿Nos avocamos entonces a una vida como la del artículo de Tessier en la que cada nueva y corta (no)relación es una bomba de adrenalina pero nos perdemos  una vida en común y la preciosa oportunidad de formar una familia con hijos? ¿Optamos por la propuesta de Stacey de echar alguna canita al aire de vez en cuando que aporte la dosis extra de emoción que falta sin que eso incurra negativamente en la dinámica familiar, según ella?
¿O seguimos con nuestro ritmo habitual mata mariposas y compensarnos emocionalmente con la estabilidad y recurrimos al 7ª arte o la literatura para vivir nuestros romances?
Cualquiera de las 3 opciones podría funcionar en un momento dado pero como siendo que este relato no es autobiográfico en esencia pero a pesar de ello mi relación, como todas, pasa por estas fases de vez en cuando, voy a elegir precisamente la última opción. Y lo hago porque lo escribo yo y yo mando. Elijo la tercera, pero a mi manera. Me basaré en el cine para resolver el problema, en una de mis películas de cabecera “Antes del anochecer”, la culminación de la trilogía de Richard Linklater donde se plasma a la perfección todo sobre lo que os he hablado hoy.

Rutinas, desdén, reproches, ni fu ni fa, aburrimiento, el es lo que hay, obligaciones, el día a día, el un día bueno, el hoy salimos y lo pasamos genial pero mañana nos enfadamos porque yo me he levantado 2 veces a calmar al niño y tu sólo una…..y en mitad de todo eso, de repente recordar qué te enamoró de esa persona, volver a ver su esencia aunque este enterrada bajo toneladas de gris,  rescatar y alimentar esas mariposas moribundas para una noche sin motivo, perfumarte y darle un beso de buenos noches, y volver a crear de nuevo, sin quererlo, la MAGIA.

Víctor o Victoria

Ayer tuve sesión en mi trabajo: una revisión sobre sexualidad humana. El psicólogo que nos impartió la charla hablaba de modernísimas tendencias multidireccionales sobre sentirnos del género que se quiera sin importar la biología genética, a la vez que nos compartía la posibilidad de dirigir nuestra atracción hacia un género concreto, el opuesto, los dos a la vez, ninguno o de cambiar nuestras preferencias  a nuestro antojo.
Ante tal perorata yo me posicioné en la variante de la incredulidad teniendo en cuenta que toda esta clase magistral estaba basada en las teorías de Freud, Aristóteles y Laplace, que postularon sus ideas hace bastantes años ya, así que tanta modernidad en su época no me disgusta pero no me cuadra, porque o ellos eran unos visionarios o se ruborizarían al comprobar que en la sociedad actual vamos todos un poco a barullo en tema de relaciones interpersonales. Así que dejémonos de fases orales o fálicas que no las entiendo para nada ni les veo practicidad alguna en la vida cotidiana y vamos a mis elucubraciones sobre tendencias homosexuales. Deseo fervientemente que nadie se sienta ofendido puesto que mi exposición básicamente puede parecer simple y superficial pero ya sabéis que esas son cualidades que suelen caracterizarme así que no os lo toméis por el mal sentido.
Y bien, las personas que se sienten atraídas por personas de su mismo  sexo, a mi entender, buscarían parejas con las características propias de ese sexo muy acentuadas, ¿no? No entiendo porqué precisamente dichas parejas suelen tener rasgos del sexo opuesto al que son, por el que teóricamente no sienten atracción física y de igual modo me cuesta entender la atracción ejercida por la vertiente del travestismo, es decir, si yo fuera lesbiana me buscaría una pareja, mujer, lo más femenina posible porque el tema de tener como pareja sexual a un pseudo hombre con vagina o en caso de travestismo una mujer pero con pene no creo que fuera lo que más satisfacción me trajera en el ámbito de atracción visual pura y dura. No estoy hablando de fea ni guapa, ni de si es nuestro tipo o todo lo contrario. Únicamente me planteo la duda en términos calificativos de género.
Basándome en ese hecho a esta lesbiana imaginaria en cuestión, ¿lo que le atrae que es, los rasgos femeninos internos o los rasgos masculinos que muestra externamente su pareja siendo ésta una mujer?
Después de divagar durante varios años y de algunas conversaciones al respecto por fin lo he entendido. Ha venido la luz a mi simple mente. Lo que enamora a una persona de otra no es obviamente ni su vagina, ni su pene, ni sus tetas, ni su masculinidad o su feminidad, es simplemente su PERSONA. Y para ser exactos lo que a mi verdaderamente me engancha de las personas es su actitud y de cómo exterioriza y comparte con el mundo todo eso que su alma y su mente tienen para ofrecerme, sin importar cómo  sea el envoltorio.
Ahora entiendo  que se pueda sentir fascinación por un hombre o por una mujer indistintamente al género en el que hayas nacido (aclarando que me refiero al terreno sexual, ya que en otros terrenos yo me siento fascinada diariamente por un montón de mujeres y muy de vez en cuando por algún hombre destacado…;)
Me interesa  bien poco por qué genero se sienta atraída fulanita de tal ni con que genero comparta la vida menganito. Como madre os diré que si mi hijo o hija en un futuro deciden compartir su vida con un hombre o con una mujer poco me importará. Ponga lo que ponga en el diccionario, los términos alma, amor y persona no llevan su género grapado en la frente, así que amad chicos y chicas, a esa persona elegida. Amad con pasión y sed bien amados, que lo que opinen los demás, como dice la canción, está de más.


miércoles, 7 de octubre de 2015

viernes, 21 de agosto de 2015

Horóscopo del día...

Y de repente una tarde de viernes, sin querer, te pinchas con una aguja contaminada de sangre. El paciente, “la fuente” como se le llama en estos casos te dice que no tiene nada contagioso pero sabes que debes iniciar el protocolo. Después de 10 años trabajando en el sector y a un mes del cese de tu contrato.
Vamos, puro recochineo del destino.

Y una no quiere dramatizar y los que me conocéis sabéis que yo no soy negativa, pero sí  tiendo a ser realista en ciertos casos. Y voy a la mutua laboral y empiezo los trámites, firmo papeles, autorizaciones, analizan mi sangre, su sangre y decido no iniciar tratamiento antiretroviral de momento. Son decisiones rápidas y creedme, aunque puedan parecer banales, son complicadas. Piensas sobre todo en tu familia y en todo lo que puede cambiar tu vida y la de ellos en ese instante. Y sabes que afrontarás lo que te echen pero inevitablemente vuelves a tener aquella sensación como cuando abriste el TAC cerebral y montas y desmontas tu vida 100 veces en un segundo. Y sientes miedo y rabia y te sientes sola, y lloras un poco y al de un rato, otro poquito más y te comentan que a lo largo de la noche te llamarán para darte los resultados del VIH. El resto tardará un poco más. Gracias.
Sólo queda volver a casa en un interminable trayecto en el que necesitas cambiar 3 veces de transporte y esperar, viendo 101 dálmatas, como si nada hubiera pasado mientras tus peques te preguntan el porqué de esa lágrima silenciosa y tú les dices que se te ha metido una pestaña en el ojo.

Esa era mi semana de emociones fuertes, cese en el trabajo, renuncia en el otro trabajo, ser ama de casa, recolocarme en primaria, abandonar la profesión voluntaria o forzosamente ante tan malas expectativas laborales, comprarme un camión de comida y recorrer ciudades vendiendo pollos a l’ast  y ahora esto y dos horas de espera en urgencias  y ambulancias que entran y salen, tráficos, cosas graves y otras menos graves…y voy recordando la última jornada de urgencias picadas en mi turno, un cuerpo extraño clavado accidentalmente en la anatomía del paciente, una sobredosis que se sale de lo descrito en el manual, 061, carreras por el pasillo, …. Chute de adrenalina en vena. Pero en la mía, en mi vena.
Acabar el día con todos los sistemas de alerta al 110 %, con ganas de una sangría fresquita, de abrazarme con mi compañera de turno y comentar la jugada y lo curioso es que me gusta esa sensación.
¿Y si todo aquello es sólo una treta del destino? ¿Y si resulta que sería feliz trabajando en urgencias? ¿Aguantaría mi corazoncito tanta emoción sostenida? ¿Está mi mente capacitada para gestionar tal avalancha de emociones? ¿Le va a mi esencia tanta emoción? Según mi horóscopo sí, a pesar de ello nunca me había sentido tan identificada con él. Sagitario con ascendente a Escorpio. Siempre he creído que a pesar de encantarme  este signo, sus rasgos definitorios, no iban conmigo. Como si hubiera nacido en un lugar astral en el que no debiera. Pero, y ¿si estoy equivocada y si  me define correctamente en realidad? ¿Se hace una más de su signo con los años? Una compañera de trabajo me recomendó la lectura de una web de astrología: Mia Astral. Os diré que estoy maravillada con su horóscopo semanal. Os prometo que nunca he seguido mi horóscopo regularmente pero me lo clava tantísimo que a veces dudo si esta señora no me está mirando desde un agujerito por una rendija del suelo de su casa de Miami.

Pues bien, el tema es que todo aquello del accidente laboral y el posible contagio quedó en  un susto y mi pérdida de trabajo quedó en un mes de vacaciones pagadas por el INEM. El destino me deparaba un contrato eventual de 6 meses (que  espero  que prospere  a algo más estable) en el centro de atención primaria de mi pueblo, a  4 minutos caminando desde  mi casa. ¿Os podéis imaginar? Cierto es que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana o en este caso un ventanal de aluminio con rotura de puente térmico y doble vidrio con sistema de control solar y baja emisión; para que me entendáis, el premio nobel de las ventanas. Pero, en medio de mi alegría por haber caído en un equipo al lado de casa, con proyección de futuro y posibilidad de mejorar horario, haciendo lo que se me da bien y conozco, con muy buenos compañeros de trabajo y la verdad muy buen rollo…… ¿Dónde ha quedado aquel reciente  afán por la adrenalina y las nuevas sensaciones?
Pues en el cajón de los giros del destino, en el de todo pasa por algo y en el de aquello que guía a las estrellas te guía también a ti por lo que, por algo será y es que estas cosas pasan y sin quererlo se nos recompone la vida y la necesidad de adrenalina se cambia por el gusto por la estabilidad y el afán de un 100%  de horizontes nuevos  se equilibra con un 50% de cambio y un 50 de “más vale bueno conocido que nuevísimo por conocer” y en base a esto me quedo contenta, relajada y bien satisfecha  y sólo durante un segundo fugaz cada 2 o 3 días me sobresalta un sentimiento de clausura, de encarcelamiento en mi nuevo microclima en el que mis movimientos de lunes a viernes se concentran en un radio de 3 km. Y ahí es donde aflora mi sagitario, ese que yo pensaba que no era para  mí  y resulta que estoy llenita a rebosar de su esencia. Estoy a tope amigos, a tope de encanto por la aventura y lo desconocido, de mente abierta  a nuevas ideas y experiencias, de intuición, de buena organización y de espiritualidad, de impaciencia y mal pronto, de lealtad y de necesidad de libertad…..empapada y satisfecha de ser y sentirme de este signo aunque a menudo pase por fases de Sagitario no-practicante.

Mientras tanto mi mente inquieta aprenderá a autogestionar este incipiente deseo de expansión fuera de mi ámbito cotidiano para ser capaz de llegar tan lejos como las flechas de mi arco Sagitario quieran llegar.


miércoles, 5 de agosto de 2015

Sex o No ser...

¿Dónde radica el sex appeal de una persona? Siempre he creído que en la actitud, en el modo de desenvolverse, en el halo que transmite una personalidad versátil y curiosa…pero desde que me he cortado mi larga melena rizada no lo siento así.
¿Dónde esta mi actitud? ¿Dónde esta mi pelo?  ¿Dónde se ha ido mi loba interior? Yo no reboso sensualidad por los 4 costados pero a veces, señores y señoras, me he sentido, como diría mi buena amiga Bridget (Jones), la diosa del coqueteo. Seducción en estado puro….uñas rojas, pelo largo ondeando al viento….y en medio de esta perorata, de repente me surge una duda.
¿Qué tipo de actitud es más atractiva? La devora hombres apretada marcando escote y culo de uñas rojas y mirada felina o la vecinita de al lado con cara angelical en vaqueros y coleta. Hace muchos años mi antigua amiga Irene que siempre vestía muy hippy se intercambió un día su ropa con Sandra, una chica que por el contrario vestía atrevida y sexy. El resultado fue espectacular, Irene estaba preciosa y la amplia sonrisa en la cara de  su novio lo corroboraba…pero, aixxx ¿sabéis que? Que muy guapa si pero para nosotros aquella no era nuestra Irene. Y mi pregunta es ¿Cómo se hace para concordar  nuestra imagen con nuestra actitud o es eso  algo que no conlleva ninguna relación necesariamente?
Hubo un tiempo en que se puso muy de moda el flequillo hacia delante  bien tupido y liso y yo que voy y le pregunto a mi marido…cariño, como te gusto más, ¿con flequillo o sin? Y él me dice que según el momento  a lo que yo, para que no se quede en típica respuesta ambigua de no meterse en jardines, respondo…  -“pues juguemos a los momentos!” ¿Para salir a comprar? Sin flequillo; ¿para salir a bailar? Con flequillo. ¿Para ir al trabajo? Sin flequillo….para el sexooooo? CON flequillo
¿Os podéis imaginar mi indecisión? Quiero que mi marido me vea como una mujer trabajadora de diario y cotidiana o quiero que me vea como una diosa del sexo desenfrenada. O mejor aún, ¿Cómo quiero verme yo? Interesante y superficial dilema  me generó  el flequillo de marras. ¿Qué actitud o qué impresión quería transmitir yo? Y además de eso, ¿me apetecía transmitir la misma actitud las 24h del día, los 365 días del año?
Y entonces es cuando hace un mes en un arrebato de calor y  dolor de cuero cabelludo coleterohorquillero voy yo y me corto el pelo. De mi melena a media espalda me lo dejo a ras de mandíbula, muy lisito, muy mona y muy niña buena y, os preguntareis  ¿Cuál es el problema? Pues que me siento mojigata perdida, sin chispa, sin sex
appeal, sin actitud; Y un sábado de esos tontos  en los que improvisamos  una noche de chicas y nos vamos a bailar, muy recatada yo con mi nuevo pelo a lo Sandra Dee con un vestido requete-tapadito para ir a conjunto y zas…se acerca él, confiado y tranquilo y me da su  teléfono. Llámame me dice. Y yo…..Boom…el macizorro tremendo del pub me ha dado su número a mí?????? Que ha pasado? Madre mía, madre mía, madre mía…será que este pelo tiene algo? Será que el rollo modosita resulta sexy. No lo entiendo y obviamente no me aclaro.
Así que volviendo al hilo del principio, si yo con mi pelo corto no me siento sexy y si no me lo siento no se tener actitud ni desenvolverme pero incluso sin actitud resulta que el bombonazo de turno  sin mediar  palabra se fijó en mi…. ¿Dónde demonios radica el sex appeal?

Ese junto con mil más, son de esos misterios que me encantará descubrir mientras espero a que mi pelo crezca, y por si os llegara a interesar, aquel dilema que os contaba se resolvió, como sino……con flequillo.

lunes, 4 de mayo de 2015

De mare a mare

Quan em van donar al Jon en braços aquell matí d'agost em van venir moltes coses al cap, però una d'elles va ser…. Déu meu, com m'estima la meva mare! Perquè em resultava gairebé increïble que aquella personeta , al segon de vida ja hagués arribat al nivell d'estimació d'altres persones que feia 15,25 o inclús 32 anys que coneixia i perquè realment fins que no vaig ser mare no vaig saber, de veritat, quant m'estimes. I des d'aquell moment vaig tenir clar que mai ningú m'arribaria a estimar de la mateixa manera que tu. Em podrien estimar com un pare, com un marit, com una amiga…però mai com una mare.
Així que aquest petit relat és per tu, mare, mamà, mami, ……MAMA.
Perquè fins que no he vist com em sento després de renyar la Naia,no he sigut capaç d'entendre com et pots sentir quan ens barallem tu i jo.
Perquè només ara puc entendre allò d'aquell dia quan et vas enfadar tantíssim per no sé quina cosa i dos minuts després al marxar, em vas fer un petó i em vas desitjar que ho passes bé. De què t'estranyes? - vas exclamar al veure la meva cara de sorpresa. Que estigui enfadada no vol dir que no et segueixi estimant i vulgui el millor per a tu. Ara, mama. Ara ho entenc.
Perquè només ara sé com se m'omple el cor quan els meus fills em demanen quelcom, i puc entendre com d'orgullosa et sents tu quan et demano alguna cosa i m'ajudes de la millor gana sense esperar res a canvi.
No t'he donat  mai les gràcies per la teva paciència i per saber llegir-me entre línees sense dir-te una sola paraula, no t'he dit que quan feia alguna cosa mal feta d'amagat , t'esquivava la mirada perquè sabia que només d'un cop d'ull te n'assabentaries i que pensava que aquest do te'l regalaven amb el títol de mare però jo, després de 4 anys en el rol, encara el busco sense trobar-lo i em pregunto, com coi ho feies? És més, com coi ho segueixes fent ara???
Ara que la mare soc jo m'adono amb absoluta certesa que m'agrada ser mare però que no vull deixar de ser filla. I Ara que la vida t'ha fet iaia, saps que per mi ,àvia només hi ha una i no li trauré el títol de la millor del món; però ara que et conec en aquest nou paper, si volguessis rebatejar-te hipotèticament com a àvia en lloc de iaia, ho acceptaria. Amb això crec que no cal dir res més.
I ara no penso dir-te totes les coses bones que tens perquè sinó aquest relat es tornarà insuportablement ensucrat i ja no seria el meu estil. Ben cert és que hi ha mil actituds que no comparteixo, potser el motiu sigui que m'assemblo massa a tu en aquestes actituds o potser no. Potser tan sols és que encara no m'ha arribat el moment de compartir-les i que el temps encara ha de seguir canviant el meu pensament. Tan se val perquè, jo no hagués pensat mai que arribaria el dia en que ens solaparíem les frases al dir alhora i en la mateixa entonació les paraules exactes. Tampoc  hagués dit mai que a les fotos que recordo de petita, tu eres més jove del que  jo sóc ara i que la idea mental que jo tenia de tu en aquell moment com a adulta i com a mare, és la que tenen els meus fills de mi ara. I no m'ho acabo de creure perquè jo et recordo com si fossis gran (i jo no m'ho sento) i no em puc imaginar com, en realitat ara ens assemblem tant i tant. Les meves mans amb el pas del temps s'han convertit en les teves,(aquelles que sempre m'havien agradat tant perquè són fines i delicades)  i el primer cop que al mirar una foto em va semblar que em mirava a mi mateixa quan en realitat eres tu ,vaig pensar que havia començat el principi del final ;però el segon cop que em va passar no va resultar tan dramàtic i increïblement el tercer cop no va ser pas tan lleig; perquè tu de lletja no en tens res.
Els nostres moments perfectes, els que recordo estel·lars, son senzills i quotidians, però son els que m'inunden de tendresa, de nostàlgia i de desig de que res canviï. Em quedo amb la teva olor a Rochas i amb les cançons de Pimpinela des del radiocasset de la cuina , amb les trenes de diumenge i  també amb els esmorzars a la granja després de deixar a la nena a la "guarde" o amb els dinars a les quinze nits durant aquests pocs matins d'escapada, amb les pentinades al sofà de casa teva i amb les teràpies de flors quan ja saps el que em passa sense necessitat de testar-ne cap, amb les teves carmanyoles de menjar que m'omplen la nevera i amb els moments de ser només filla!
Parlant d'això, com a filla no sóc perfecte, se que sóc dura amb tu, molt. Més que amb ningú ho he sigut mai. Però m'has mostrat sempre un llindar tant alt en el que es refereix a fortalesa, autonomia, capacitat d'organització, decisió i emprenedoria que crec que pots amb tot i això fa que em mostri de vegades, segons tu, ferotge enfront teu quan detecto debilitats. És cert, ets humana i tens punts febles. Jo també els tinc i aquest és un d'ells.
Tampoc entenc  perquè als meus fills els dic 1000 vegades al dia que els estimo mentre els omplo de petons i en canvi a tu (ni a cap adult) no em surt verbalment ni un sol cop, encara que per descomptat ho pensi. El nostre camí no ha estat una bassa d'oli però de fet, m'atreveixo a dir que tampoc massa difícil. Jo no sóc suau, però tu tampoc. Cadascuna lluita i demostra les seves febleses de maneres diferents, oposades habitualment però amb el mateix objectiu: fer-se entendre i defensar el seu parer. La gran sort es que tot i les inacabables batalles mare-filla, estem sempre disposades  a fumar la pipa de la pau.
T'agraeixo que fossis forta per refer la teva vida quan va caldre i posessis al meu costat a algú tan excepcional com el papa. Què t'haig de dir jo del papa? Ja ho saps, em te el cor robat i deixant apart la brometa històrica de que es va enamorar de mi ; saps que tot el mèrit va ser i segueix sent teu.
T'encoratjo a seguir buscant la veritat de tot allò que t'envolta i encara t'encoratjo més a saber perdonar i oblidar quan calgui per tal de mantenir el que és veritablement important al nostre costat. Sé que ho fas, m'ho has demostrat i has estat de 10. Bé, no ens embalem....de 9'5.

Per acabar vull relatar-te  una petita escena que corre per la xarxa: per creuar un riu d'aigües turbulentes una mare li diu al seu fill
- "dóna'm la ma". I el fill li contesta : - "no mare, dóna-me-la tu, perquè si jo te la dono és possible que amb la força de l'aigua te la deixi anar. En canvi si me la dones tu, sé que mai em deixaràs caure"
Com a filla, desitjo que sentis aquesta mà ben ferma i que sàpigues que mai, mai te la deixaré anar. Feliç dia de la mare. T'estimo.

viernes, 1 de mayo de 2015

Cervezas y tiritas

CASO 1.
Miércoles por la tarde. Inicio mi turno con una urgencia muy picada….061, correr, sufrir por la vida del  paciente….al final, urgencia solucionada. Todo en orden.
Sigo con mi turno, tarde densa de visitas complicadas, la climatización del centro nefasta como habitualmente (lo sé, no puedo quejarme; peor estaría picando en una mina. Cierto), no me da tiempo a parar para hacer un pis ,ni para merendar (y si, ya sé que merendar es de niños, pero  ya sabéis que yo soy muy de menú infantil)
20:10h y la sala de espera de urgencias llena (la hora de cierre teórica son las 20:30, pero la hora de cierre real es al finalizar de visitar a todos los pacientes lógicamente)
Cogemos al siguiente. Mujer, treinta y pocos, consulta porqué haciendo bricolaje se ha clavado algo en el dedo. Se genera buen rollo desde el principio a pesar de que su caso nos está siendo complicado de resolver. Durante la cura las dos enfermeras que la estamos atendiendo comentamos que hoy es uno de esos días en los que nos mereceríamos tomar una cerveza al salir del trabajo y la paciente, de súper buen rollo enseguida dice -"por supuesto! Yo os invito!"
La cosa queda en nada puesto que enseguida le explicamos que era sólo un decir , que las dos tenemos obligaciones familiares y que al día siguiente entrabamos en turno de mañana y nos tocaba madrugar. Ella insiste amablemente y nos promete que ella misma nos llevará a casa.
Al final de la visita sin haber podido extraer el cuerpo extraño en su totalidad, le concertamos una nueva cita para seguir intentándolo. Perfecto! Adiós, gracias. Súper buen rollo. Mi compañera y yo salimos del trabajo esa noche con ganas de darnos un abrazo por el buen trabajo hecho durante todo el turno, salimos contentas, satisfechas y llegamos a casa con ganas de contar nuestro día pero sin cerveza con la paciente.
Llega el viernes y la paciente viene puntual a su nueva visita. El mismo buen rollo. Esta vez me ayuda otra enfermera y accidentalmente durante la cura me pincho con una aguja contaminada con la sangre de la paciente. Iniciamos el protocolo por bioinoculación que,dicho así parece algo rarísimo tipo meteorito proveniente del espacio que se ha metido en mi, estilo los 4 fantásticos más o menos (por lo que como mucho  espero me toque ser la mujer invisible y no La Cosa) pero en definitiva tan solo es eso, un pinchazo con una aguja. La chica se inquieta un poco y me asegura que no tiene ninguna enfermedad pero debemos seguir el circuito. Gajes del oficio, es lo que hay.
El protocolo de marras implica ciertos nervios, preocupación y pájaras mentales porque obviamente el riesgo nunca es cero, al menos no hasta tener los resultados de sus análisis en mi mano. Todo lo que sentí durante el trámite, en urgencias, mientras esperaba los resultados, lo que me vino a la cabeza de mi vida, de mis peques y blablá, os lo contaré en otra ocasión porque ahora no viene al caso de lo que quiero transmitir.
Y bien, todo negativo!  Yuhuuuuuuu! Enseguida llamo a la paciente desde mi teléfono personal (puesto que me notifican los resultados al día siguiente por la mañana; sábado y yo ya había anotado su número precisamente con tal objetivo y así lo había pactado con ella)
- Hola? Soy Cristina, la enfermera. La de ayer. Todo ha salido negativo así que puedes  estar tranquila.
- Y tú también- me responde ella sabiamente.
- Cierto, asiento yo.
- ¡Deberíamos ir a tomar esa cerveza para celebrarlo. Nuestra experiencia ha sido breve pero intensa!
PREGUNTA 1. ¿Es lícito ir a tomar esa cerveza, con esa paciente? ¿Puede una paciente cruzar por algún motivo la frontera a lo personal? Obviamente sólo si ella y yo así lo queremos, no? Si nos hemos caído bien de inicio y encima hemos pasado por una anécdota común fuera de lo habitual yo me pregunto, ¿Y Por qué no? ¿Si la hubiera conocido de juerga o de cajera del supermercado o en mi tienda de ropa habitual, me estaría planteando todo este rollo? ¿Tiene algo que decir el código deodontológico de mi profesión?  ¿Es este caso no ético o es algo que acaso se salga mucho de lo normal?
A mí, a priori no me ocasionaría ningún atisbo de que estoy obrando mal. ¿Y a vosotros?
CASO 2.
Misma historia, mismo caso. En lugar de paciente mujer, paciente hombre. Misma situación breve pero intensa, mismo buen rollo, misma invitación a una cerveza.
PREGUNTA 2. ¿Cambiaria vuestra decisión ahora que el paciente en cuestión es un hombre y yo, la enfermera en cuestión soy mujer y casada?


lunes, 23 de febrero de 2015

Girl power

El otro día en uno de mis trabajos tuvimos que colgar una pizarra de 3 metros en la pared. Era grande y pesaba bastante. Eran las 8 de la mañana y disponíamos de un taladro, brocas, tacos y todo lo necesario para la obra. Teníamos dos opciones: llamar a mantenimiento, cosa que retrasaría la colocación 2 o 3 semanas como mínimo o ponerla nosotras mismas. Está claro cuál fue la opción elegida.
Éramos tres chicas para  marcar, taladrar, sujetar y atornillar. Quedó perfecto. Hicimos un gran trabajo en equipo (y debo aclarar que no suele gustarme trabajar en equipo; soy más de yo me lo guiso yo me lo como  y aunque me encanta el proverbio “si lo haces solo irás más rápido; pero si lo haces en equipo llegarás más lejos” reconozco que lo dejo más para las películas, esas donde se ponen todos a una a fabricar barricadas para luchar contra los señores del mal y yo, en la vida real, me quedo rollo hormiguita más a mi bola)
Pero volviendo al tema, después de aquello me sentí orgullosa (con agujetas en los brazos por taladrar, ya que no caí en poner el percutor; pero orgullosa al fin y al cabo) puesto que nos habíamos compaginado a la perfección y además habíamos conseguido nuestro objetivo sin ayuda externa (y los que me conocéis sabéis de sobra que a mí el necesitar ayuda ni me traumatiza ni me avergüenza).
Y a ese punto quería yo llegar, al por qué de la leyenda urbana sobre los grupos de mujeres y sus malos rollos. Yo trabajo en un equipo donde mayoritariamente somos mujeres y aunque es cierto que hay grupitos y más amiguismo con unas que con otras, en general nos llevamos muy bien y hacemos buena piña. ¿Entonces porqué de esta teoría? Creo que hay demasiada rumorología popular y afirmaciones del tipo que las mujeres somos nuestras peores enemigas entre nosotras o que los hombres son más sencillos, que nosotras nos halagamos a la cara y a las espaldas nos criticamos y en cambio los chicos se saludan, se insultan, se ríen, se dan un abrazo y siguen tan amigos.
Yo suelo estar muy a gusto rodeándome de hombres porque congenio con ellos, tal vez por coquetería o tal vez porqué en el fondo soy una machorra;  pero también con las mujeres. Soy amiga de mis amigas; no de esas amigas de llamaditas cada 24 horas, nosotras nos damos espacio. No necesito charlar cada día con una amiga o hacerlo todo juntas para saber que daríamos un riñón la una por la otra. Reconozco que ser amiga de tus amigas es fácil, por eso nos elegimos mutuamente para ese rol, ¿pero qué pasa con las desconocidas? ¿Tal vez les entramos peor a las chicas que a los chicos a primera vista? Indagándome sobre esto creo que tal vez al principio puedo ser un poco seca o algo reacia. Sé que no soy simpática a primera vista y supongo que no caigo bien de entrada, pero me pasa lo mismo sea mi interlocutor chico o chica, por norma general mi ranciedad inicial no dura más de unos minutos seguramente y después reboso camaradería en estado puro.
Y entonces yo me pregunto si no habremos caído en una misoginia fácil y superficial. No soy feminista, rotundamente, pero tampoco voy a poner la otra mejilla. ¿Os habéis fijado en el lenguaje sexista que usamos diariamente sin darnos cuenta?
Cojonudo es algo bueno, coñazo algo malo. Hombrezuelo es un chavalín que va creciendo, pero ¿y mujerzuela? ¿Y la típica frase de “mujer al volante peligro constante” o la de “mujer tenía que ser”? Paralelamente a esto, debo reconocer  que justamente hablando de ello con un amigo, me hizo notar que también existe una visión sexista hacia el género masculino en la que los tachamos de simplones entre otras cosas. Cierto, Mario (dejo que esa reflexión la escribas tú).
Pero a lo que iba, ¿qué pasa con toda esta palabrería inferiorizante? Pues que al final nos lo creemos y nos incapacitamos nosotras mismas y no nos damos cuenta que podemos hacer todo lo que nos propongamos. ¿Qué demonios significa entonces la expresión “hacer tal cosa como una chica”? ¿Llorar como una niña? ¿Pelear como una chica? Me suele fastidiar bastante el tema del doble rasero y no tengo claro que nuestras cualidades genéticas de base, bien entrenadas, no pudieran compararse e igualarse o ganar a las de los hombres. En alguna ocasión creo que ya he mencionado que soy muy fan de la baronesa Karen Blixen, de memorias de África; de ella y de cómo la trata Denys Finch Hatton en numerosas escenas. Esa es la actitud que debe prevalecer.
Así que lanzo dos breves mensajes a quien los quiera leer: compañeras, si Finch Hatton ya  lo sabía  entonces  (y hablo de 1931) es ahora nuestro turno de decirlo a gritos: No somos malas, no somos misóginas, no somos inferiores a nadie, querámonos y cuidémonos entre nosotras. Al resto del mundo: Las mujeres podemos hacer TODO lo que nos propongamos; lo que no hacemos, no lo dudéis, es sencillamente porque no nos da la gana.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Kokeshi

Ilustración by Cristina con h; Original de Monica Custodio.

Mediocridad

Cuando era adolescente una mañana desayunando con mis padres y durante nuestra charla de horas y horas en la galería de casa ellos comentaron: “- Qué orgullosos deben sentirse los padres de Judith, después de ganar ese campeonato de atletismo”.
Si, ciertamente debían estar muy orgullosos de ella. También yo lo estaba.
Aquella afirmación me rondó por la cabeza tiempo y tiempo, tanto tiempo que fijaros que hoy, con 36 añazos, sigue rondándome.
Aquello hizo que me planteara de qué podían estar mis padres orgullosos de mí. A ver dejadme pensar, evidentemente no soy una atleta, de deporte más bien poco, me gusta patinar sobre hielo y bailar, pero nada serio.
Tampoco he sobresalido en ninguna disciplina intelectual (cuento con los dedos, no tengo ni el first, no me gusta leer a grandes literatos, aprendo de historia por las películas y a menudo necesito un mapa para situarme en el mundo; no os diré más); en lo creativo, otro tanto, un poco de algo pero no mucho de nada.
Cuando era pequeña, mis padres, por su afán de dármelo todo me conseguían todo la información y formación que se les ocurría sobre las cosas que yo verbalizaba como hobbies. Si me gustaban los indios nativos norteamericanos, todas las pelis, libros y documentales del mercado eran para mí. En cambio nunca llegué a profundizar en nada. Me he quedado siempre en la portada de las cosas. Me siento como si nunca hubiera pasado de lo superficial, aprendiz de mucho, maestra de nada. Y no me gusta para nada pero siento que la palabra exacta que lo define es mediocridad. Y lo digo sin ánimo de ofenderme, sin demasiada acritud, sin desesperanza o excesiva vergüenza puesto que no me está yendo mal en la vida, pero…..ainsss, cuando en horas bajas el reflejo que te devuelve el espejo no es lo que esperabas y te ahondas en buscarte por dentro y no te encuentras y te preguntas si debe haber algo en el mundo en lo que considerarte excepcional.
Cuando a veces me quejo de los sueldos desorbitados de algún jugador de futbol o de algún actor o presentador, mi cuñado Iñaki siempre me recrimina que es sencillamente porque ellos generan el doble de dinero de su sueldo. Genéralo tú, me dice. Y yo pienso y pienso qué puedo tener yo que le interese al mundo; y no encuentro nada. Entonces es cuando me voy a lo que verdaderamente me importa y sigo con mis preguntas: ¿de qué se sentirán orgullosos mis padres? ¿Y mi marido? ¿Y mis amigos? Y sobre todo, ¿qué orgullo sentirán mis hijos al verme?
Emulando a la gran Karen Blixen podría decir algo del estilo…”Conozco una canción de África, que habla de la jirafa y de la luna nueva africana descansando sobre su lomo (...) ¿Acaso conoce África una canción que hable de mí? ¿Se agitará el aire sobre la llanura con un color que yo he llevado? ¿O tal vez los niños inventarán un juego en el cual figure mi nombre? ¿Formará la luna llena una sombra sobre la grava del camino que se parezca a mí? ¿O tal vez me buscarán las águilas de las Colinas de Ngong?”
Y en verdad, aunque adoro esta frase, fuera de su sitio me suena prepotente, insegura y necesitada , cosa que ni por asomo era Karen ni quiero serlo yo; así que aunque defina bien la esencia del tema que me atañe hoy, no me gusta el tono en el que redirecciona mi escrito. No puede una dialogar tranquilamente sobre la propia mediocridad sin parecer estar al borde de la depresión?!
Y llegando al final de mi disertación, la pregunta más temida es la que da respuesta al resto de preguntas ¿se sentirán mis hijos orgullosos de mi? Para ello voy a intentar darle la vuelta a la tortilla. Soy hija ahora, soy esposa, soy amiga, soy madre; ¿qué es lo que me llena de orgullo de mis padres, mi esposo, mis amigos y mis hijos? Nada que tenga que ver con sus habilidades intelectuales, ni creativas, ni deportivas. Si son o han sido de diez, pues mejor para ellos, y tal vez suene a excusa de mediocre pero de lo que verdaderamente me siento orgullosa de todos ellos es precisamente de que sean tal como son y de que nos hayamos elegido (allí donde sea que se eligen estas  cosas) para andar juntos nuestro camino y ser capaces de mantenernos unidos a pesar de saber que ni ellos ni yo somos perfectos.
Justamente ayer, mi madre le comentaba algo a Jon sobre irse con otra mamá o algo por el estilo. Mi precioso niño, de un salto vino a cogerse a mis piernas y abrazándose fuerte exclamó: - “Yo me quedo con mi mamá”.
En ese preciso momento fui consciente que ellos, como yo de ellos, están orgullosísimos de mi, sin motivo, sin porqués, sin calificaciones...…Únicamente por ser justo quien y como soy.

miércoles, 28 de enero de 2015

Lady Magdala

Hace un tiempo, bailando con mi hija de 2 años en brazos, de repente caí en la cuenta de lo que decía la canción…..”Si levanto tu falda, ¿Me darías el derecho a medir tu sensatez?” y me paré en seco, la dejé en el suelo y me agache a su nivel. Naia, le dije cogiendo sus manos entre las mías, NUNCA dejes que nadie cuestione tu sensatez por si te levantas la falda o no. Levántatela con quien tú quieras y sólo cuando tú quieras pero que nunca nadie te cuestione nada  salvo tu misma. La niña me miraba con ojos de no entiendo nada y mi marido se reía en la cocina como si esta guerra no fuera con él, cosas de chicas, debió pensar.  A raíz de ahí pienso a menudo últimamente en los valores que debo inculcarles a mis hijos y en los límites de la sensatez, honradez, moralidad, decencia y demás cualidades.
En mi último curso de instituto un compañero, a modo de dedicatoria, me dibujó a mi misma vestida de brujita con una frase que decía: “cuando eres buena, eres buena; pero cuando eres mala, eres mejor”
Millones de frases hacen apología de lo divertido que es ser mala…
Las chicas buenas van al cielo, las malas van a todas partes.
Una buena chica conoce sus límites, una mujer inteligente sabe que no tiene ninguno.
Y yo pienso, ¿Está el buen comportamiento sobrevalorado? ¿Ha pasado de moda el ser buena chica? Y ¿qué es ser buena chica? ¿Se refieren todas esas frases a ser una fresca?, ¿una descarada? ¿Una buscona? Buscona, de buscar. ¿Buscar es malo? ¿Acaso es malo intentar conseguir lo que una quiere? No lo tengo entendido así. Supongo que el término cae en la vertiente negativa si de lo que hablamos es de buscar lo que una quiere en el ámbito sexual. ¿Porqué es políticamente correcto decir me muero de hambre y en cambio no lo es me muero de ganas de tener sexo contigo? A mí se me ocurren infinidad de calificativos mejores que buscona para definir a una mujer que propone eso : directa, clara, sincera, poderosa, autosuficiente, decidida, astuta.
Pero parece ser que estos no valen, parece ser que si todo ese rollo sexual se normaliza y no se marraniza ya no pone tanto. Pero ¿y si una (y no me estoy describiendo a mi misma) es normalita, poco curiosa, con poco afán por descubrir? ¿Qué pasa con las bien tapaditas, de no es por vicio ni fornicio, con las de misionero con la luz apagada los sábados, las de yo con esto ya soy feliz? ¿Y qué pasa con estas mismas mujeres si de repente un día deciden que quieren experimentar? ¿Pasarían entonces a ser objeto de cuestionar su sensatez o su decencia? ¿Sería lícito que quisieran abrir sus horizontes y aprender actitudes nuevas? Y ahí está el quid de la cuestión. ¿Todo es aprendible? ¿Nace una con unas capacidades concretas o las puede adquirir por el camino? ¿Podría llegar a superar al que las tiene innatas? ¿Se puede llegar a un techo de  aprendizaje y no poder saber más de un tema concreto?
Una vez en un arrebato de solucionar la economía familiar verbalicé que antes que mis niños pasaran hambre me metería a puta de lujo si era necesario. Mi marido a modo de piropo me regaló un “tú no puedes ser puta de lujo porque no eres suficientemente guarrilla”
Y ahí es cuando su piropo se convirtió en insulto. ¿Que yo no puedo ser qué???????
Puta, astronauta, surfera, científica…yo no soy nada de eso porqué a mi no me da la gana; y si no soy guarrilla pues aprendo. Y ahí es donde retomamos el hilo de si todo es aprendible o no. Pues a eso que voy yo, si hay que aprender se aprende. ¿Y cómo aprende una a ser guarrilla?
Videos, documentales, artículos, sabiduría popular, pelis porno, libros etc. Toneladas de información al alcance de mi mano.
¿Y de que sirve entonces leerse al Sr. Grey para (como me anunció la amiga de la amiga de la hermana de mi marido) plantearnos nuestra moralidad si resulta que, según la mayoría de las personas con las que he hablado, esto es una marranada, esa es una descarada, eso es una vulgaridad, yo nunca haría esto y aquel protagonista de aquella película de hace años que tan excitante me pareció a mí, resulta que postula en contra de la dignidad de las mujeres, y esto no puede ser y esto no se toca y eso no se dice, esto no procede así que prohibido ni pensarlo … no soporto tanto no, no, no. Me aburre hasta la saciedad.
Así que yo seguía replanteando, teorizando y con diccionario en mano, buscando muchos más términos sexuales desconocidos de lo que yo hubiera apostado…  fisting, bukake, swinger, bondage…
¿Y si ni con estas te queda claro? Pues recurres al típico amigo de la cuadrilla, animador indiscutible de nuestro grupo de WhatsAPP del que todos borramos las fotos y videos que nos manda incluso sin abrirlos porque ya sabemos de qué estilo son. Gran erudito en el tema con lemas tipo “si no da arcada no es mamada” y gran conocedor de la flora y fauna de las técnicas sexuales más disparatadas.
Y digo yo, ¿si tanto tuve que indagar y buscar, significa que he experimentado poco o lo que es peor, significa que soy la puritana vecinita del 5º???? …..Si es que ya lo decían en mi pueblo: “una mujer debe ser dama en la mesa, señora en casa y puta en la cama”…. Por lo que señoras, chicas y niñas del mundo, aprendan bien esta lección: hagan ustedes lo que les de la real gana. Divertíos, subíos o bajaos la falda hasta donde queráis, ponérosla en la cabeza si os gusta más, aprended y mucho mejor desaprended y sobretodo experimentad lo que os apetezca.
Para todo lo demás, contactad con Samuel, el de mi cuadrilla...;)

lunes, 26 de enero de 2015

Volver

Sin pensarlo ni un segundo volvería a mi época de niñez, a los veranos eternos de 3 meses, a la época donde estaban los que ya se fueron, sin peros, sin porqués.
Volvería a la sensación de llegar al camping La Siesta, a las charlas post desayuno en la galería con mis padres, al olor a pipa y a Rochas, las reuniones en el baño y aquel magnifico pisito de mi Raval querido donde había espacio para todo.
Volver al mirar desde mi ventana a los adolescentes de les Escolapios y soñar con ir al instituto, a la universidad, a un campo de trabajo en Sud América……, volver a la siesta del Sol de invierno en el Canadá de mi habitación.
Bajar a dormir a casa de l’avia, y salir al bacón y cenar en mi sillita de madera, mi montaña de arroz blanco con tomate y reír y aficionarnos a cotillear de aquella del 14 o de aquel que baja ahora a comprar a la Matilde. Entrar corriendo porque acabaron los anuncios y salir de nuevo al balcón a la fresca en el siguiente bloque de publicidad.
Volver a las tardes enteras jugando en el portal de mi casa con mis amigos de la calle, mis Coquis, mis primeros amigos, mis mejores aventuras. El campechano de Les Planas, la Barceloneta en el 64, las excursiones con los abuelos de la asociación, nuestro local lleno de luz y vida para la revetlla de Sant Joan y el “duro” trabajo de todos los vecinos de bajar escoba en mano a las 12 de la noche con mangueras para preparar la calle para les festes de la Mercè.
Mis gitanos del Peret diciéndome si soy la Cristineta del Carbonell y la Mercè enseñándome a bailar en una boda gitana con mi vestido blanco de corazones brillantes. El Dirty Dancing con el Richard, el Flashdance con las chicas, mi Eva, mi Raquel, nuestro ángel Jeni, mis queridas hermanas Montse y Silvia y los genuinos Carlos, Pepe y Lito. Mi happy Pifa y nuestro ideal idilio platónico.
Las visitas de piso a piso de la Maite y el Carlos en anorak en pleno agosto para inaugurar el aire acondicionado y las cacerolas para abajo y los postres para arriba.
Las noches de revelado interminable con mi padre, llenando toda la bañera de fotos colgadas secándose, cuando lo importante acababa siendo la buena conversación, las buenas canciones y nuestro momento de complicidad juntos en la carismática habitación de la música.
Las flors de mi madre, el péndulo, las limpiezas de cutis en la camilla de casa. Las duchas de domingo y las trenzas que me hacía para rizarme el pelo mientras merendaba un bocadillo de pan de payés con nocilla.
El estirar la hora de irme a dormir hasta que terminara Luz de Luna y los domingos de Dallas a familia completa y  bocadillo de atún en el sofá.
Las reuniones en la escalera porqué la vecina del 1º se dejó la llave dentro de casa y para acompañarla mientras el “manyà” abría la puerta improvisamos unas galletas con leche y chocolate en el tramo desde el 1º hasta el 4º, sentados en los escalones un total de al menos 3 generaciones distintas.
Mi ojito derecho, mi avia…inmensurable, indefinible, absoluta, perfecta en todas sus épocas. Mi avi enseñándome las tablas de multiplicar y su inconfundible caligrafía. Volver a ser la patarrona de la yaya velleta.
Y la música de los sábados en la cocina…. misa campesina, Bob Dylan, Pimpinela, Paloma san Basilio, Rocio Durcal, Nana Mouskoury y Jennifer Rush. Pink Floyd y el expreso de medianoche, My endless love, Bilitis y cualquiera de Ennio Morricone.
Y yo me pregunto, que canciones recordaran mis hijos de su infancia? La banda sonora de la mía es sin duda inigualable y lo espectacular de todos estos recuerdos es el propio concepto de recuerdo precisamente. Si lo recuerdas es que pasó de verdad. Sólo aspiro a que mis pequeños puedan recordar algún día que su infancia, como la mía, fue sinónimo de felicidad.